Historia

Batalla de Inglaterra: antecedentes, desarrollo, consecuencias


La Batalla de Inglaterra fue el enfrentamiento entre Alemania y Gran Bretaña que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial. Se trató, en realidad, de una serie de combates aéreos que se produjeron entre julio y octubre de 1940, aunque los bombardeos sobre las ciudades británicas se mantuvieron hasta el año siguiente.

Después de haber logrado, en apenas unos meses, controlar la mayor parte de la Europa continental, solo Gran Bretaña se interponía en el camino de las tropas nazis. En un primer momento, Hitler pensaba que los ingleses acabarían rindiéndose, pero ante la negativa de estos planeó una invasión de las islas: la Operación León Marino.

Para poder llevarla a cabo, primero debía destruir su poderosa fuerza aérea y sus defensas marítimas. A partir de julio de 1940, los alemanes comenzaron a bombardear objetivos británicos. Primero se limitaron a atacar sobre el canal de la Mancha, pero pronto ampliaron sus bombardeos a tierra firme, incluida ciudades llenas de civiles.

Finalmente, la capacidad de resistencia inglesa obligó a Hitler a abandonar la idea de invasión. Esta fue la primera gran derrota del ejército nazi y, tras la invasión de la Unión Soviética, obligó a los alemanes a luchar en dos frentes.

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Antecedentes

Tras unos pocos meses de haber comenzado la Segunda Guerra Mundial, el ejército alemán había logrado conquistar buena parte de Europa. Así, en el verano de 1940, las tropas de Hitler tenían en su poder Polonia, Checoslovaquia, Holanda, Bélgica, Dinamarca y Noruega. Además, habían derrotado a uno de sus grandes rivales, Francia.

Dunkerque

A finales de mayo de 1940, las tropas francesas ya habían sido derrotadas por los alemanes y un gran número de soldados británicos (200.000) y franceses (100.000) se habían quedado atrapados en la localidad de Dunkerque, en Francia. Ante esto, el alto mando británico organizó una maniobra para tratar de rescatarlos.

Aunque la evacuación fue un éxito, también supuso que toda Francia quedara en manos germanas. Para esas fechas, solo Gran Bretaña resistía al poder del ejército nazi.

Hitler pensaba que esa soledad obligaría a los ingleses a rendirse, pero estos continuaron negándose a ello.

Preparativos

En Gran Bretaña, ya en junio de 1940, el ambiente era de preocupación. Además de la derrota francesa, los británicos habían fracasado en su intento de defender Noruega de la invasión alemana, lo que provocó la dimisión de Neville Chamberlain, el primer ministro. Su sustituto fue Winston Churchill.

Por su parte, Hitler sabía que Gran Bretaña podía suponer una amenaza para sus intenciones. Uno de sus temores era que los Estados Unidos entraran en guerra para ayudar a su aliado, aunque, en esos momentos, los estadounidenses se mantuvieron neutrales.

Para intentar acabar con cualquier posible resistencia inglesa, Hitler comenzó a preparar una invasión de las islas. La primera fecha prevista fue el 1 de agosto.

Sin embargo, a pesar del poderío militar alemán, la ocupación de Gran Bretaña presentaba mucha dificultad. El canal de la Mancha estaba fuertemente controlado por la marina británica y las fuerzas aéreas estaban preparadas para resistir.

Desarrollo

Con las tropas alemanas preparadas, Hitler aún esperaba que los británicos decidieran rendirse. Sin embargo, Churchill estaba decidido a resistir a toda costa. Fue el propio Primer Ministro británico el que bautizó a estos enfrentamientos. En junio de 1940, pronunció las siguientes palabras durante un discurso que dio en el Parlamento:

“Lo que el general Weygand llamaba la batalla de Francia ha terminado. Supongo que la batalla de Inglaterra está a punto de empezar”

Operación León Marino

El primer plan de invasión alemán se denominó Operación León Marino. Este, que al final no llegó a ponerse en práctica, debía estar precedido de operaciones aéreas para desgastar las defensas británicas.

Entre los más fervientes partidarios de la invasión se encontraba Hermann Göring, el jefe militar de las fuerzas aéreas alemanas denominadas Luftwaffe. Las victorias conseguidas hasta ese momento hicieron que la confianza en su fortaleza fuera absoluta y Göring estaba convencido de que derrotaría a los ingleses fácilmente.

El plan consistía, en líneas generales, en destruir totalmente a la RAF, las fuerzas aéreas británicas, para que las tropas alemanas pudieran entrar en las islas sin problemas. En esos momentos, los nazis contaban con alrededor de 3600 aviones, mientras que los ingleses solo tenían 871.

Ataques aéreos

Esa superioridad llevó a que Hitler diera el visto bueno a la invasión. En un primer momento, los aviones alemanes debían bombardear sin descanso durante tres días y, una vez destruidas las defensas, unidades de paracaidistas tenían que lanzarse sobre Dover para abrir camino al resto de las tropas.

Al inicio de la operación, todo hacía indicar que el plan tendría éxito. En julio, comenzaron los ataques sobre los convoyes marinos ingleses que recorrían el canal de la Mancha. Se trataba de una maniobra para impedir que llegaran mercancías y para comprobar cuál era la capacidad de respuesta británica.

Esos primeros bombardeos también tuvieron como objetivo las defensas antiaéreas que los ingleses habían colocado en sus costas, además de cualquier edificio industrial y las infraestructuras militares.

Bombardeos en suelo británico

A pesar de la superioridad numérica de las fuerzas aéreas alemanes, los británicos tenían una herramienta que les facilitó mucho la defensa de su territorio: el radar. La ventaja táctica que le proporcionó esta tecnología le permitió poder reaccionar con más velocidad ante los ataques alemanes.

Los aviones nazis lograron, no obstante, que los británicos debieran detener la navegación de sus convoyes por el canal de la Mancha. Además, los pilotos ingleses tenían órdenes de intentar evitar el enfrentamiento directo con los alemanes, ya que los aviones de estos eran menos eficientes en el gasto de combustible.

Göring, en la segunda mitad de agosto, cambió la táctica alemana. En lugar de continuar atacando sobre el canal de la Mancha, ordenó bombardear directamente sobre suelo británico. Los aeródromos, las infraestructuras de transporte y los radares se convirtieron en los objetivos principales.

Operación Día del Águila

La nueva táctica ideada por Göring comenzó el 15 de agosto y recibió el nombre de Día del Águila. Solo ese día, los alemanes realizaron más de 2000 incursiones sobre suelo británico. Aunque estos lograron derribar cuarenta aparatos de la Luftwaffe, los daños sufridos por la RAF fueron realmente notables.

Población civil

Esos bombardeos masivos continuaron desarrollándose durante los días posteriores. El 24 se produjo el primer ataque que afectó directamente a la población civil de Londres. Los alemanes achacaron lo ocurrido a un error, pero las numerosas víctimas mortales provocaron que los británicos prepararan una respuesta.

Churchill, junto con su alto mando, dio orden de iniciar una operación como represalia del ataque a los civiles. La consecuencia fue el bombardeo británico a Berlín, con varias fábricas como objetivo.

Tras este ataque, la RAF siguió bombardeando otras localidades germanas, como Hannover. Igualmente, algunas ciudades italianas, como Milán o Turín, fueron objeto de estos bombardeos.

Ribbentrop y Molotov

Justo el mismo día en el que la RAF bombardeó Berlín, el ministro soviético de Exteriores, Molotov, se encontraba en la ciudad para reunirse con su homólogo alemán.

Según cuentan algunos cronistas, al comenzar el ataque los dos políticos tuvieron que buscar un refugio. Ante la insistencia del ministro alemán, Ribbentrop, de que Gran Bretaña estaba muy debilitada, el soviético le respondió “si los británicos están derrotados, ¿quién nos está bombardeando?”.

El Blitz

La reacción de Hitler a los ataques británicos fue despiadada. El Führer ordenó redoblar los bombardeos sobre Inglaterra y que estos se produjeran contra las ciudades.

Desde ese momento, aunque los aviones alemanes siguieron atacando a la industria civil y militar británica, la mayoría de los objetivos se localizaron en las ciudades, sobre todo en Londres.

Esta nueva fase de la guerra se denominó Blitz: un bombardeo continuo sobre las localidades inglesas que duró desde el 7 de septiembre de 1940 hasta mediados de mayo del año siguiente. Se trataba, además de buscar destruir las infraestructuras, de desmoralizar y atemorizar a la población civil de esas ciudades.

El Blitz fue particularmente intenso en septiembre y noviembre. No solo Londres recibía ataques diarios, sino que también ciudades como Bristol, Birmingham o Bath fueron bombardeadas.

Los británicos, mientras tanto, resistieron bajo las bombas, ganando tiempo para reforzar sus fuerzas aéreas. Al final, lograron ese objetivo y pudieron superar a los alemanes en la fabricación de aviones.

7 de septiembre

Uno de los peores días para la población de Londres fue el 7 de septiembre. Los alemanes enviaron ese día 300 bombarderos y más de 600 cazas para atacar la ciudad. El resultado fue la destrucción de los muelles y de diversos barrios residenciales de la localidad.

El resultado de los bombardeos de ese día fue trágico para los británicos. Aunque consiguieron derribar 41 aviones enemigos, la RAF perdió 28 de los suyos. Además, se produjeron unas 3000 víctimas, la mayoría civiles.

Dos días después, la Luftwaffe regresó al cielo británico para continuar con sus ataques. En esta ocasión, los aviones británicos pudieron rechazar al grueso de las fuerzas alemanas.

En esos momentos, a pesar de la resistencia que los británicos estaban presentando, Hitler aún pensaba que Churchill iba a solicitar un alto el fuego.

Battle of Britain Day

Otro de los días en los que Londres sufrió ataques más intensos fue el 15 de septiembre. La magnitud de los bombardeos ha provocado que la fecha sea conmemorada con el nombre de «Battle of Britain Day».

Durante las primera horas de la mañana, los alemanes enviaron 150 cazas, que fueron recibidos por 250 aviones británicos. Por la tarde, la Luftwaffe sumó hasta 340 aparatos. Con ayuda de pilotos llegados desde la ocupada Polonia, la RAF pudo derribar más de 60 aviones enemigos.

El resultado de esta incursión convenció a Hitler de que la Operación León Marino iba a ser imposible. En su lugar, el líder nazi ordenó empezar a bombardear por las noches, de manera indiscriminada.

Entre noviembre de 1940 y febrero de 1941, estos ataques nocturnos fueron bastante frecuentes. Además de Londres, los bombardeos afectaron a Coventry, Liverpool, Manchester y otras muchas ciudades británicas, incluida Belfast, en Irlanda.

Fin de los ataques

Aunque ya no se consideran como parte de la Batalla de Inglaterra, los ataques intensivos de la Luftwaffe continuaron hasta los últimos días de mayo de 1941. A pesar de ello, el Reino Unido no daba muestras de flaqueza e incluso aumentó su producción de aviones.

Finalmente, los alemanes se vieron obligados a variar su táctica. La invasión había quedado descartada hacía ya algún tiempo y sus bombarderos y cazas eran necesarios en otras partes de Europa. Esta necesidad se hizo mayor cuando, el 22 de junio, Alemania dio comienzo la Operación Barbarroja, el intento de invadir la Unión Soviética.

Consecuencias

La mayoría de los historiadores piensan que el resultado final de la Batalla de Inglaterra fue muy importante para el desenlace final y la derrota nazi. Para empezar, en esos momentos solo Inglaterra estaba plantando cara al poderoso ejército alemán, que tuvo que dedicar múltiples recursos en intentar derrotarla.

Sin embargo, no existe consenso acerca de si la invasión hubiera podido producirse incluso si los bombardeos hubieran tenido el éxito que se esperaba. Los expertos que niegan que los alemanes hubieran podido tomar Gran Bretaña, señalan que la superioridad naval británica hubiera frenado a los barcos nazis antes de tomar tierra, incluso sin apoyo aéreo.

Pérdidas materiales

Una buena muestra de la resistencia de la RAF frente a la Luftwaffe es el número de aviones derribados por ambos bandos. Así, mientras los británicos perdieron 915 aparatos, los alemanes casi doblaron esa cantidad, con 1733 aviones derribados.

Aunque a partir del 17 de noviembre de 1940 la posibilidad de que se produjera una invasión había, prácticamente, desaparecido, los alemanes continuaron golpeando suelo británico durante el resto del conflicto.

Segundo frente de batalla

Hitler había esperado la rendición o la conquista de Gran Bretaña para hacer el siguiente movimiento bélico. Aunque ese plan fracasó, el líder nazi procedió a poner en marcha la invasión de la Unión Soviética.

Las tropas alemanas entraron en suelo soviético en 1941 y aunque avanzó a toda velocidad, con el tiempo supuso tener que atender a dos frentes bélicos a la vez. Cuando los Estados Unidos se unieron al conflicto y los soviéticos pasaron a la ofensiva, la dispersión de tropas provocó la inferioridad alemana.

Igualmente, Gran Bretaña se convirtió en la base general de los aliados para recuperar el continente. Desde allí partieron las tropas que participaron en el desembarco de Normandía, el 6 de junio de 1944. Tras el éxito del Día D, el final de la guerra era solo cuestión de tiempo.

Referencias

  1. EcuRed. Batalla de Inglaterra (Segunda Guerra Mundial). Obtenido de ecured.cu
  2. Lozano Cámara, Jorge Juan. La Batalla de Inglaterra (1940). Obtenido de claseshistoria.com
  3. Cardona, Pere. El inicio de la Batalla de Inglaterra. Obtenido de historiassegundaguerramundial.com
  4. History.com Editors. Battle of Britain. Obtenido de history.com
  5. The Editors of Encyclopaedia Britannica. Battle of Britain. Obtenido de britannica.com
  6. Nelson, Ken. The Battle of Britain. Obtenido de ducksters.com
  7. IWM Staff. 8 Things You Need to Know about the Battle of Britain. Obtenido de iwm.org.uk
  8. March, William. Battle of Britain. Obtenido de thecanadianencyclopedia.ca