Anatomía y fisiología

Latifundio: características, en México, Colombia y España


El término latifundio se refiere a la explotación agraria de una gran extensión de tierra. El tamaño que debe tener este terreno varía según cada país, y va desde cientos hasta miles de hectáreas. Etimológicamente, la palabra nace del latín latifundium (latus significa “ancho” o “extenso” y fundus significa “raíz o base primera de algo”).

Este gran terreno es dedicado en su mayoría —pero no en forma exclusiva— a la siembra de alimentos para el consumo de sus dueños. Usualmente el término latifundio tiende a relacionarse con una situación negativa, como por ejemplo, una explotación poco eficiente de los recursos y con poca consideración por los trabajadores que laboran en el terreno.

Sin embargo, y aunque no es el común denominador, existen latifundios que son una engranada y eficaz máquina de producción, optimizando recursos y maximizando el resultado final. Son el modelo ideal a seguir, a pesar de que no ocurra en la mayoría de los casos.

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Origen

Históricamente, el latifundio fue el resultado directo de la repartición de tierras tras exitosas campañas militares, en las que los vencedores despojaban de sus tierras a los vencidos y, a manera de premio, asignaban extensiones de tierras fértiles a sus guerreros más feroces o a los oficiales más destacados.

Otra vía a través de la que nació el latifundio fue la colonización. Este proceso fue vivido en todo el continente americano, sin distinción, de norte a sur; por lo general, los exploradores y conquistadores europeos se hacían de las tierras a la fuerza. En todo caso, ambos orígenes tienen su raíz común en la violencia y apropiación de tierras.

Con la evolución de la humanidad, el latifundio conoció otros orígenes menos condenables: por ejemplo, hoy en día cambios políticos y socio-económicos pueden ser causas del surgimiento de nuevos latifundios.

Características

Por lo general se hace un uso peyorativo de la palabra latifundio; esto responde a que las características de este tipo de explotación de la tierra hacen que, en la mayoría de los casos, se generen situaciones desfavorables.

A pesar de esta concepción, se pueden enumerar de forma objetiva las características más relevantes de un latifundio:

– Grandes extensiones de tierra única o varios parcelamientos integrados administrados por uno o varios socios.

– Extensiones de tierra plana, llanuras o valles. Se descartan los sitios de mayor topografía por la dificultad de trabajarlos.

– Por lo general, explotación de un único recurso en toda la extensión de los terrenos.

– Baja relación de ganancia por metro cuadrado de tierra trabajada.

– Subutilización de la tierra, sin llegar a sus máximos niveles de explotación.

– Uso de baja tecnología en el proceso.

– Uso de mano de obra no calificada y subpagada, lo que genera malestar social.

Latifundios en México

Marco legal

El concepto que se desprende de los textos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México indica que se tiene por latifundio aquellas extensiones de tierra que superen los límites de la pequeña propiedad.

Para explicar esto se detalla que se refiere a 100 hectáreas de tierra de primera, considerando 150 en caso de cultivos de algodón y hasta 300 para cultivos valiosos para el interés nacional, tales como plátano, azúcar, café, olivo, vainilla o árboles frutales, entre otros.

También se detalla que, en el caso de la ganadería, se tomará como límite la tierra necesaria para mantener 100 cabezas de ganado o su equivalente en otro tipo de ganado menor monta.

Queda entonces entendido que cualquier extensión de terreno que supere los límites arriba descritos se considera un latifundio en la legislación mexicana.

Contexto histórico

La primera década de los años 1900 fue testigo de la final explosión del descontento que la clase campesina de esa nación estuvo acumulando durante siglos.

Las legislaciones aplicadas durante el siglo XIX, en las que solo la burguesía de la época tenía acceso a la negociación de tierras, dejó a la clase trabajadora en un segundo plano.

Sin acceso directo a la tierra, los trabajadores dependían de un mísero pago ofrecido por el latifundista. Sin duda, esto los arrojaba a ellos y a sus familias a una miseria y condiciones de vida deplorables. Entonces sobrevino la Revolución de 1910, ondeando la bandera de la igualdad de clases sociales y los beneficios que ello conllevaba.

Entre los cambios que se produjeron surgió la llamada reforma agraria. Esta legislación, nacida en 1910 y vigente desde 1917, tuvo como fin principal la división y repartición de estos latifundios entre la clase social con menos recursos.

A tal fin, el gobierno procedió a expropiar y separar grandes parcelamientos sin uso o producción, para luego rematarlos en subastas públicas a precios sumamente bajos.

Latifundios en Colombia

La historia del latifundio en Colombia es similar a la de otros países de Suramérica. Sus inicios se remontan a los tiempos de la conquista española, a los tiempos de los señores feudales, de los oficiales y soldados destacados que eran recompensados con grandes extensiones de tierra.

Dicha práctica sobrevivió el paso de los siglos y fue en la historia contemporánea de distintos países de la región cuando se observaron intentos de cambios en la forma en la que se repartieron tierras y riquezas.

En el caso particular de Colombia, en 1936 nació la Ley 200 o Ley de tierras. Treinta años más tarde, en 1961, se creó la Ley 135, que finalmente tocó el tema de la reforma agraria.

También apareció en la palestra la ANUC (Asociación Nacional de Usuarios Campesinos), grupo que fue estandarte y pilar de esta reforma.

Situación actual

El proceso en Colombia se ha visto estancado, e incluso se podría decir que hasta ha retrocedido debido a la constante violencia que domina este país. Varios autores estiman que hasta la fecha y por el asedio de los violentos actores de la zona, los campesinos pueden haber perdido entre 4 y 6 millones de hectáreas cultivables.

Este desplazamiento de personas y familias, el hecho de ser despojados de tierras de las que se sacaba el sustento diario, así como la inacción de los entes gubernamentales y la falta de oportunidades reales de trabajos dignos, ha dado pie a que muchos campesinos se enlisten en los diferentes ejércitos que hacen vida en sus tierras.

El accionar de estos grupos armados ilegales ha traído un sinnúmero de dificultades a la región. Expertos en el tema han estimado que no se podrá llegar a una equidad en la repartición de tierras mientras grupos armados se enfrenten a diario por el control de franjas de haciendas.

En este caso en particular, no puede haber una explotación y enriquecimiento lícito si estos grupos armados usan la tierra para cultivos prohibidos y fungen ellos mismos como latifundistas, pagando salarios miserables a campesinos que no tienen ninguna otra opción para subsistir.

Expertos indican que aún falta algún tiempo para que se estabilice la zona, se encuentre la paz en el país, se haga un alto al fuego y se depongan definitivamente las armas. Hasta entonces no se podrá ver un real cambio en el campo de Colombia.

Latifundios en España

El proceso del latifundio en España tampoco escapa a las raíces históricas que se imponen alrededor del mundo como denominador común: la conquista militar. En este caso se trata de la llamada Reconquista cristiana.

Como es sabido, durante la Reconquista cristiana las diferentes órdenes militares, los miembros de la realeza y el clero se pudieron hacer de una muy buena parte de los terrenos adquiridos a filo de espada. Los castellanos atesoraban tierras andaluzas, las cercanas al estrecho de Gibraltar y las del borde del Mediterráneo.

Durante los siglos XVII y XVIII, tras la expulsión de los moriscos alrededor de 1610, se vivió en España una debacle económica y social a pesar de las florecientes colonias en tierras del continente americano.

Esto se debió al propio desplazamiento forzado de los moradores y trabajadores de las tierras, y sin mano de obra se volvieron imposibles de trabajar.

Durante este periodo el fenómeno latifundio se extendió aún más. La causa de ello fue que los grandes dueños de tierras se dedicaban a la ganadería y tenían poder suficiente para hacer que su ganado pastara en tierras propias o en tierras ajenas de pequeños agricultores.

A menudo, los terrenos de estos últimos se veían atacados y afectados por el uso de sus pequeñas tierras como corral o como comedero del ganado de algún gran señor, no quedando otra salida que vender las tierras al mejor postor, por lo general el dueño de las bestias, incrementado de esta manera sus dominios.

Leyes influyentes

En 1932 apareció la Ley de Bases de Reformas Agrarias, que pretendía rescatar a jornaleros y yunteros (los que tenían una yunta de mulas para arar el campo) de los pagos abusivos de latifundistas y, de alguna forma, generar una repartición justa de tierras. Sin embargo, su mala aplicación o interpretación causó más daño al ya maltratado sistema.

Los campesinos españoles enfrentaron una precaria situación durante la Segunda Guerra Mundial y también luego, en los años de posguerra, y ello junto con la constante hambruna hizo que el tema de la distribución de la tierra fuera perdiendo importancia.

Todo esto ocurrió mientras se entraba al segundo tercio del siglo XX, tiempo en el que España experimentó un salto hacia la modernización.

Referencias

  1. “Latifundio” en Wikipedia. Recuperado en 9 de febrero de 2019 de Wikipedia: es.wikipedia.org
  2. “Latifundio” en Enciclopedia Jurídica Online. Recuperado en 9 de febrero de 2019 de Enciclopedia Jurídica Online: mexico.leyderecho.org/latifundio
  3. “History of Land Reform” en Encyclopaedia Britannica. Recuperado en 9 de febrero de 2019 de Encyclopaedia Britannica: britannica.com
  4. “History of Land Reform – Latin America” en Encyclopedia Britannica. Recuperado en 9 de febrero de 2019 de Encyclopedia Britannica: britannica.com
  5. “La Lucha Contra el Latifundio” en Diario La Semana. Recuperado en 9 de febrero de 2019 de Diario La Semana: semana.com
  6. “El Latifundio como Constante Historica” en Diario El País. Recuperado en 9 de febrero de 2019 de Diario El País: elpais.com