Neuropsicología

¿Qué es la teoría de la compuerta?


La teoría de la compuerta propone que los estímulos no dolorosos impiden o bloquean los estímulos del dolor, y evitan que la percepción del dolor viaje al sistema nervioso central. Eso significa que el estímulo no nocivo suprime el dolor.

El dolor no es agradable, pero es necesario para nuestra supervivencia. Funciona avisando al individuo que existe un peligro para su cuerpo o su salud, con el objetivo de que se interrumpa la causa de ese dolor para mantener la integridad del organismo.

Por ejemplo, el dolor es lo que hace que retires la mano del fuego si te estás quemando, o que mantengas quieta una parte de tu cuerpo para que se recupere a través del reposo. Si no sintiéramos dolor, podríamos hacernos graves daños sin darnos cuenta.

Sin embargo, hay momentos en los que el dolor no es adaptativo, como en una intervención quirúrgica o en un parto, por ejemplo.

Puede ocurrir que la sensación de dolor puede parecernos más o menos intensa según varios factores, como la interpretación cognitiva que le demos: no es lo mismo el dolor que sientes si alguien te ha hecho daño intencionadamente al que sientes cuando te han pisado o empujado por accidente.

Por lo tanto, esto demuestra que el dolor puede ser algo subjetivo y multidimensional, pues muchas partes del cerebro participan en construirlo, conteniendo aspectos cognitivos, sensitivos, afectivos y valorativos.

Esta teoría fue desarrollada en 1965 por Ronald Melzack y Patrick Wall. Constituye la contribución más revolucionaria en la comprensión de los mecanismos del dolor, basada en mecanismos neuronales.

Esto produjo que se aceptara que el cerebro es un sistema activo que selecciona, filtra y transforma los estímulos del ambiente.

Cuando se propuso esta teoría, se recibió con gran escepticismo. Sin embargo, la mayoría de sus componentes siguen utilizándose en la actualidad.

Sistemas involucrados en la teoría de la compuerta

La teoría de la compuerta proporciona una explicación con base fisiológica para el procesamiento del dolor. Para ello, hay que centrarse en el complejo funcionamiento del sistema nervioso, que contiene dos divisiones principales:

Sistema nervioso periférico

Son las fibras nerviosas que existen en nuestro cuerpo, fuera del cerebro y de la médula espinal, e incluye nervios en la columna lumbar, en el torso y las extremidades.

Los nervios sensoriales son los que transportan información sobre el calor, frío, presión, vibración y, por supuesto, dolor a la médula espinal desde las distintas partes del cuerpo.

Sistema nervioso central

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Abarca la médula espinal y el cerebro.

Según la teoría, la experiencia de dolor va a depender del funcionamiento e interacción de estos dos sistemas.

¿Cómo es el mecanismo de la teoría de la compuerta?

La teoría de la compuerta propone que, cuando nos lesionamos o golpeamos alguna parte del cuerpo…

Participan dos tipos de fibras nerviosas en la percepción: las fibras nerviosas finas o de pequeño diámetro, que se encargan de transmitir el dolor (denominándose nociceptivas) y que no están mielinizadas. Y las fibras nerviosas grandes o mielinizadas, que participan en la transmisión de información táctil, de presión o vibratoria, y que no son nociceptivas.

Aunque si las clasificamos por nociceptivas o no nociceptivas, en el primer grupo entrarían las llamadas fibras nerviosas “A-Delta” y las fibras “C”, mientras que las que no transmiten dolor son las “A-Beta”.

Asta dorsal de la médula espinal: la información que llevan estos dos tipos de fibras nerviosas van a llegar a dos lugares del asta dorsal de la médula espinal: las células transmisoras o células T de la espina dorsal, que son las que transmiten señales de dolor al sistema nervioso central, y las interneuronas inhibitorias, cuya tarea es bloquear las acciones de las células T (es decir, bloquear la transmisión del dolor).

Cada fibra tiene una función: de esta manera, las fibras nerviosas finas o grandes activan las células transmisoras que van a transportar la información a nuestro cerebro para interpretarla. Sin embargo, cada tipo de fibra nerviosa tiene una función diferente en la percepción:

  • Las fibras nerviosas finas bloquean las células inhibidoras, y, por lo tanto, al no inhibir, permiten que se propague el dolor, lo que se define como “abrir la puerta”.
  • No obstante, las fibras nerviosas gruesas mielinizadas activan las células inhibidoras, haciendo que la transmisión del dolor se suprima. Esto se denomina “cierre de la compuerta”.

En definitiva, cuanta más actividad tengan las fibras grandes comparadas con las fibras finas sobre la célula inhibidora, la persona percibirá menos dolor. De forma que la diferente actividad de las fibras nerviosas va a competir por cerrar o abrir la compuerta.

En cambio, cuando se alcanza cierto nivel crítico de actividad de las fibras finas o de pequeño diámetro, se activa un sistema de acción complejo que se manifiesta como una experiencia de dolor, con sus patrones de comportamiento típicos, como la retirada o alejamiento del estímulo doloroso.

Impulsos nerviosos cerebrales

Además, el mecanismo de la espina está influido por impulsos nerviosos que llegan del cerebro. De hecho, existe una zona del cerebro que se encarga de disminuir la sensación de dolor, y es la sustancia gris periacueductal o central, que se encuentra alrededor del acueducto cerebral del mesencéfalo.

Cuando esta área se activa, el dolor va desapareciendo al tener consecuencias en las vías que bloquean las fibras nerviosas nociceptoras que llegan a la médula espinal.

Por otra parte, este mecanismo puede ocurrir por un proceso directo, es decir, desde el lugar donde se ha producido el daño directamente hasta el cerebro. Se produce por un tipo de fibras nerviosas gruesas y mielinizadas, que transmite rápidamente al cerebro información de dolor intenso.

Se diferencian de las fibras finas no mielinizadas en que estas últimas transmiten dolor más lentamente y de forma mucho más duradera. Además, también se activan receptores opioides de la médula espinal, asociados con analgesia, sedación y bienestar.

Así, poco a poco nuestro cerebro va determinando qué estímulos debe ignorar, regulará el dolor percibido, ajustará su significado, etc. Ya que, gracias a la plasticidad cerebral, la percepción del dolor es algo que puede modelarse y ejercitarse para disminuir sus efectos cuando no son adaptativos para la persona.

Factores que influyen en la teoría de la compuerta

Existen ciertos factores que determinan la concepción de las señales del dolor en cuanto a la abertura o cierre de la compuerta (que el dolor llegue al cerebro o no). Estos son:

La intensidad de la señal de dolor. Esto tendría una finalidad adaptativa y de supervivencia, pues si el dolor es muy fuerte, avisaría de un gran peligro para el organismo del individuo. Entonces este dolor es difícil que sea paliado por la activación de las fibras no-nociceptivas.

La intensidad de otras señales sensoriales como la temperatura, tacto o presión si se dan en el mismo sitio del daño. Es decir, si existen estas señales y son lo suficientemente intensas, el dolor se va a percibir de forma más leve a medida que las otras señales ganan en intensidad.

El mensaje del cerebro por sí mismo (para mandar señales de que se está produciendo un dolor o no). Esto está modulado por la experiencia previa, cogniciones, estado de ánimo, etc.

Referencias

  1. Moayedi, M., & Davis, K. (n.d). Theories of pain: from specificity to gate control. Journal Of Neurophysiology.
  2. Pain and Why It Hurts (s.f.). Recuperado de University of Washington.
  3. The gate control theory of pain (1978). British Medical Journal.