Trienio Liberal: antecedentes, desarrollo, políticas y final
¿Qué fue el Trienio Liberal?
El Trienio Liberal, también conocido como Trienio Constitucional, fue un periodo de la historia de España que se desarrolló entre 1820 y 1823. Durante esta etapa, los liberales obligaron al rey Fernando VII a jurar la Constitución de Cádiz, promulgada en 1812. El monarca debió abandonar así el absolutismo y compartir parte de su poder.
Fernando VII había recuperado el poder en 1814, después de que las tropas francesas que habían ocupado España tuvieran que abandonarla. El rey restauró la monarquía absoluta y dio inicio a un periodo denominado sexenio absolutista.
En 1820, un general que había sido destinado a combatir las insurrecciones en las colonias americanas, Rafael del Riego, se sublevó contra el rey. Este levantamiento liberal obligó al rey a asumir la Constitución de 1812. Sin embargo, Fernando VII no cesó de conspirar para recuperar su poder absoluto.
Por su parte, los liberales se dividieron en dos sectores, lo que complicó la actuación del gobierno. La mala situación económica provocó levantamientos en varias zonas del país. Este periodo finalizó en 1823, cuando Francia envió a un ejército con la misión de acabar con el régimen liberal y devolver a Fernando VII todos sus poderes.
Antecedentes
Tras la invasión francesa de España, Napoleón impuso como rey a su hermano, José Bonaparte en sustitución de Fernando VII.
Durante los años de dominio francés, los liberales españoles había presentado resistencia, e incluso promulgaron en 1812 una constitución en la que se plasmaban los ideales ilustrados.
La ocupación se prolongó hasta 1814, cuando Fernando VII logró recuperar el trono. Sus primeras medidas tuvieron como objetivo anular todo lo aprobado por los liberales, incluida la constitución. El monarca reinstauró las instituciones del Antiguo Régimen, con lo que dio comienzo el llamado sexenio absolutista.
Las políticas establecidas por Fernando VII y sus partidarios trataron de acabar con cualquier amenaza liberal en el país. Sin embargo, durante los años siguientes estallaron varias conspiraciones en su contra, aunque ninguna tuvo éxito.
El Trienio Liberal
Pronunciamiento de Riego
Rafael del Riego, un militar liberal que había sido destinado a combatir a los insurgentes de las colonias americanas, protagonizó la siguiente insurrección contra el rey.
En lugar de proseguir su camino hacia el puerto en el que debía embarcar, Riego se levantó contra el monarca el 1 de enero de 1820, en Las Cabezas de San Juan, provincia de Sevilla.
El militar proclamó la restauración de la Constitución de 1812 y de las autoridades surgidas de esa Casta Magna. Su levantamiento fue ganando partidarios hasta que el rey tuvo que reaccionar.
Jura de la Constitución
Tres meses después del pronunciamiento de Riego, el Palacio Real de Madrid, la capital española, fue rodeado por una multitud para exigir al rey que recuperara la constitución liberal.
El 9 de marzo de 1820, Fernando VII tuvo que acceder a las demandas de Riego. Sus palabras fueron las siguientes: “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”.
A pesar de jurar la Constitución, Fernando VII se dedicó desde el primer momento a obstaculizar el trabajo de los gobiernos liberales y de las instituciones constitucionales.
Cortes del Trienio
Las Cortes surgidas a raíz de la aceptación de rey de la Constitución de Cádiz estuvieron formadas principalmente por diputados liberales.
El acuerdo exigía que la Corona y las nuevas Cortes compartieran el poder, pero en la práctica esto se demostró casi imposible. Fernando VII, cuyas funciones le permitían tomar bastantes decisiones, no dudó en actuar en contra del gobierno liberal, con la intención de recuperar el absolutismo.
Entre las funciones del monarca se encontraba el nombramiento directo de ministros, sin tener que contar con la aprobación de las Cortes. Ese nombramiento fue una de las maneras que Fernando VII utilizó para obstaculizar la acción de gobierno.
Época de inestabilidad
El rechazo del rey al sistema liberal fue uno de los principales motivos de la época de inestabilidad que vivió el país durante los años siguientes. Otro factor que contribuyó a esa situación fue la división dentro del bando liberal.
El primer sector de los liberales, llamado “doceañista” o moderado, quería reformar la constitución previo pacto con el rey. Por ese motivo, defendieron conceder más poder a Fernando VII y propusieron crear una segunda cámara en la que solo estuvieran representadas las clases altas.
Frente a los anteriores se situaron los “veinteañistas” o exaltados. Su postura era la defensa estricta de la Constitución de 1812.
Los primeros gobiernos fueron encabezados por los moderados, pero tras las elecciones de 1822 los exaltados fueron mayoría clara en unas Cortes presididas por Riego.
Por su parte, el rey apoyó un intento de golpe de Estado por parte de la Guardia Real en julio de 1822, pero la Milicia Nacional logró derrotar a los sublevados. Tras esto el gobierno quedó encabezado por un liberal veinteañista, Evaristo Fernández de San Miguel.
Política liberal
El primer gran reto al que tuvieron que hacer frente los gobiernos del Trienio Liberal fue la mala situación económica del país, algo que provenía de las décadas anteriores. Además, las soluciones tenían que ser tomadas sin que provocaran disturbios sociales.
En primer lugar, el mal estado de la economía procedía de la deficiente política agrícola. A su vez, esto influía en el desarrollo del comercio y la industria. La deuda pública era enorme y la Hacienda estaba prácticamente en bancarrota.
Los terratenientes, casi siempre nobles, mantenían continuos enfrentamientos con los campesinos y con la creciente clase burguesa.
La medida más importante tomada por el gobierno para solucionar la situación de la agricultura fue la desamortización de los bienes de la Iglesia católica. Además, los diezmos se redujeron y se impuso una reforma en los tributos.
Los partidarios de la monarquía absoluta aprovecharon la mala situación en el campo para apoyar a los grupos de campesinos descontentos. A partir de 1821, apoyaron varios pequeños levantamientos contra el gobierno.
Otro de las reformas que emprendieron los liberales fue la del Ejército. El objetivo era evitar las frecuentes sublevaciones militares que habían ocurrido en España.
Por último, los liberales aprobaron una serie de medidas en contra del poder de la Iglesia católica. Entre estas destacaron la expulsión de los jesuitas, la eliminación del diezmo, la mencionada desamortización de los bienes y la desaparición de la Inquisición.
Conspiraciones
Fernando VII comenzó a negociar en secreto con las potencias absolutistas europeas una posible invasión de España que le devolviera todo el poder. Al mismo tiempo, apoyaba a algunas unidades militares y a grupos de campesinos para que se levantaran contra el gobierno liberal.
Los partidarios del monarca instalaron una Regencia Suprema de España en Urgen, una localidad catalana situada a poca distancia de la frontera con Francia. Este organismo pretendía ser una especie de gobierno paralelo de características absolutistas. Ante el fracaso de esta Regencia, el rey comprendió que la única solución era pedir ayuda a las monarquías absolutas europeas.
Fin del Trienio
Las potencias absolutistas, Austria, Rusia, Prusia y Francia, habían reorganizado el mapa de Europa después de la derrota definitiva de Napoleón.
Así, en 1815 se reunieron en el Congreso de Viena y sellaron un acuerdo para intervenir militarmente ante cualquier intento de establecer gobiernos liberales en el continente. Este acuerdo recibió el nombre de Santa Alianza.
Los «Cien Mil Hijos de San Luis»
En abril de 1823, Fernando VII recibió la ayuda europea que había estado negociando. Ese mes, un ejército francés comandando por Luis Antonio de Borbón entró en España.
El ejército, bautizado como los Cien Mil Hijos de San Luis, avanzaron sin encontrar apenas resistencia. Los sectores más conservadores, comenzando por la Iglesia católica, les prestaron ayuda.
Los liberales, incluidos los miembros del gobierno, tuvieron que retroceder hasta el sur de la península, primero a Sevilla y después a Cádiz. Con ellos viajaba el rey, convertido en un rehén en la práctica.
Riego fue derrotado el 14 de septiembre, en la batalla de Jódar. Dos semanas después, el 1 de octubre, las últimas fuerzas liberales fueron derrotadas y Fernando VII volvió a instaurar una monarquía absoluta.
Década Ominosa
La reinstauración del absolutismo fue el inicio de un periodo histórico denominado Década Ominosa, el cual se prolongó entre 1823 y 1833.
La promesa de moderación efectuada por Fernando VII antes de recuperar todos sus poderes fue rota enseguida. Mediante un decreto, todas las medidas tomadas por el gobierno liberal fueron anuladas.
El monarca desató una enorme ola de represión contra cualquier sospechoso de liberalismo. Los nuevos alcaldes, que sustituyeron a los elegidos en el periodo liberal, se convirtieron junto con el clero en agentes que denunciaban a esos sospechosos.
Muchos simpatizantes liberales, que conformaban la mayoría de la intelectualidad del país, salieron al exilio, sobre todo a Inglaterra y Francia. Los que no pudieron huir afrontaron penas de cárcel, ejecuciones o fueron marginados.
Referencias
- Ocaña, Juan Carlos. El Trienio Liberal (1820-1823). Obtenido de historiasiglo20.org
- Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. El Trienio Liberal (1820-1823) en el reinado de Fernando VII. Obtenido de cervantesvirtual.com
- Ministerio de Educación Gobierno de España. Absolutismo y Liberalismo – Trienio liberal
espacio. Obtenido de iris.cnice.mec.es - González, Eduardo. Riego’s military uprising and the failure of the “reconquest” of America. Obtenido de thediplomatinspain.com
- Mother Earth Travel. The liberal ascendancy. Obtenido de motherearthtravel.com
- WikiZero. Hundred Thousand Sons of Saint Louis. Obtenido de wikizero.com
- The Editors of Encyclopaedia Britannica. Ferdinand VII. Obtenido de britannica.com