Balneoterapia: qué es, historia, beneficios, contraindicaciones
¿Qué es la balneoterapia?
La balneoterapia es un conjunto de terapias que afirma combatir diversas enfermedades y dolencias mediante el baño en balnearios termales. Se considera una disciplina distinta a la hidroterapia, aunque existen ciertas similitudes entre ambas y algunas de sus prácticas son muy parecidas.
Algunas de las prácticas más comunes de la balneoterapia incluyen baños en aguas termales o ricas en diversos minerales, masajes mediante el movimiento del agua, inmersiones en frío y calor, y uso de fango medicinal para realizar masajes y otras prácticas similares.
No existen demasiados estudios que confirmen los supuestos beneficios de la balneoterapia, y es necesario realizar más investigaciones sobre ella. Pero quienes la reciben afirman que puede ser muy útil para tratar problemas tan distintos como artrosis, dermatitis, estrés, dolores de espalda o de cabeza, o fibromialgia.
Historia de la balneoterapia
El uso de aguas termales y enriquecidas para mejorar la salud y relajarse data de hace varios miles de años. Se cree que ciertas poblaciones antiguas establecidas cerca de fuentes naturales utilizaban el agua caliente para limpiarse y combatir algunos problemas de salud.
Sin embargo, la primera mención a los beneficios de las aguas termales en Occidente es la de Hipócrates, considerado como el padre de la medicina moderna.
Este médico creía que todas las enfermedades estaban producidas por un desbalance en los fluidos corporales, y pensaba que los baños de agua caliente podían ayudar a corregirlos.
Civilizaciones antiguas
Imperios como Grecia y Roma llevaron el uso de las aguas medicinales más allá del ámbito de la salud y la limpieza. Así, los baños termales se convirtieron en lugares donde realizar reuniones sociales y en el centro de la cultura de ambas civilizaciones.
Durante los siglos en los que ambos imperios gobernaban el mundo, las termas experimentaron un gran desarrollo.
De ser tan solo lugares de relajación en los que los veteranos de guerra podían descansar, pasaron a transformarse en auténticas maravillas arquitectónicas, donde todos los ciudadanos podían acudir a mejorar su salud y relacionarse con los demás.
Sin embargo, griegos y romanos no fueron los únicos que disfrutaban de los beneficios de la balneoterapia.
El Imperio antiguo de Egipto también utilizaba aguas termales y lodos medicinales para mejorar la salud de sus habitantes, y las primeras saunas finlandesas datan de hace más de 7.000 años.
Edad Media y Moderna
Tras la caída del Imperio romano, muchas de las prácticas culturales de esta civilización quedaron en desuso, entre ellas la balneoterapia. Sin embargo, nuevas culturas siguieron desarrollando esta disciplina y utilizando los beneficios de las aguas termales para mejorar su salud.
Así, por ejemplo, el Imperio otomano fomentó el uso de hamam o baños turcos, que compartían muchas similitudes con las termas romanas. En Japón, se creía que las aguas termales tenían todo tipo de beneficios para el cuerpo y la mente, por lo que también eran muy utilizadas.
Durante el Renacimiento, distintas culturas europeas volvieron a popularizar el uso de baños termales. Así, en casi todos los países del Viejo Continente y en muchas colonias americanas se empezaron a aprovechar las fuentes naturales de agua enriquecida.
Siglo XIX en adelante
En algún momento del siglo XIX se creó la palabra “talasoterapia”, que viene de los términos griegos thalassa (océano) y therapeia (curación).
Se utilizaba para describir una serie de técnicas relacionadas con el agua y los baños que supuestamente mejoraban tanto la salud física como la mental de quienes las practicaban.
También en este siglo, los primeros spas modernos fueron abiertos tanto en Estados Unidos como en Europa. Pronto se convirtieron en destinos muy populares para los viajeros de clase alta, que pasaban unos cuantos días en hoteles de lujo, relajándose con baños termales y recibiendo todo tipo de tratamientos.
Hoy en día, un gran número de hoteles del mundo cuentan con su propio spa, sin necesidad de estar situados cerca de una fuente natural de aguas termales.
La popularidad de la balneoterapia sigue creciendo, y sus prácticas se han desarrollado mucho durante las últimas décadas.
Beneficios de la balneoterapia
La balneoterapia puede tener distintos beneficios para la salud:
– Ayuda a combatir ciertos problemas como artritis, problemas respiratorios y tensión alta.
– Aumenta la temperatura corporal de manera segura, de tal manera que estimula al sistema inmune a luchar contra bacterias y virus.
– Aumenta la presión hidrostática en el cuerpo, mejorando la circulación y la oxigenación de las células.
– Elimina toxinas y aumenta el número de nutrientes que las células corporales reciben.
– Acelera el metabolismo y mejora el sistema digestivo.
– Al usarse de manera tópica, las aguas termales también ayudan a combatir ciertas enfermedades de la piel como psoriasis, infecciones por hongos y dermatitis, además de acelerar la curación de todo tipo de heridas.
– Por último, tomar baños termales con regularidad podría ayudar a reducir el estrés, eliminando con ello algunos dolores (como el de espalda o cabeza) y problemas psicológicos.
¿Qué dice la ciencia sobre la balneoterapia?
La mayoría de los supuestos beneficios de la balneoterapia no han sido debidamente comprobados mediante experimentos fiables.
Por ello, la mayoría de expertos dentro del mundo científico miran esta disciplina con escepticismo, y advierten que podría no ser tan beneficiosa como sus defensores dicen que es.
Debido a ello, la mayoría de las veces la balneoterapia solo debería utilizarse como una ayuda a otras terapias mejor establecidas, y no como un sustituto de las mismas.
Esto es especialmente cierto en el caso de enfermedades graves o trastornos que puedan empeorar de no ser tratados adecuadamente.
Contraindicaciones
A pesar de que la balneoterapia en principio no presenta problemas para la mayoría de personas que la utilizan, existen algunos casos en los que puede ser peligroso tomar baños termales con el objetivo de tratar una enfermedad.
En concreto, los médicos advierten contra el uso de este procedimiento para personas con problemas graves del corazón, tensión arterial extremadamente baja, embarazo avanzado, várices muy sintomáticas, epilepsias no controladas, o algunas enfermedades, como tuberculosis o diabetes miellitus grave.
Antes de empezar un proceso de balneoterapia, si crees que perteneces a alguno de estos grupos de riesgo o que los baños termales pueden suponer un problema para ti, consulta con tu médico habitual para saber si puedes realizar esta práctica de manera segura.
Referencias
- What is balneotherapy? Recuperado de fromthegrapevine.com.
- The History of Spas Timeline: Evolution of the Journey So Far. Recuperado de swimuniversity.com.
- Bathing for stress relief. Recuperado de yogajournal.com.