Anatomía y fisiología

Trompa de Eustaquio: características, funciones, trastornos y disfunciones


Las trompas de Eustaquio son dos canales, derecho e izquierdo, asociados cada uno de ellos con la cavidad timpánica del oído medio del lado correspondiente (derecho e izquierdo) y que comunican, respectivamente, dichos compartimientos del sistema auditivo con la nasofaringe.

Por lo general recibe el nombre de “trompa de Eustaquio” en honor al anatomista que la descubrió en el siglo XVI, pero se le denomina también comúnmente “tuba”, “trompa auditiva”, “trompa timpánica” o “tubo faringotimpánico”.

Estos nombres hacen referencia a la relación de tales estructuras con el sistema auditivo y más estrictamente con la cavidad timpánica.

La trompa de Eustaquio no tiene ninguna función directa en los procesos de transmisión mecánica de las ondas sonoras, ni en los de procesamiento sensorial o de conducción nerviosa propios de la función auditiva. Sin embargo, al permitir la igualación de las presiones a ambos lados de la membrana timpánica, contribuye a que esta tenga el grado de tensión adecuado para la transmisión fiel de dichas ondas.

Características de la trompa de Eustaquio

– La trompa de Eustaquio aparentemente se desarrolla a partir de una estructura embrionaria conocida como “receso tubotimpánico”, que se origina probablemente, a su vez, en la proximidad de la primera bolsa faríngea embrionaria.

– Se trata de un conducto de entre 35 y 45 mm de longitud.

– Conduce, siguiendo una trayectoria descendente, hacia adelante y hacia adentro, desde la cavidad timpánica en el oído medio hasta la nasofaringe, un espacio ubicado detrás de los pasajes nasales, en continuidad con estos y encima del paladar blando.

Partes/anatomía

Tomando en cuenta el inicio de su trayecto a partir de la cavidad timpánica y su final a nivel de la nasofaringe, la trompa de Eustaquio se puede considerar dividida en:

– un trayecto inicial o porción ósea y

– un segmento final o porción cartilaginosa, unidas ambas en una región estrecha (estenosada) llamada istmo.

Porción ósea

Corresponde al primer tercio de la longitud de la trompa de Eustaquio; es una prolongación cilíndrica y anterior de la cavidad timpánica.

Ocupa una especie de semicanal en el peñasco del hueso temporal y puede considerarse una porción del área neumática (llena de aire) de dicho hueso, junto con la cavidad timpánica propiamente dicha y las celdillas aéreas de la apófisis mastoidea.

Se relaciona cranealmente (por arriba) con el semicanal para el tensor de la cuerda del tímpano; por delante y por fuera con la porción timpánica del temporal, y por detrás y por dentro con el conducto carotídeo.

Porción cartilaginosa

Está representada por los dos tercios inferiores o distales de dicho tubo, una vez que el mismo abandona el espesor del peñasco del temporal.

Se considera que esta porción es un divertículo de la faringe y se halla en la cara inferior de la base del cráneo, en un surco entre el ala mayor del esfenoides (un hueso en la base del cráneo) y la porción petrosa del hueso temporal.

La estructura de su pared está hecha de cartílago de tipo elástico, y es una lámina completada al final, caudalmente, por tejido conectivo.

Se relaciona por fuera con el tensor del velo del paladar, con el nervio maxilar inferior y con la arteria meníngea media; por dentro, con el elevador del velo del paladar y con el receso faríngeo.

Orificio faríngeo de la trompa de Eustaquio

Es el agujero que marca la desembocadura de la trompa en la nasofaringe. Son dos, uno a cada lado y para cada trompa.

A través de estos agujeros, y accediendo a ellos por los agujeros nasales externos, se puede practicar la cateterización de las trompas durante ciertos procedimientos quirúrgicos.

Este hecho hace importante el conocimiento de la ubicación de dicho agujero, que se encuentra a cada lado sobre la pared externa correspondiente de la nasofaringe y aproximadamente entre 1 y 1.5 cm:

  1. a) caudal (por debajo) al techo de la faringe,
  2. b) ventral (por delante) a la pared posterior de la faringe,
  3. c) craneal (por arriba) al nivel del paladar y
  4. d) dorsal (por detrás) al cornete inferior y al tabique nasal.

Revestimiento epitelial de las trompas

Tanto la cavidad timpánica como la trompa de Eustaquio se encuentran revestidas internamente por un epitelio mucoso que posee ciertas características diferenciales dependiendo del segmento de que se trate.

La porción ósea se encuentra recubierta, al igual que la cavidad timpánica, por una especie de “mucoperiostio” que normalmente se caracteriza por un epitelio de células cúbicas, aplanadas y sin cilios.

La mucosa de la porción cartilaginosa, por su parte, se asemeja más al epitelio respiratorio pseudoestratificado de la nasofaringe, con células cilíndricas y ciliadas.

Funciones

Las funciones de la trompa de Eustaquio están relacionadas con su carácter de conducto que comunica la caja timpánica con la nasofaringe y que permite el paso de flujos líquidos y/o aéreos entre ambas cavidades.

Participan en el flujo de líquido

Cabe destacar que la mucosa periostial de la caja timpánica del oído medio está produciendo continuamente secreciones mucoserosas que son drenadas hacia la nasofaringe por medio de estas trompas.

Ese drenaje se ve facilitado por la acción de la gravedad, ya que dichos conductos siguen un trayecto inclinado y descendente y el orificio de salida en la nasofaringe está a un nivel más bajo que el de entrada en el tímpano.

A este hecho se suma el movimiento de los cilios del epitelio de la porción cartilaginosa que contribuye activamente a empujar dicho moco en sentido descendente.

Participan en el flujo de gas

Las trompas comunican la cavidad timpánica con el gas contenido en la nasofaringe, que a su vez está en equilibrio de presión con el aire atmosférico.

De allí que cuando las trompas están abiertas, la presión del gas en las cavidades timpánicas sea la misma que la presión del gas atmosférico.

Ese equilibrio en la presión se da por el flujo aéreo en uno u otro sentido. Cuando la presión atmosférica es baja con respecto a la timpánica, el gas se mueve hacia afuera y la presión timpánica también baja.

Por el contrario, cuando baja la presión timpánica, el gas fluye desde afuera y la presión timpánica sube.

El resultado de este equilibrio hace que la presión que la atmósfera ejerce sobre la cara de la membrana timpánica que da hacia el conducto auditivo externo, sea exactamente la misma que la presión que esa misma atmósfera ejerce sobre la cara de la membrana que da hacia la cavidad timpánica.

Este equilibrio de presiones entre ambas caras de la membrana timpánica es una condición fundamental para que esta última tenga la forma y el grado de tensión apropiados que le permitan la transmisión óptima de las vibraciones sonoras.

Participa en la deglución

La porción cartilaginosa de las trompas se encuentra colapsada, es decir, las trompas están cerradas y no hay comunicación entre sus extremos.

Al producirse el fenómeno de la deglución las trompas se abren, bien sea de manera pasiva o por acción del músculo tensor del velo del paladar.

La deglución es un proceso que se produce de manera intermitente y a intervalos más o menos cortos, puesto que continuamente se producen secreciones mucosas a lo largo de la faringe y saliva a nivel de la cavidad bucal, secreciones que son ingeridas por esa deglución frecuente.

Trastornos y disfunciones

Algunas alteraciones en la función de la trompa de Eustaquio están relacionadas con su obstrucción y la ruptura del equilibrio de presión entre el conducto auditivo externo y el oído medio, lo cual conduce a una reducción considerable en la eficacia de la transmisión de las ondas sonoras y a la producción de un cierto grado de sordera.

Cambios de presión

Al alcanzar alturas considerables, como cuando se asciende en un avión o se sube una montaña, la presión atmosférica desciende y el aire contenido en la cavidad timpánica se expande y rechaza hacia afuera a la membrana del tímpano.

Si no se realizan movimientos de deglución, la presión interna más alta puede abrir súbitamente las trompas produciendo un “chasquido”.

Cuando se pierde altitud se producen cambios inversos de presión. La del tímpano se hace más baja que la atmosférica, lo cual produce una retracción o fruncimiento de la membrana con la producción de sordera.

En este caso no se producirá la apertura espontánea de las trompas, que tienden más bien a colapsarse.

Para corregir la diferencia se hace obligatorio la realización de maniobras como la deglución forzada, el bostezo o la maniobra de Valsalva.

Una complicación que puede producirse, aparte de la producción de dolor, es la ruptura de la membrana timpánica. Fenómeno que no suele producirse a menos que la diferencia de presión supere los entre 100 y 500 mm de Hg, lo que suele suceder a los buzos.

Bloqueos por enfermedad

Aparte de los cambios circunstanciales de la presión circundante, diversas patologías pueden conducir a la obstrucción de las trompas.

Entre ellas destacan el resfriado común y otras infecciones de las vías respiratorias altas, las infecciones crónicas del oído medio, la rinitis, la hipertrofia de las adenoides y las alteraciones del tabique nasal.

Referencias

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