Conceptos y definiciones

Lexicografía: origen, qué estudia, teórica y práctica


La lexicografía es una disciplina que tiene como objetivo definir y enseñar los procedimientos que deben seguirse para elaborar diccionarios. Por esta razón, muchos autores la definen como una metodología o técnica y no como una ciencia. Cabe destacar que actualmente la lexicografía está sustentada en los fundamentos teóricos de la lingüística.

La palabra lexicografía proviene del vocablo griego leksikográphos, que a su vez está compuesto de dos palabras: leksikós, que quiere decir recolección de palabras y gráphein, que se traduce como escribir. Por lo tanto, la lexicografía es la técnica de recolectar y escribir palabras.

Acorde con el diccionario académico de 1984, se puede definir a la lexicografía como la técnica de componer diccionarios o léxicos. También es definida como una parte de la lingüística que se dedica a establecer principios teóricos teniendo en cuenta la composición de los diccionarios.

El lexicógrafo Manuel Seco, en su discurso de recepción para la Real Academia Española (1980), estableció que la lexicografía no era una ciencia, sino más bien una técnica o un arte. Esto se debe a que, para este estudioso, la disciplina lexicográfica presenta una ambigüedad que permite percibirla como un oficio artesanal que requiere de sensibilidad e intuición.

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Origen

La autora Natalia Castillo, en su texto Valor y dificultad de la lexicografía (1998), estableció que la lexicografía surgió como una disciplina precientífica hace cuatro mil años. Esta afirmación está sustentada en el hecho de que los acadios y los sumerios recopilaban signos que debieron funcionar como diccionarios unilingües (2.600 a. C.).

Esta recopilación tenía una motivación pedagógica y era empleada en las escuelas de los escribas. También existieron catálogos donde se enumeraban los nombres de los objetos, los oficios, las divinidades, entre otros.

Además, de esta época datan los primeros glosarios bilingües donde se hallaban una lista de palabras sumero-acadias. Eventualmente, la primera de estas lenguas se convirtió en la lengua diplomática y culta, lo que sucedió luego de la caída del III Imperio de Ur.

En la biblioteca de Rap’anu (consejero de Estado del reino de Ugarit, 1235-1195 a. C.) incluso se encontraron glosarios cuatrilingües, ya que contenían palabras extraídas de las lenguas sumerio, hurrita, acadio y ugarítico.

La lexicografía normativa

Hasta la segunda mitad del siglo XX, la lexicografía había sido concebida como “el arte de hacer diccionarios”. Durante esta fase la lexicografía se caracterizó por su enfoque normativo, ya que pretendía fijar la lengua en su formato más culto.

Por esta razón, en el transcurso de varios siglos la disciplina generó diccionarios de corte selectivo como por ejemplo el Tesoro de la lengua castellana (1674) de Sebastián de Covarrubias o Diccionario manual de locuciones viciosas y de correcciones de lenguaje (1893) de Camilo Ortúzar.

En consecuencia, los diccionarios elaborados en estas épocas tenían una base lógico-objetiva de enfoque enciclopédico. Esto quiere decir que estos diccionarios describían la realidad de los objetos y no los significados de cada palabra. Por ello se concentraban en los referentes, mas no en los signos lingüísticos.

La lexicografía descriptiva

En las últimas décadas del siglo XX, la lexicografía comenzó a ser interés de los lingüistas. Por ello, expertos en lingüística se incorporaron en la disciplina lexicográfica para investigar sus características e introducirlas en la lingüística aplicada.

En consecuencia, la lexicografía dejó de considerarse como un mero arte y se transformó en una técnica científica. Esto desembocó en la elaboración de diccionarios descriptivos, los cuales hasta el día de hoy no emiten juicios de valor con respecto a cierto vocablo o uso de una lengua. De hecho, intentan describirla de un modo realista sin aplicarle ningún tipo de restricción purista.

Dentro de esta estructura se pueden citar las obras Nuevo diccionario de Americanismos (1988), dirigida por Reinhold Werner y Günther Haensch. Otro ejemplo puede ser el Diccionario ejemplificado de chilenismos, escrito por Féliz Morales Pettorino entre 1984 y 1987.

¿Qué estudia la lexicografía?

El objeto de estudio de la lexicografía es conocer el origen, el significado y la forma de las palabras. Sin embargo, no debe confundirse con la lexicología, que estudia estos mismos factores pero desde un punto de vista más general y científico. En cambio, la lexicografía tiene un cometido utilitario.

Esto no quiere decir que la lexicografía no tenga un enfoque científico; esta disciplina sí emplea los criterios científicos, siempre y cuando considere que todos los materiales léxicos merecen la misma atención. Esto quiere decir que la lexicografía se distancia del estudio científico cuando emite juicios de valor sobre una palabra o vocablo.

Actualmente se han planteado dos vertientes o acepciones de la lexicografía. Por un lado se encuentra la técnica de confección, es decir, la actividad en sí misma de recopilar diccionarios, léxicos y glosarios. Por otra parte, existen los criterios metodológicos y teóricos que debe manejar un lexicógrafo para poder realizar correctamente su labor.

Estas vertientes se conocen como lexicografía práctica y lexicografía teórica o metalexicografía.

Lexicografía teórica

La lexicografía teórica, también conocida como metalexicografía, se encarga de estudiar los aspectos teóricos vinculados con la lexicografía. Por consiguiente, la lexicografía teórica estudia la historia de las actividades lexicográficas, así como también los tipos de diccionarios y la finalidad con la que estos han sido concebidos.

La metalexicografía también debe tener en cuenta el público al que va dirigido cada diccionario, la metodología o estructura de elaboración y los problemas que pueden suscitarse al momento de llevar a cabo su confección. En conclusión, esta rama de la lexicografía evalúa de forma crítica y concreta cada producto lexicográfico.

Lexicografía práctica

La lexicografía práctica es propiamente la elaboración de los diccionarios. Es decir, esta vertiente lleva a la práctica todo lo adquirido de la lexicografía teórica. Para esto se vale de otras disciplinas como por ejemplo la lingüística aplicada. Antes de elaborar un diccionario, todo lexicógrafo debe:

– Conocer las reglas lexicográficas tradicionales e internacionalmente aceptadas.

– Manejar la terminología empleada por la lexicografía.

– Tener la capacidad de identificar los diferentes tipos de diccionarios.

– Conocer el material bibliográfico necesario que le permita solventar los problemas que se presenten durante la elaboración.

– Concebir al diccionario como una herramienta para enseñar una lengua, pero sin añadir juicios de valor sobre determinado vocablo.

Referencias

  1. Castillo, N. (1999) Valor y dificultad de la lexicografía. Recuperado el 27 de noviembre de 2019 de Dialnet: Dialnet.net
  2. Cuervo, C. (1999) Aspectos generales de la lexicografía. Recuperado el 27 de noviembre de 2019 de Biblioteca virtual cervantes: cvc.cercantes.es
  3. Ilson, R. (1986) Lexicographic archeology: comparing dictionaries of the same family. Recuperado el 27 de noviembre de 2019 de Google books: books.google.com
  4. Karpova, O. (2014) Multi-disciplinary lexicography: traditions and challenges of the XXIst century. Recuperado el 27 de noviembre de 2019 de Google books: books.google.com
  5. S.A. (2015) La actividad lexicográfica: teórica y práctica. Recuperado el 27 de noviembre de 2019 de Portal UNED: portal.uned.es
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  7. Tarp, S. (s.f.) Lexicografía de aprendizaje. Recuperado el 27 de noviembre de 2019 de Dialnet: Dialnet.net