Plan Inca: antecedentes, causas y objetivos
El Plan Inca fue un documento elaborado por el autoproclamado Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada en Perú. El documento era un plan de gobierno que abarcaba una serie de objetivos a llevar a cabo en 20 años.
Un golpe de estado había llevado a los militares al poder en 1968, nombrando presidente al general de división Juan Velasco Alvarado. Las causas de su levantamiento fueron la crisis económica, la problemática social y la creciente tensión que vivía el país. Un escándalo relacionado con la explotación de petróleo fue la causa más inmediata del golpe.
Una vez llegado al poder, Alvarado y el resto de los militares que lo acompañaban, se propusieron reformar totalmente el país. El Plan Inca fue el programa creado para realizar esos cambios que, según declararon, debía crear un Perú más justo, igualitario y libre.
El plan detallaba las acciones a realizar para lograr sus objetivos. Estas iban desde volver a controlar la explotación de petróleo y la minería, entonces en manos extranjeras, hasta establecer la igualdad entre mujeres y hombres.
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Perú había vivido un golpe militar a comienzos de 1960 para, entre otros motivos, evitar la victoria del candidato aprista en las elecciones. El gobierno militar surgido del alzamiento tuvo un carácter bastante progresista, con medidas como la creación del Instituto Nacional de Planificación.
Tras un año gobernando, los militares organizaron unas elecciones en las que su candidato preferido, Fernando Belaunde, se alzó con la victoria. Aunque la mayor parte de la cúpula del ejército se comprometió con el nuevo presidente, la inestabilidad económica y política del país siguió creciendo.
Según algunos historiadores, el general Juan Velasco nunca apoyó al presidente Belaunde. Junto a él, se posicionaron otros oficiales formados en el CAEM, quienes, a la postre, serían los protagonistas del golpe de 1968.
El golpe de Estado tuvo lugar en octubre de 1968. En la mañana del 2 de octubre, el general Velasco acudió al Palacio de Gobierno durante la jura del gabinete. Horas más tarde, ya durante la madrugada del día 3, los tanques rodearon el Palacio y el Congreso. Belaunde fue encarcelado y el Congreso clausurado.
Después de tomar el control del país, se creó una Junta Militar. Esta nombró a Velasco Alvarado presidente del Gobierno.
Al finalizar el mandato de Belaúnde, la situación en Perú era muy convulsa. Por una parte, existía una importante actividad guerrillera y habían aparecido organizaciones de trabajadores muy radicales. Los partidos tradicionales acusaron la creciente inestabilidad política.
Por otra parte, la economía nacional estaba sumida en una profunda crisis, lo que no hacía más que potenciar la sensación de ingobernabilidad.
Perú estaba pasando por un etapa muy delicada en lo económico. Las reformas emprendidas y la huida del capital extranjero provocó que el gobierno tuviera que pedir créditos al exterior.
Por otra parte, dos de las grandes riquezas nacionales, el petróleo y la minería, se encontraban bajo control de empresas extranjeras.
Lo anterior conllevaba una desigualdad social muy acusada. En el caso, por ejemplo, de la posesión de tierras de cultivo, los datos señalan que el 2% de la población poseía el 90% del terreno laborable.
El acontecimiento que los militares usaron como último pretexto para realizar el golpe de Estado fue un escándalo surgido alrededor de los yacimientos petrolíferos de La Brea y Pariñas. Estos eran explotados por una compañía estadounidense, la International Petroleum Company.
La compañía llevaba sin pagar los impuestos por la explotación desde que se hizo cargo de la explotación. El 13 de agosto de 1968, se firmó el Acta de Talara, mediante la cual todos los yacimientos que explotaba esa empresa pasaban a manos estatales. La única excepción era la vieja refinería de Talara.
A pesar de la aparente solución del conflicto, pronto surgieron acusaciones que afirmaban que existían acuerdos ocultos para favorecer a la empresa estadounidense. El escándalo estalló cuando se denunció que faltaba una página en el contrato de precios del crudo, firmado por la estatal Empresa Petrolera Fiscal y la compañía estadounidenses.
La llamada “Página Once” sirvió a Velasco como excusa para dar el golpe, ya que acusó a Belaunde de favorecer a la empresa de los Estados Unidos en contra de los intereses del país.
El Plan Inca se marcaba un plazo de 20 años para lograr «la integración de la población, su distribución en todo el espacio económico de país y lograr que el ingreso per cápita sea no menos del actual». Ideológicamente, sus autores se declararan «ni capitalistas, ni marxista-leninistas».
En sus primeros párrafos, el Plan Inca contaba con una declaración de intenciones sobre su objetivo global:
“La Revolución de la Fuerza Armada llevará a cabo un proceso de transformación de las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales, con el fin de lograr una nueva sociedad, en la que el hombre y la mujer peruanos vivan con libertad y justicia.
Esta revolución será nacionalista, independiente y humanista. No obedecerá a esquemas o dogmas. Sólo responderá a la realidad peruana”.
Como se ha comentado, la mayoría de las explotaciones es encontraban en manos extranjeras. Por eso, el Plan Inca señalaba la necesidad de que pasaran a manos del Estado.
Para ello, pretendían anular el Acta de Talara y otros acuerdos similares. El Plan, igualmente, se comprometía a expropiar todos los bienes de la IPC para cobrar lo que debía a Perú.
El gobierno militar se decantaba por un planificación integral y obligatoria para el sector público. En el ámbito privado, esa planificación seria orientativa.
El objetivo era mejorar los índices de desarrollo del país, creando un plan a corto, medio y largo plazo.
En el momento en el que se elaboró en Plan Inca, Perú mantenía una política independiente muy ligada a los intereses de los Estados Unidos. Los nuevos gobernantes se propusieron cambiar esa situación, desarrollando una política exterior nacionalista e independiente.
Dentro del Plan Inca, la situación de la agricultura ocupaba un espacio muy relevante. La propiedad de la tierra en Perú estaba concentrada en muy pocas manos y el plan se puso como objetivo realizar una reforma agraria que cambiara esa situación.
La reforma, de acuerdo con lo previsto, debía beneficiar a los pequeños arrendatarios que ya trabajaban las tierras. Estos pasarían a tener preferencia a la hora de adjudicar los terrenos expropiados por la ley.
Por otra parte, el plan también apuntaba la necesidad de realizar una reforma del tejido empresarial. Esta daría a los trabajadores partición en la gestión y en la propiedad. Además, se iban a potenciar las empresas estatales.
La igualdad de la mujer también aparecía como uno de los objetivos más importantes dentro del Plan Inca. El documento marcaba como objetivo el acabar con cualquier tipo de discriminación legal y social, además de impulsar el acceso de la mujer a la educación y a los puestos de trabajo.
Por otra parte, el Plan señalaba la necesidad de que existiera una libertad de prensa real. Para los firmantes, en esos momentos, la prensa estaba en manos de la oligarquía peruana, que controlaba lo que se podía publicar. El objetivo era acabar con esa concentración de medios y asegurar la libre expresión de ideas.
El gobierno de Velasco diseño también cambios en los tres poderes del Estado. En el caso del Judicial, el Plan Inca se marcó como objetivo aumentar su independencia, así como la capacitación de los jueces. Igualmente, anunciaba una nueva legislación, promulgada de acuerdo con los principios de la revolución.
Unido a lo anterior, el Plan Inca anunciaba que se iba a proceder a redactar una nueva constitución que acogiera todas las transformaciones que se querían llevar a cabo.
- Subdirección de Publicaciones y Material Educativo del Instituto Nacional de Investigación y desarrollo de la Educación. El Plan Inca. Recuperado de peru.elmilitante.org
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