Diagnóstico psicopedagógico: características, elementos, fases, ejemplo
El diagnóstico psicopedagógico es una de las fases fundamentales de todo proceso de enseñanza personalizada, así como el conjunto de herramientas que permiten llevarla a cabo correctamente. Se basa en el estudio de todas las características psicológicas y educativas de un alumno con el objetivo de fomentar su aprendizaje lo máximo posible.
Aunque puede ser útil en prácticamente cualquier contexto de adquisición del conocimiento, el diagnóstico psicopedagógico suele utilizarse principalmente en los casos en los que un alumno presenta algún tipo de problema de aprendizaje. Su objetivo es conocer la realidad educativa del estudiante tan a fondo como sea posible.
A partir de un buen diagnóstico psicopedagógico los profesionales de la enseñanza son capaces de diseñar intervenciones personalizadas que permitan solucionar el problema educativo concreto. Para ello se utilizan multitud de herramientas destinadas a conocer lo que ocurre con la mayor objetividad y profundidad.
El diagnóstico psicopedagógico busca entender todos los aspectos que puedan estar influyendo en el proceso de aprendizaje, desde la personalidad del estudiante hasta la posible presencia de trastornos del desarrollo. Además, también trata de comprender el contexto en el que se encuentra el alumno.
Índice del artículo
- 1 Características del diagnóstico psicopedagógico
- 2 Elementos
- 3 Fases del diagnóstico psicopedagógico
- 4 Ejemplo
- 5 Referencias
Realizar un diagnóstico psicopedagógico puede ser muy útil en multitud de contextos de aprendizaje diferentes. Sin embargo, debido a que se trata de un proceso muy costoso, generalmente solo se emplea en aquellos casos en los que existe un problema de aprendizaje que no se ha conseguido solucionar por otras vías.
De esta manera el diagnóstico psicopedagógico suele entenderse como un proceso que se da en un momento determinado y que solo se extiende el tiempo que sea necesario para identificar el problema y plantear soluciones para él. Por tanto su objetivo está muy claro y no suele prolongarse durante un periodo muy amplio.
Cualquier persona que esté buscando adquirir nuevos conocimientos podría beneficiarse de un diagnóstico psicopedagógico. Sin embargo, debido a su naturaleza compleja y a su carácter formal, en la mayoría de los casos solamente se emplea esta técnica dentro del sistema educativo formal.
Así, lo más habitual es encontrar un diagnóstico psicopedagógico dentro de colegios o institutos, en los que los profesores o el orientador se encargan de la mayor parte del trabajo.
Al contrario que otras técnicas educativas con algunas características similares, el diagnóstico psicopedagógico tiene un carácter muy práctico. De esta manera su objetivo principal es el de comprender los problemas que pueden llevar a una persona a no cumplir sus metas de aprendizaje, y diseñar una intervención adecuada en base a lo que se ha descubierto.
Esto quiero decir que por naturaleza el diagnóstico psicopedagógico es una herramienta que tiene un ciclo vital muy definido: comienza a aplicarse cuando se detecta un problema educativo para el que no se encuentra solución, y deja de usarse en el momento en que se ha definido el plan de acción a seguir.
El objetivo de un diagnóstico psicopedagógico es conocer con la mayor profundidad posible las características de un alumno y del contexto en el que se encuentra, para así poder diseñar una intervención personalizada que le ayude a resolver sus problemas de aprendizaje. Debido a ello, es necesario tener en cuenta multitud de elementos diferentes.
Por un lado, lo primero que se estudiará serán las características personales del alumno. Esto puede incluir todo tipo de elementos distintos, desde su personalidad y los rasgos más destacados de la misma hasta otros como su capacidad para gestionar sus emociones, sus intereses, su nivel de motivación o los posibles problemas de aprendizaje que pueda presentar.
También se tendrán en cuenta ciertos elementos biológicos. En este sentido destaca principalmente la presencia de ciertos trastornos del desarrollo, como podrían ser la dislexia, los trastornos del espectro autista, el TDA o la hiperactividad.
Conocer el contexto en que se mueve el alumno también es fundamental para formular un diagnóstico psicopedagógico correcto. Aspectos como su relación con sus padres o con los compañeros de clase, su historial académico, las características del centro y su situación socioeconómica pueden ayudar a comprender mejor la naturaleza de los problemas de aprendizaje presentados por un estudiante.
Una vez que se ha detectado que existe una dificultad severa en el aprendizaje y se ha determinado que es necesario llevar a cabo un diagnóstico psicopedagógico, el primer paso es realizar una investigación profunda y exhaustiva sobre la situación. En ella se estudiarán todos los elementos que hemos visto en la sección anterior.
La idea detrás de esta fase es recopilar toda la información posible sobre la situación del alumno y las causas más probables de su problema. Esto tiene el objetivo de que la siguiente fase, en la que se busca realizar el diagnóstico propiamente dicho, sea lo más sencilla posible.
Esta fase comienza tan pronto como se han recopilado todos los datos existentes sobre las dificultades del estudiante. En ella los profesionales tratan de realizar un diagnóstico en base a lo que han descubierto hasta el momento, de tal manera que puedan plantearse un plan de acción para solucionar el problema.
Con todos los datos ya recopilados y el diagnóstico terminado, el siguiente paso implica la realización de un plan de acción con el que se pretende solucionar el problema de aprendizaje del alumno.
Si se han realizado las dos fases previas correctamente, esta etapa será muy sencilla gracias a la existencia de una abundante literatura sobre los trastornos de aprendizaje más comunes.
La última fase de un diagnóstico psicopedagógico tiene que ver con la puesta en marcha del plan de acción y la revisión por parte del equipo docente de los resultados obtenidos.
Si se ha conseguido solucionar el problema la intervención se considerará un éxito; pero si no se han obtenido los resultados esperados, será necesario volver a comenzar con el proceso.
Marcos es un estudiante de 1º de educación secundaria que tiene muchos problemas para seguir el ritmo de sus compañeros. Tras realizar una investigación a fondo con el niño, su orientador determina que padece de trastorno por déficit de atención, lo que le impide concentrarse y aprender tan bien como podría.
Al haber detectado el problema, el equipo docente puede acomodar sus clases para minimizar las dificultades de Marcos, y ayudar al propio estudiante a gestionar sus necesidades especiales mediante técnicas diseñadas exclusivamente para esta patología.
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