Depresión

Depresión psicótica: síntomas, causas y tratamientos


La depresión psicótica es un trastorno depresivo mayor que se acompaña de ideación delirante (delirios) y alteraciones sensoperceptivas (alucinaciones). Los delirios suelen girar en torno al estado depresivo del paciente, ya que este, a parte de las ideas delirantes, presenta todos los síntomas típicos de la depresión.

Las alucinaciones por su parte suelen ser menos frecuentes que los delirios, pero se pueden presentar en los casos más graves. Lo más típico son las alucinaciones auditivas, cuyo contenido guarda relación con el estado de ánimo decaído: escuchar voces que desvaloran el paciente, critican lo que hace o incluso les incitan al suicidio.

Índice del artículo

Síntomas

Cuando hablamos de depresión psicótica, por un lado aparecen síntomas relativos a la depresión:

  • Estado depresivo la mayor parte del día, casi cada día.
  • Disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades.
  • Pérdida importante de peso sin hacer régimen o dieta.
  • Insomnio o hipersomnia habitual.
  • Agitación o enlentecimiento motor
  • Fatiga o pérdida de energía casi cada día.
  • Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados.
  • Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse.
  • Pensamientos recurrentes de muerte o tentativas suicidas.

Y por otro lado los síntomas referentes a la psicosis:

  • Delirios: creencia falsa e incorregible que no está en consonancia con la procedencia social y cultural del sujeto. Se establece por una vía patológica y constituye el eje principal de la vida del paciente dominando su pensamiento, pero también su ánimo y su conducta.
  • Alucinaciones: percibir en el espacio exterior a uno mismo, algo que en realidad no existe.

¿Qué tipo de delirios se pueden presentar?

En realidad, en las depresiones psicóticas se puede presenciar cualquier tipo de delirio. Sin embargo, hay 5 tipos que se presencian con mayor frecuencia. Estos son:

Delirio de culpa

En el delirio de culpa (o pecado), la persona tiene la creencia que ha cometido un acto terrible, imperdonable y se martiriza por ello.

En las depresiones psicóticas, el contenido de este delirio puede ser de cualquier tipo: desde creer que es un indeseable por haber suspendido una asignatura, hasta creer que no merece vivir porque ha conseguido que sus padres no le quieran.

Normalmente este delirio tiene relación con el estado de ánimo decaído y la tristeza que presenta el paciente, y constituye el epicentro de las creencias de no poder ser feliz o no querer vivir.

Delirio de ruina

Este tipo de delirio se basa en la creencia de que el futuro está lleno de desgracias y fatalidades. El enfermo cree firmemente que en el futuro sólo habrá ruina para él, y basa en esta idea el deseo de no querer vivir, y la creencia de no tener sentido disfrutar de algo o ser feliz.

Delirio de catástrofe

Algo similar sucede con el delirio de catástrofe. En este delirio el enfermo psicótico cree que tanto su vida como el mundo general está destinado a un cataclismo.

De este modo, la depresión se ve modulada por la firme creencia de que el mundo se va a acabar o que todo irá mal.

Delirio hipocondríaco

El delirio hipocondríaco por su parte es una idea delirante muy grave, en la que el individuo cree ser un recipiente pasivo de sensaciones corporales que le son impuestas por un agente externo.

El paciente puede llegar a interpretar que sufre enfermedades incurables que dictaminarán su muerte prematura.

Delirio nihilista

Finalmente, el delirio nihilista, también conocido como síndrome de Cotard o delirio de negación, es una idea delirante en la que el paciente cree estar sufriendo la putrefacción de sus órganos, estar muerto o directamente no existir.

Las personas con este delirio pueden negar la existencia de varias partes de su cuerpo, creer que no necesitan alimentarse, o incluso afirmar que ya no está vivo y pensar que es inmortal ya que se ha convertido en una “alma en pena”.

Este tipo de delirio sólo se manifiesta en las formas más graves de depresión psicótica.

¿Qué tipo de alucinaciones se pueden presenciar?

Las alucinaciones más comunes en las depresiones psicóticas son la auditivas (oír cosas). Sin embargo, también pueden aparecer alucinaciones somáticas y visuales.

Alucinaciones auditivas

Este tipo de alucinaciones se caracterizan por oír sonidos que realmente no existen. Pueden ser en forma de ruidos, “musiquillas”, motores, sonidos o cuchicheos poco definidos. En las depresiones psicóticas es habitual que este tipo de alucinaciones tengan concordancia con la tristeza o la desesperanza que puede experimentar el enfermo.

De este modo, los pacientes con esta enfermedad pueden oír voces o cuchicheos que le digan que no tiene sentido seguir viviendo, que todo es desastroso o que debería suicidarse.

El enfermo percibe estas alucinaciones como externas (no es él quien dice esas cosas) y puede provocarle altos niveles de ansiedad y desesperación.

Alucinaciones somáticas

Se presentan con muy poca frecuencia en las depresiones. Se trata de alucinaciones sobre la sensibilidad y las sensaciones corporales (tacto, temperatura, presión, etc.).

En la alucinación somática el paciente puede sentir que le destrozan sus órganos, que padece dolores muy intensos o que está perdiendo partes de su cuerpo.

Esta alucinación suele ir acompañada del delirio nihilista (Síndorme de Cotard), ya que el paciente cree (delirio) y siente (alucinación) que se está destrozando su cuerpo o incluso que está muerto.

Alucinaciones visuales

Tampoco son muy habituales en las depresiones psicóticas, aunque pueden presentarse en casos graves.

Las alucinaciones visuales consisten en ver cosas que realmente no existen. El paciente puede ver figuras o imágenes creadas por su mente. Este tipo de alucinación puede suponer un estrés añadido al estado depresivo del paciente.

Consecuencias

Los síntomas psicóticos (tanto los delirios como las alucinaciones) agravan el cuadro depresivo, dificultan el tratamiento y aumentan el riesgo suicida. Son de especial importancia esos delirios y esas alucinaciones que tienen concordancia con el estado de ánimo.

En las depresiones no psicóticas los enfermos suelen sufrir distorsiones cognitivas que les impiden pensar con claridad, tomar puntos de vista alternativos y encontrar soluciones a sus problemas.

Esta forma de pensar provoca las conductas que realiza un depresivo: quedarse sin hacer nada cuando cree que no puede disfrutar, no ir a trabajar cuando cree que no será capaz, o incluso intentar suicidarse cuando cree que su vida ya no tiene sentido.

En las depresiones no psicóticas, estos pensamientos son los que mantienen y agravan los síntomas de la depresión. Sin embargo, en las depresiones psicóticas, estos pensamientos van mucho más allá, y se convierten en delirios.

Esto hace que el pensamiento del depresivo se vuelva mucho más peligroso, adquiera una mayor distorsión sobre la realidad, y tenga muchas más dificultades para recuperar una forma de pensar adecuada y por lo tanto, para recuperarse de su depresión.

Además, las alucinaciones pueden añadir más ansiedad y agitación en el enfermo, hecho que le dificulta la gestión de su enfermedad, y en muchos casos, juntamente con los delirios, aumentan mucho la probabilidad de que aparezca una conducta suicida o autolítica.

¿En qué se diferencia de una esquizofrenia?

A menudo es difícil diferenciar una depresión psicótica de una esquizofrenia. La esquizofrenia es la enfermedad por excelencia de los delirios y las alucinaciones. Además, también pueden presenciarse muchos síntomas parecidos a la depresión.

Los nominados “síntomas negativos” de la esquizofrenia como la incapacidad de disfrutar, la ausencia de motivación, la incapacidad de expresar afecto o la falta de energía, pueden hacer que sea realmente diferenciarla de una depresión psicótica.

El elemento clave para diferenciar ambas enfermedades es que en la depresión psicótica, los delirios y las alucinaciones se presentan únicamente cuando el estado de ánimo está alterado.

En la esquizofrenia en cambio, los síntomas psicóticos se presencian en cualquier momento de la enfermedad y de forma independiente a los síntomas depresivos, los cuales suelen aparecer después de haber manifestado delirios y alucinaciones.

Tratamientos

La depresión psicótica suele requerir hospitalización ya que supone un riesgo muy elevado de intento de suicidio para el paciente.

La intervención suele ser puramente farmacológica, requiere el seguimiento y la supervisión de un psiquiatra, y es de vital importancia para devolver al paciente a un estado menos delirante y más seguro.

El tratamiento de primera elección para este tipo de depresiones consiste en la combinación de fármacos antidepresivos (para regular el estado de ánimo) y fármacos antipsicóticos (para reducir la intensidad y la aparición de los delirios y las alucinaciones).

Se pueden combinar antidepresivos triciclicos como la Mirtrazapina o la Clomipramina, con antipsicóticos típicos como el Haloperidol o la Clorpromazina.

Así mismo, se pueden combinar antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina (ISRS) como el Citalopram o la Fluoxetina, con antipsicóticos atípicos como la Risperidona o la Quetiapina.

Ambas combinaciones de antidepresivos y antipsicóticos han mostrado ser eficaces para tratar la aepresión psicótica.

Del mismo modo, en casos graves y resistentes, en los que los psicofármacos no mejoran el cuadro depresivo, está indicado el uso de la terapia tlectroconvulsiva, un tratamiento que se ha mostrado muy eficaz para revertir y controlar este tipo de enfermedades

Se concluye pues, que la depresión psicótica constituye un riesgo vital para la persona que la sufre, por lo que encontrar un tratamiento adecuado para controlar y disminuir la intensidad de los síntomas es de vital importancia.

Referencias

  1. Aldaz JA; Vázquez C. (Comps) (1996). Esquizofrenia: Fundamentos psicológicos y psiquiátricos de rehabilitación. Madrid: SigloXXI España Editores SA.
  2. Hamilton, M. (1986). Psicopatología clínica de Fish. Madrid. Interamericana.
  3. J. Vallejo Ruiloba (2006). Introducción a la psicopatología y a la psiquiatría. 6ª edición. Masson.
  4. Katon W, Ciechanowski P. Impact of major depression on chronic medical illness. Journal of Psychosomatic Research, 2002; 53: 859-863.
  5. Lebowitz BD, Pearson JL, Schneider LS, Reynolds CF, Alexopoulos GS, Bruce MI, Conwell Y, Katz IR, Meyers BS, Morrison MF, Mossey J, Niederehe G, Parmelee P. Diagnosis and treatment of depression in late life: consensus statement update. Journal of the American Medical Association, 1997; 278(14): 1186-1190.
  6. Rami L, Bernardo M, Boget T, Ferrer J, Portella M, Gil-Verona JA, Salamero M. Cognitive status of psychiatric patients under maintenance electroconvulsive therapy: a one-year longitudinal study. The Journal of Neuropsychiatry and Clinical Neurosciences, 2004; 16: 465-471.
  7. Shaffer D, Gould MS, Fisher P, Trautman P, Moreau D, Kleinman M, Flory M. Psychiatric diagnosis in child and adolescent suicide. Archives of General Psychiatry, 1996; 53(4): 339-348.
  8. Urretavizcaya M, Pérez-Solà V. Clínica de la depresión. En: Vallejo J, Leal C. Tratado de Psiquiatría. Volumen II. Ars Médica. Barcelona, 2010.