Filosofía

Søren Kierkegaard: quién fue, biografía, pensamiento, aportes y obras


¿Quién fue Søren Kierkegaard?

Søren Kierkegaard (1813-1855) fue un filósofo y teólogo danés considerado como el padre del existencialismo. Su infancia estuvo marcada por la fuerte personalidad de su padre, hombre muy religioso que lo educó en la creencia de que Dios no perdonaba los pecados cometidos.

Para complacer a su progenitor estudió teología, aunque pronto demostró mucho más interés por la filosofía. Fue en la universidad donde comenzó a estudiar a los clásicos griegos, además de interesarse por los dogmas luteranos y la filosofía idealista alemana.

Las primeras obras de Kierkegaard fueron escritas bajo seudónimo. Parte de sus escritos durante ese periodo tuvieron como temática la crítica a Hegel, discutiendo la importancia de la subjetividad personal.

Durante la segunda etapa de su vida profesional, Kierkegaard comenzó a tratar lo que denominó hipocresía del cristianismo o, más concretamente, de la Iglesia como institución.

Fue durante este periodo cuando escribió una de sus obras más importantes: La enfermedad mortal. En ella realizó un complejo análisis de la angustia existencial que fue, de acuerdo a los expertos, uno de sus aportes más influyentes a la filosofía posterior.

Biografía de Søren Kierkegaard

Nacimiento y primeros años

Søren Aabye Kierkegaard nació el 5 de mayo de 1813 en Copenhague, en el seno de una familia adinerada y de fuertes creencias religiosas. Su padre, Michael Pedersen, ha sido calificado por los biógrafos del filósofo como radical.

La educación que el joven Kierkegaard recibió de su progenitor estuvo marcada por el concepto de pecado.

Su padre, que se consideraba un pecador por haber dejado embarazada a su esposa antes de casarse, estaba convencido de que Dios acabaría castigándolo. A sus hijos, por ejemplo, les profetizó que iban a morir antes de cumplir los 33 años.

La influencia paterna llevó a Kierkegaard a realizar muchas obras religiosas. Además, prometió que se convertiría en pastor, petición que le hizo su padre antes de fallecer.

Estudios

Realizó sus estudios primarios y secundarios en la escuela pública de la capital danesa. También allí ingresó en la Facultad de Teología en 1830 con el fin de cumplir el deseo de su padre.

Sin embargo, el interés de Kierkegaard pronto comenzó a desviarse hacia la filosofía. En la misma Universidad empezó a estudiar a los filósofos griegos y otras corrientes en boga.

Kierkegaard vivió esos años preso de su natural melancolía. Su presencia era frecuente en fiestas y bailes, pero por debajo de esa faceta pública escondía una actitud reflexiva.

Fue durante los últimos años de estudios cuando sufrió una profunda crisis interior. El autor trató de cumplir el deseo paterno y vivir de acuerdo a los preceptos cristianos, pero en realidad no tenía interés por los estudios teológicos. Al final, esto le llevó a romper con su padre.

A pesar de esa ruptura, la muerte de su progenitor le llevó a realizar un último intento de complacerlo. Así, en 1840 hizo su examen final de teología. La tesis, de gran calidad, versaba sobre el concepto de ironía en Sócrates. Finalmente, Kierkegaard recibió su título en 1841.

Regine Olsen

Además de su padre, hubo otra figura en su vida que influyó en su trayectoria y en su obra. Fue Regine Olsen, una mujer con la que estuvo comprometido. Según los biógrafos, se conocieron el 8 de mayo de 1837 y la atracción mutua fue inmediata.

Kierkegaard le pidió matrimonio el 8 de septiembre de 1840 y ella aceptó. Sin embargo, apenas un año después, el filósofo rompió el compromiso sin causas aparentes.

La explicación dada por el autor en uno de sus Diarios fue que su melancolía natural lo convertía en alguien no apto para el matrimonio, aunque, en realidad, nadie conoce los motivos exactos de su acción.

Esta relación afectó mucho a Kierkegaard. A pesar de haber sido él quien le puso final, nunca pudo olvidarla. De hecho, años después, estando ella casada con otro hombre, llegó a pedirle permiso a su marido para hablar con ella. El esposo se lo negó.

Primeros trabajos literarios

Ya durante su etapa universitaria, Kierkegaard escribió algunos artículos de temática variada. No obstante, su primera obra importante fue su ya mencionada tesis universitaria.

El mismo año en el que presentó la tesis, Kierkegaard recibió la noticia del compromiso de Regine con el que sería su esposo. Los biógrafos afirman que esto le afectó enormemente y quedó reflejado en su obra posterior.

Dos años después de presentar la tesis, en 1843, Kierkegaard publicó la que muchos consideran una de sus obras maestras: O lo uno o lo otro, escrita durante una estancia en Berlín. Si en su tesis realizó una crítica de Sócrates, en esta su objetivo fue Hegel.

A finales de 1843, vio la luz Temor y temblor, en la que se puede adivinar su disgusto por la boda de Regine. Lo mismo ocurre con Repetición, publicada el mismo día que la anterior.

Durante esta época, la mayoría de sus escritos versaron sobre filosofía y fueron publicados bajo seudónimo. Destacaron sus fuertes críticas a Hegel, sentando las bases del existencialismo.

El Corsario

La publicación de Etapas del camino de la vida provocó un fuerte enfrentamiento entre Kierkegaard y una prestigiosa revista satírica de la época. Todo comenzó cuando, a finales de 1845, Peder Ludvig Møller realizó una crítica feroz de su libro.

Además, el mismo autor publicó un artículo satírico sobre Kierkegaard en la revista El Corsario.

Kierkegaard reaccionó, ridiculizando a Møller, así como menospreciando a la revista. Esto último hizo que el editor ordenara que se escribieran más artículos burlándose del filósofo. La tensión creció tanto, que Kierkegaard fue acosado durante meses por las calles de la ciudad.

Esta situación acabó haciendo que Kierkegaard abandonara su actividad como escritor, según él mismo explicó en uno de sus Diarios.

Escritos sobre religión

La segunda etapa de la obra de Kierkegaard se caracterizó por un ataque a lo que consideraba hipocresía del cristianismo. En realidad, el autor se refería a la Iglesia como institución, así como al concepto de religión practicado por la sociedad.

Igualmente, comenzó a interesarse por el individuo y su comportamiento cuando forma parte de la sociedad o de la masa.

Kierkegaard criticó a los miembros de la nueva generación de su país, tachándola de excesivamente racional y de no poseer pasiones. Concluía señalando que se trataba de una generación conformista, asimilada en lo que denominó masa.

Para el filósofo, esa masa acaba por anular al individuo, reprimiéndolo.

Durante esta fase de su vida, Kierkegaard publicó otra de sus obras más conocidas, La enfermedad mortal. En ella, realizó un análisis de la angustia existencial que se convirtió en una referencia para filósofos posteriores.

Dentro de su ataque a la institución eclesiástica y al “público” como concepto, Kierkegaard dedicó buena parte de sus escritos a la decadencia de la Iglesia del Pueblo Danés. Esta crítica se acentuó a partir de 1848.

Conflicto con la Iglesia Danesa

La animadversión que mostró Kierkegaard hacia la Iglesia del Pueblo Danés se debió a que consideraba errónea la concepción del cristianismo que predicaban. Así, para el filósofo, esa concepción se basaba más en el interés del hombre que en el de Dios.

Kierkegaard publicó varios panfletos titulados El Momento, todos dedicados a criticar a esa Iglesia. Dado que era un tema muy controvertido, la publicación de esos escritos tuvo que ser pagada por él mismo.

Aparte, también escribió varios artículos sobre el tema en La Patria, un periódico danés.

Muerte

Justo cuando iba a aparecer el décimo capítulo de El Momento, Kierkegaard cayó enfermó. Sus biógrafos cuentan que sufrió un desmayo en plena calle y que pasó un mes en el hospital. Fiel a sus creencias, se negó a recibir asistencia de un pastor. Para Kierkegaard, ese religioso solo era una especie de funcionario y no un auténtico siervo de Dios.

Antes de morir, el filósofo relató a un amigo de la infancia que su vida había sido un sufrimiento. Finalmente, falleció en el hospital el 11 de noviembre de 1855, en Copenhage.

Su entierro fue oficiado por un pastor de la Iglesia Danesa, a pesar de que Kierkegaard había pedido durante su vida alejarse de esa institución.

Pensamiento (filosofía)

A pesar de sus ataques a la Iglesia, los expertos afirman que toda la filosofía de Søren Kierkegaard estaba basada en la fe. La influencia de su padre le llevó a pensar que esa fe era la que iba a salvar al ser humano de la desesperación.

Kierkegaard, al contrario que Marx o Feuerbach, opinaba que el hombre se relaciona consigo mismo mediante el espíritu, por la fe personal entendida desde el ámbito religioso.

Dentro de la historia de la filosofía, se considera a Kierkegaard como el padre del existencialismo. El autor afirma la realidad del individuo y lo relaciona con su comportamiento dentro de la sociedad.

Fideísmo

Quizás por su propia realidad personal, Kierkegaard tuvo como centro de su filosofía la creencia de que la existencia humana está llena de ansiedad y desesperanza, unida a una sensación pecaminosa. Para él, solo había una cura para esto: el compromiso total con Dios.

Admitía que adquirir ese compromiso, ese acto de fe, no era sencillo. Lo definió como algo aterrador y, desde luego, no racional. Comparaba la vida de fe con estar en medio del océano “sobre setenta mil brazadas” de agua.

Sin embargo, afirmaba que era necesario dar ese salto de fe, ya que solo en la trascendencia podía el hombre encontrar alivio a la ansiedad.

La fe

La fe sobre la que hablaba Kierkegaard iba mucho más allá de lo racional. Además, la auténtica fe era, para el autor, equivalente a tener dudas. De esta forma, llegó a la conclusión de que había que dudar de la existencia de Dios para tener verdadera fe en su existencia.

La explicación a esta aparente contradicción es que Kierkegaard entendía esa duda como la parte racional del ser humano. Esa parte racional empuja al humano a no creer, pero solo la fe que se ha enfrentado a la duda tiene validez real.

Relativismo

Otro aspecto muy tratado en sus trabajos filosóficos es la subjetividad. En Migajas filosóficas, afirmaba que “subjetividad es verdad” y “verdad es subjetividad”. Para los expertos, esas expresiones están relacionadas con su punto de vista sobre la fe. Para el filósofo “fe” y “verdad” son lo mismo.

Kierkegaard distinguió en su obra entre tener la verdad y estar en la verdad. De esta forma, alguien puede conocer todos los fundamentos de la religión, pero no vivir de acuerdo a ella.

Para el autor, lo importante era “estar en la verdad”, viviendo como dicta la religión aunque no se conozcan todos sus vericuetos.

Los estudiosos de Kierkegaard ponen el ejemplo de alguien que vive creyendo que las doctrinas religiosas pueden ser ciertas. Ese alguien, para el autor, no sería verdaderamente religioso. Solo el que consigue una relación subjetiva de compromiso total con las doctrinas alcanza la verdadera fe.

Alienación del yo

Dentro del pensamiento de Kierkegaard, la desesperación vital tiene especial importancia. Afirmó que esa desesperación no es equivalente a la depresión, sino que proviene de la alienación del yo.

Dividió la desesperación en varios niveles. La más básica y común provenía de la ignorancia acerca del “yo”. Sin embargo, afirmaba que esa ignorancia era similar a la felicidad, por lo que no la consideró importante.

La auténtica desesperación, aquella que lleva a la parte negativa de la persona, procedía de la conciencia amplificada del “yo”, unida a un odio hacia ese “yo”.

El ejemplo que Kierkegaard usó para explicar ese concepto fue el de un hombre que intenta llegar a ser emperador.

Para el filósofo, aunque lograra su objetivo, sufriría por haber dejado atrás a su antiguo “yo”. Es más, al intentarlo ya denotaba un intento de dejarlo atrás. Esa negación de sí mismo llevaría a la desesperación.

La manera de evitarlo, para él, era intentar aceptarse y encontrar la armonía interior. Se trataría, en definitiva, de ser uno mismo, en lugar de querer ser otro. La desesperación desaparece cuando uno se acepta a sí mismo.

Cuerpo y alma

Uno de los temas recurrentes en la filosofía universal ha sido la existencia del alma y su relación con el cuerpo físico. Kierkegaard también entró en esa controversia, afirmando que cada ser humano es una síntesis entre ambas partes.

Según sus escritos, esa síntesis entre alma y cuerpo se presenta gracias al espíritu, que, en el proceso, despierta la autoconciencia de la persona. Este despertar del “yo” tiene, para el autor, un componente ontológico, pero también religioso.

Dios como fundamento

Relacionado con el anterior punto, Kierkegaard afirmaba que el despertar de la autoconciencia puede venir por la elección del “yo” de Dios como fundamento. Ese Dios, que define también como Absoluto, representa la libertad.

El filósofo consideraba que aquellos que no eligen el Absoluto para autoafirmarse, sino que solo se eligen a sí mismos, caen irremediablemente en la desesperación.

De esta forma, el ser humano que no se basa en Dios, entra en un bucle continuo de reflexión y no acaba de determinarse como espíritu. Para él, se trata de un “yo” no real.

El nuevo hombre ante Dios

Algunos autores afirman que esta parte de la filosofía de Kierkegaard adelantó algunos conceptos que, más tarde, Nietzsche iba a tratar en profundidad. Su conclusión, no obstante, es muy diferente a la que llegaría el filósofo alemán.

Kierkegaard analizó la desesperación que ahoga al “yo” que quiere ser sí mismo, sin presencia de Dios. Según el danés, para alcanzar esa conciencia del “yo” infinito, el ser humano trataba de separarse del Absoluto, de ese Dios que todo lo fundamenta. Se trataría, por lo tanto, de una especie de rebelión ante la divinidad.

Esto entronca con la idea del superhombre que, más tarde, plantearía Nietzsche. Sin embargo, mientras que para el alemán era imprescindible “matar” a Dios para liberar al hombre, Kierkegaard opinaba lo contrario.

Ese superhombre, por usar terminología nietzscheana, es el que se postra ante Dios, no quien lo rechaza.

Aportes

Dentro de los aportes de Kierkegaard se encuentra su reflexión sobre el lenguaje y su capacidad para mostrar la realidad. Como en el resto de su obra, la religión jugó un papel muy destacado en sus conclusiones.

Lenguaje

Para el autor danés, existen dos tipos de comunicación. La primera, que denominó “dialéctica”, era la que se usaba para comunicar ideas, el saber. La segunda, era la comunicación de poder.

Es en esa segunda forma de comunicarse donde el individuo adquiere protagonismo. Esto es debido, según Kierkegaard, a que lo importante no es tanto qué se dice, sino cómo se hace.

El propio autor dio ejemplo de esta segunda manera comunicativa en sus trabajos con seudónimo. En ellos practicó un estilo indirecto para relatar sus opiniones.

Se trata, de esta manera, de una forma de comunicar más subjetiva que la mera exposición de ideas. Kierkegaard opinaba que era la mejor forma para provocar la conversión, para convencer al receptor.

Afirmó, también, que el error del pensamiento de su época fue haber tratado de enseñar ética y religión usando la comunicación dialéctica y no la subjetiva.

Política

Según sus biógrafos, Kierkegaard se consideraba conservador. A pesas de ello, apoyó las reformas propuestas por el rey Federico VII en su país.

Frente a Marx y su Manifiesto comunista, el danés escribió Discursos cristianos, donde hacía hincapié en los sujetos como entes singulares.

Marx, en su obra, instigaba a la masa a rebelarse para mejorar su situación, mientras Kierkegaard proponía al individuo salir de la masa que apoyaba al orden establecido.

Obras

Buena parte de su obra fue escrita bajo varios seudónimos. Con ellos, el autor trataba de representar formas diferentes de pensar, dentro de la comunicación indirecta que proponía para algunos temas.

El filósofo, con ese estilo, pretendía que sus trabajos no se consideraran como un sistema cerrado, sino que los lectores extrajeran sus propias conclusiones. Él mismo explicó sus motivaciones:

“En las obras escritas bajo seudónimo no hay ni una sola palabra que sea mía. La única opinión que tengo sobre esas obras es la que puedo formarme como tercera persona; ningún conocimiento acerca de su significado, aparte de como lector; ni la más mínima relación privada con ellas”.

Diarios

Los diarios de Kierkegaard han sido fuente fundamental para conocer su pensamiento, además de su propia vida. Están compuestos por casi 7.000 páginas en las que relató algunos acontecimientos clave, sus divagaciones o las observaciones que realizaba cada día.

Según sus biógrafos, estos diarios tienen un estilo sumamente elegante y poético, mucho más que el resto de sus publicaciones. De ellos se han extraído muchas de las citas que se le atribuyen.

Obras más importantes

Los expertos dividen la obra de Kierkegaard en dos periodos diferentes. En ambos trató temas similares: religión, cristianismo, su visión del individuo frente a la masa, la angustia existencial, etc.

La primera etapa transcurre entre 1843 y 1846, mientras que la segunda entre 1847 y 1851.

Entre sus obras más importantes están Diario de un seductor (1843), El concepto de la angustia (1844), Etapas en el camino de la vida (1845), La enfermedad mortal (1849) y Ejercitación en el cristianismo (1850).

Publicaciones del autor

O lo uno o lo otro (1843) 

Dos discursos edificantes

Temor y temblor 

Repetición 

Cuatro discursos edificantes (1843) 

Tres discursos edificantes (1844) 

Migajas filosóficas 

Johannes Climacus

Diario de un seductor 

El concepto de la angustia 

Sobre el concepto de ironía en constante referencia a Sócrates (1841) 

Prefacios 

Tres discursos en ocasiones imaginadas 

Etapas del camino de la vida 

Un anuncio literario 

Discursos edificantes en varios espíritus 

Las obras del amor 

Discursos cristianos 

La crisis y una crisis en la vida de una actriz 

Los lirios del campo y las aves del cielo 

Dos pequeños tratados ético-religiosos 

La enfermedad mortal / Tratado de la desesperación 

Mi punto de vista (1847) 

El instante 

El tratado de la desesperación

Referencias

  1. EcuRed. Soren Kierkegaard. Obtenido de ecured.cu
  2. Fazio, Mariano. Søren Kierkegaard. Obtenido de philosophica.info
  3. Westphal, Merold. Søren Kierkegaard- Obtenido de britannica.com
  4. McDonald, William. Søren Kierkegaard. Recuperado de plato.stanford.edu
  5. Robephiles. Key Concepts of the Philosophy of Søren Kierkegaard. Obtenido de owlcation.com