Demetrio Aguilera Malta: biografía y obras publicadas
Demetrio Aguilera Malta (1909-1981) fue un polifacético ecuatoriano destacado en la pintura, el cine, la escritura y la diplomacia. Un hombre con amplia trayectoria y reconocimiento en cada rama ejercida, tanto dentro de su país como fuera de este. Las letras y el arte de Aguilera han dejado una honda huella en la literatura ecuatoriana y mundial.
Esa necesidad de dar a conocer la cultura del pueblo y sus malestares lo hacen un personaje de gran valía. La cultura latinoamericana halló en Aguilera Malta la amalgama perfecta entre el saber popular y las letras, que logró plasmar de manera fidedigna el sentir de los pueblos costeros de Ecuador en pro de su defensa y valoración.
Biografía
Primeros años
Raúl Demetrio, como fuera nombrado por sus padres, nació a las 6 de la mañana un lunes 24 de mayo de 1909, en la ciudad de Guayaquil. Sus ojos vieron la luz en una casa ubicada en la esquina de Industrias y Manabí, propiedad que en ese entonces alquilaban sus progenitores.
Sus padres fueron Demetrio Aguilera Sánchez —un ávido comerciante dedicado al manejo de fábricas de distintos rubros y fincas— y Teresa Malta y Franco, una mujer sumamente culta que ejerció el oficio de profesora en Guayaquil o, como se decía en la época, de preceptora.
Antepasados literarios
Las letras le venían de la sangre. Su bisabuelo materno fue Juan José de Malta y Salcedo, reconocido escritor y periodista ecuatoriano del siglo XIX.
Raúl Demetrio lo descubrió por medio de sus obras, en una biblioteca de la casa que el anciano dramaturgo había heredado a la familia de Teresa Malta.
Educación
Respecto a las primeras instrucciones recibidas en su educación, su madre fue muy meticulosa y contrató a profesores especialistas para que le atendieran. Teresa también participó activamente en la formación del niño.
Raúl Demetrio pasó sus primeros años de vida en una finca en la Isla de San Ignacio, en el golfo de Guayaquil. La finca pertenecía a su padre, así como la isla donde se encontraba; las adquirió luego de vender un lote de maquinarias a Jacinto Jijón y Caamaño en 1918. Allí cultivaron maíz, algodón y frutas hasta 1927.
Entre 1918 y 1922 Demetrio se dedicó a la vida de campo en la finca de su padre. Se pasaba el día disfrutando entre los sembradíos de cañas y maizales, y recreándose con el intrincado sistema de islas de la costa ecuatoriana. Al llegar a casa aprendía de su madre y se internaba en la biblioteca del bisabuelo.
Entre los libros de Juan José de Malta y Salcedo se encontró con un ejemplar de la obra teatral El gran caballero editada por su bisabuelo, la cual leyó y releyó, y le inspiró para su posterior labor.
De vuelta a Guayaquil
A finales de 1922, su padre decidió enviarlo a Guayaquil para que continuara con sus estudios formales. Fue recibido por su tío paterno, León Aguilera Sánchez, quien lo alojó en su casa. Tuvo un paso breve por el colegio del profesor Nelson Matheus, y de inmediato se inscribió en el colegio mixto Vicente Rocafuerte.
En este colegio de Guayaquil, con 14 años, vio clases de literatura con el doctor José de la Cuadra, quien de inmediato apreció sus dotes para las letras. Además, vio clases de dibujo con José María Roura Oxandeberro, quien lo aupó a dedicarse también a los lienzos y el óleo.
Desde entonces Raúl Demetrio se dedicó con igual ahínco a la pintura y a las letras. En Guayaquil acostumbró pasar las tardes tocando piano con su abuela, Teresa Franco. Era un joven muy alegre, pero al mismo tiempo peleón; no en vano por la cuadra le decían “pescozón Aguilera”.
Un cambio trascendental
En el año de 1923 conoció a un hombre que le cambió la vida y marcó su camino intelectual y literario; ese personaje fue Joaquín Gallegos Lara.
De este dijo el mismo Demetrio: “Cuando conocí a Joaquín Gallegos Lara, fue un verdadero deslumbramiento… Era de las personalidades más fuertes e interesantes que yo he conocido”.
Los jóvenes de la época acostumbraban reunirse en la casa del escritor; entre ellos se encontraba Raúl Demetrio. Así fue de fuerte la influencia de Joaquín Gallegos en la vida de Aguilera que, por recomendación de Gallegos, Demetrio más nunca volvió a usar su nombre “Raúl”.
En una entrevista, Demetrio recordó claramente aquel momento en el que Joaquín Gallegos le dijo: “Quítese el nombre de Raúl y déjese el nombre de Demetrio, que es un buen nombre y muy popular en Rusia”. Y así fue. Tal fue la admiración de Gallegos Lara hacia el joven escritor, que ya veía su carrera intercontinental.
Florecimiento literario
El año de 1924 significó para Demetrio una época de florecimiento literario. Sus vivencias tocaron su sensibilidad y las letras fluyeron de manera muy libre. En ese año publicó en la revista Cromos sus primeros poemas; además, dirigió la revista de corte literario llamada Ideal, perteneciente al diario La Prensa.
Es en la revista Ideal donde publicó su primer cuento: Estrella. En ese mismo espacio literario publicó La maldita canoa, que es considerada su primera obra de corte “cholo”. En la zona de Guayaquil, “cholo” se refiere a aquello alusivo a los costeños y su modo de vida.
En 1927 publicó La primavera interior, un poemario a cuatro manos en conjunto con su amigo Jorge Pérez Concha. Ese mismo año fue contratado por la revista Voluntad, donde dirigió la parte artística; y fue designado bibliotecario del colegio Vicente Rocafuerte.
Las artes y la literatura
Los tres años subsiguientes resultaron ser de gran repercusión en su obra artística y literaria, además de en el plano profesional. En 1929 se graduó de bachiller y publicó El libro de los manglares, donde incluyó poemas cholos e ilustró externa e internamente él mismo.
Luego de graduarse comenzó sus estudios de leyes, pero se retiró al no sentirse identificado con la carrera; así pudo dedicarse de lleno a las artes y la escritura.
Visitó Panamá en 1930. Allí fue muy valorada su obra literaria y artística, llegando a ser cronista de tres periódicos: El Gráfico, La Estrella de Panamá y El diario de Panamá. Hizo también obras inspirado en las ruinas de la Panamá antigua y las vendió al Panamá Herald. En Panamá se casó con Ana Rosa Endara del Castillo.
Los que se van
Su mentor y guía, Joaquín Gallegos Lara, por aquel año compiló los cuentos cholos de Demetrio y su compañero Enrique Gil Gilbert, 24 relatos en total. Los unió en un libro, los bautizó Los que se van y lo puso a rodar por Guayaquil y más allá.
Como suele suceder, el libro no fue muy agasajado en tierras ecuatorianas; sin embargo, recibió muy buenas comentarios por parte del crítico literario español Francisco Ferrandis Albors, quien lo supo exponer muy bien en su columna en el periódico El Telégrafo. Con ese libro se enmarcó el movimiento literario de protesta, dándole carácter.
En 1931 volvió a Guayaquil con su esposa. Trabajó para el diario El universo, con una columna llamada “Savia”. En 1932, a la par que editaba Leticia, trabajaba en su novela Don Goyo —narración sobre la vida de un cholo de la Isla de San Ignacio—, que salió publicada el año siguiente en España y recibió excelentes críticas.
Faceta de corresponsal
Demetrio Aguilera tuvo una marcada tendencia comunista que plasmó en su obra, así lo hizo ver claramente en su obra Canal Zone. Los yanquis en Panamá, de 1935. Entre 1936 y 1939 fungió como corresponsal de guerra en la Guerra Civil española y los conflictos acaecidos en el canal de Panamá.
En 1942 publicó su obra La isla virgen, utilizando un riquísimo lenguaje criollo con mezcla de ese realismo mágico cholo. Esta obra también se prestó para criticar el auge del colonialismo, y el maltrato y desprecio al indígena.
Carrera diplomática
Durante el mandato de Carlos Julio Arosemena Tola, Demetrio Aguilera fue enviado a la embajada del Ecuador en Chile para que fuera el encargado de negocios.
Después de desempeñar ese cargo fue enviado como agregado cultural en 1949 a Brasi,l y en 1979 fue designado embajador en México, donde vivía desde 1958.
Dada su amplia carrera diplomática y su conocimiento del mundo y las letras, desarrolló el inglés y el francés, idiomas que el polifacético hombre habló y escribió fluidamente.
Aguilera Malta tuvo solo tres hijos: un varón, Ciro, a quien debe su descendencia ecuatoriana; y Ada Teresa y Marlene las que tuvo con la panameña Ana Rosa. Su última compañera de vida fue Velia Márquez.
En general, Aguilera desplegó una enorme afinidad por la tierra azteca, sus costumbres y su cultura.
Muerte
Demetrio Aguilera Malta falleció en México el 28 de diciembre de 1981, tras un derrame cerebral producto de una caída que sufrió en su recamara el día anterior. En ese entonces ya estaba casi ciego producto de una diabetes que desarrolló.
Su nexo con la tierra mexicana fue tal que, al morir, su cuerpo fue cremado, sus cenizas enviadas a Ecuador, y su corazón (el órgano físico) quedó reposando en México.
Al llegar sus cenizas a su patria fueron arrojadas al mar usando una concha de caracol, el jueves 7 de enero de 1982. Se hizo así para que se cumpliera su deseo, tal y como dijo: “Para que flote mi sombra como Don Goyo”.
Obras publicadas por género
Bibliografía
Novelas
– Don Goyo (Madrid, 1933).
– Canal Zone (Santiago de Chile, 1935, Ed. Ercilla).
– La isla virgen (Guayaquil, 1942).
– Siete lunas y siete serpientes (México, 1970).
– Réquiem para el diablo (1978).
Cuentos
– Los que se van –coautor– (Guayaquil, 1930).
– El cholo que se vengó (México, 1981).
Obras de teatro
– España leal (Quito, 1938).
– Campeonatomanía (1939).
– El sátiro encadenado (1939).
– Lázaro (Guayaquil, 1941).
– No bastan los átomos y Dientes blancos (Guayaquil, 1955).
– El tigre (1955).
– Fantoche (1970).
– Muerte S. A. -La muerte es un gran negocio- (1970).
– Una mujer para cada acto (1970).
Filmografía
Largometrajes
– La cadena infinita (México, 1948).
– Entre dos Carnavales (Brasil, 1949) (esta fue la primera película a color brasileña).
Documentales
En 1954 Demetrio filmó unos documentales por solicitud del Ministerio de Obras Públicas, con el fin de promocionar el Ecuador. Destacan los siguientes:
– Las iglesias de Quito.
– El transporte de banano.
– Los salasacas.