Trastornos mentales/Psicopatología

Onicofagia: causas, consecuencias, grados, tratamientos


La onicofagia es un síndrome psicológico relacionado con el trastorno obsesivo – compulsivo. El principal síntoma de las personas que lo sufren es la necesidad apremiante de morderse las uñas, incluso cuando hacerlo puede provocar problemas estéticos, sociales o incluso de salud.

El hecho de morderse las uñas en sí no tiene por qué ser algo muy negativo, sino que puede tratarse simplemente de un mal hábito ligeramente molesto. Para que se considere que un individuo padece onicofagia, es necesario que las consecuencias de este hábito sean mucho más severas, y que aparezcan algunos síntomas relacionados con el mismo.

Por ejemplo, muchos de los pacientes con onicofagia sienten una gran ansiedad que solo puede ser resuelta mediante el acto de morderse las uñas. Este hábito, por lo tanto, se convierte en una compulsión, y las personas que sufren el trastorno sienten que no tienen la capacidad de controlarse incluso cuando saben que sus actos les están perjudicando.

Hoy en día, la onicofagia está recogida dentro del DSM – V, el manual oficial utilizado en el campo de la psicología para diagnosticar trastornos mentales. En concreto, se encuentra clasificada como un trastorno obsesivo específico. Como tal, el tratamiento de este problema tendrá que ir dirigido primero a eliminar las compulsiones y las obsesiones, y más tarde a solucionar las causas subyacentes.

 

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Síntomas

Como ya hemos visto, la onicofagia se caracteriza principalmente por el hábito de morderse las uñas de forma compulsiva. Este hábito, sin embargo, no tiene por qué indicar por sí mismo la presencia de un trastorno mental, sino que puede ser consecuencia simplemente de una mala costumbre. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre el hábito y la enfermedad psicológica?

Al igual que ocurre con otras variantes del trastorno obsesivo compulsivo, la primera señal que alerta sobre la presencia de este problema psicológico es la aparición de ansiedad o malestar mental extremo. Este malestar solo desaparece cuando la persona realiza alguna acción en concreto; en este caso, morderse las uñas.

Al mismo tiempo, en muchos casos el individuo afectado por la onicofagia tiene la creencia de que algo horrible va a ocurrir si no se muerde las uñas. La mayoría de las veces estas ideas catastrofistas tienen que ver con la posibilidad de sufrir un ataque de ansiedad, perder el control, o verse superado por sus emociones.

Por otro lado, la persona que sufre onicofagia normalmente se ve asaltada por emociones negativas como vergüenza o culpa por el hecho de morderse las uñas; aunque también pueden estar relacionadas con el aspecto físico de sus dedos, que a menudo estarán muy deteriorados.

Este síntoma normalmente provoca que la persona trate de ocultar el estado de sus uñas y sus dedos. En versiones muy extremas de la onicofagia, la vergüenza puede llevar a los afectados a evitar el contacto social, sufriendo así deterioros en áreas de su vida como la familiar o la laboral.

Causas

Como ocurre a menudo cuando hablamos de trastornos mentales, no es posible apuntar a una única causa para la onicofagia. Su aparición puede estar mediada por factores de todo tipo, que incluyen desde la genética de la persona que la sufre hasta su entorno, sus experiencias, su forma de pensar o sus aprendizajes previos.

Por ejemplo, se cree que puede existir un cierto componente innato que haga más probable la aparición de la onicofagia. Algunas investigaciones apuntan a que determinadas familias podrían tener una mayor propensión a desarrollar ansiedad, padecer conductas compulsivas o tener tendencia a obsesionarse.

Por otro lado, el hecho de morderse las uñas puede ser un efecto de un mal aprendizaje durante el desarrollo. Algunos expertos aseguran que este hábito es la evolución directa de otros como por ejemplo chuparse el dedo pulgar; y que en la mayoría de los casos se mantiene desde la niñez y va empeorando con el tiempo.

La salud emocional también juega un papel fundamental en la aparición de la onicofagia. Se sabe que este trastorno es mucho más habitual en personas que tienen niveles muy altos de emociones negativas, como ansiedad, preocupación, estrés o incluso aburrimiento. Morderse las uñas podría ser una estrategia de afrontamiento que se descontrola por diversas circunstancias.

Por último, la onicofagia también podría aparecer como consecuencia de la presencia de otro trastorno psicológico subyacente, como el TDAH o el de ansiedad generalizada; o debido a que la persona ha vivido experiencias traumáticas, como pueden ser una relación abusiva, un divorcio o la muerte de un familiar.

Trastornos relacionados

En algunas ocasiones, la onicofagia está provocada por un trastorno psicológico subyacente más grave. Por ejemplo, se ha comprobado que en el 75% de los casos en los que una persona tiene TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) también presenta el hábito de morderse las uñas.

Algo similar ocurre con otros trastornos como trastorno desafiante oposicionista, trastorno de ansiedad por separación, y trastorno obsesivo compulsivo.

Consecuencias

Para que el hecho de morderse las uñas se considere parte de un trastorno psicológico, este hábito tiene que provocar un malestar significativo a la persona que lo lleva a cabo y provocar un deterioro importante en algunas áreas de su vida.

Por un lado, las consecuencias más evidentes de la onicofagia son las que tienen que ver con la salud física. Morderse las uñas a menudo provoca efectos muy negativos en los dedos, como la aparición de infecciones, el dolor constante en las manos, la deformación de las uñas o incluso la creación de problemas bucales, como el daño de los dientes.

Además de esto, las personas con onicofagia a menudo sufren un importante deterioro en todas las áreas en las que existe un componente social. Esto se debe principalmente a dos factores: al estigma asociado normalmente con morderse las uñas, y a las emociones negativas del propio afectado, que puede sentir vergüenza por estar llevando a cabo un comportamiento que sabe que es negativo.

Si el trastorno no es tratado, y los síntomas siguen empeorando, la persona puede acabar aislándose socialmente, ya sea porque evita a los demás por su propia voluntad o porque sus seres queridos le acaban dando de lado.

Grados

Cuando hablamos de morderse las uñas, lo primero que hay que entender es que este hábito solo puede ser considerado como parte de un trastorno mental si se presenta junto con los otros síntomas mencionados anteriormente y causa un deterioro considerable a una o varias áreas de la vida de la persona.

De esta manera, normalmente se distingue entre tres tipos de adicción a morderse las uñas: aquellas que no representan ningún peligro para la salud mental, las que tienen un carácter subclínico, y las que constituyen por sí solas un trastorno mental o aparecen junto a otros más graves.

En el caso de las personas que solamente tienen el hábito de morderse las uñas pero no sufren ningún otro síntoma negativo, como la necesidad de hacerlo para aliviar su ansiedad o el deterioro en sus relaciones sociales, normalmente se considera que no presentan realmente onicofagia. Por el contrario, en este caso hablaríamos de una mala costumbre, que aún así sería conveniente eliminar.

Un paso más allá estaría la versión subclínica de la onicofagia. En estos casos, los afectados tienen uno o varios de los síntomas asociados con el hecho de morderse las uñas compulsivamente, pero las consecuencias negativas que experimentan en su vida debido al mismo son bastante leves. Cuando aparece esta versión, en algunos casos se mantendrá estable, mientras que en otros irá a peor con el tiempo.

Por último, se considera que la onicofagia constituye un verdadero trastorno mental cuando el deterioro causado en la vida cotidiana de la persona es muy severo. Cuando esta aparece, normalmente es necesaria la intervención de un profesional de la salud mental para ayudar al afectado a afrontar adecuadamente este síndrome.

Tratamientos

Dependiendo con la que se presente la adicción a morderse las uñas, se pueden utilizar muchos tipos distintos de tratamientos. En los casos en que se trate simplemente de un mal hábito, será posible utilizar técnicas conductuales que ayuden a la persona a asociar este acto con algo desagradable, de tal manera que le sea más sencillo dejar de hacerlo.

Por ejemplo, mucha gente opta por pintarse las uñas con un esmalte incoloro pero que tiene un sabor muy desagradable. Así, al mordérselas y notar una sensación poco placentera, les es más sencillo acabar con este hábito de con rapidez.

En los casos en los que la onicofagia es más severa, sin embargo, no suele bastar con utilizar técnicas conductuales. A menudo, es necesario proporcionarle a la persona técnicas de afrontamiento más saludables que le permitan solucionar el problema subyacente, disminuir su ansiedad y controlar mejor sus emociones.

En este sentido, existen muchas técnicas y terapias distintas que pueden emplearse con éxito para el tratamiento de este trastorno. Algunas de las más conocidas con la cognitivo – conductual y la de aceptación y compromiso.

Además, en ciertas ocasiones la terapia psicológica puede complementarse también con el uso de fármacos, que ayuden a la persona a mejorar su estado de ánimo y enfrentarse mejor al problema.

Referencias

  1. “Onychophagia (Nail Biting)” en: Psychology Today. Recuperado en: 23 Octubre 2019 de Psychology Today: psychologytoday.com.
  2. “What is onychophagia?” en: Sha Magazine. Recuperado en: 23 Octubre 2019 de Sha Magazine: shawellnessclinic.com.
  3. “¿Qué es la onicofagia? Causas y solución para no morderse las uñas” en: Psicoadapta. Recuperado en: 23 Octubre 2019 de Psicoadapta: psicoadapta.es.
  4. “10 trucos para dejar de morderse las uñas” en: Psicología y Mente. Recuperado en: 23 Octubre 2019 de Psicología y Mente: psicologiaymente.com.
  5. “Nail biting” en: Wikipedia. Recuperado en: 23 Octubre 2019 de Wikipedia: en.wikipedia.org.