Ansiedad

¿Puede causar la ansiedad visión borrosa?


La visión borrosa puede surgir a menudo en las personas que sufren ansiedad. Normalmente este síntoma se interpreta con angustia y temor al no saber si se trata de una manifestación de la ansiedad que se está sufriendo o si se trata de una enfermedad distinta.

Así mismo, suele provocar cierto estrés no saber si el empeoramiento de la visión es una situación momentánea y desaparecerá al mismo tiempo que la ansiedad o si este perdurará y nunca se recuperará la calidad de visión anterior.

En este artículo te explicaré qué relación existe entre visión borrosa y ansiedad, y esparciremos las dudas sobre si este síntoma forma parte de las manifestaciones de la ansiedad.

Índice del artículo

¿Cómo puede causar visión borrosa la ansiedad?

La ansiedad realiza un efecto tan directo sobre el funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente que puede originar un gran número de síntomas físicos, entre los cuales se encuentra la visión borrosa.

No existen hoy en día datos concluyentes sobre cuánta gente con ansiedad sufre visión borrosa. Sin embargo, parece ser un síntoma que se presenta con frecuencia entre esas personas que sufren niveles elevados de ansiedad.

La visión borrosa es una señal de pérdida de agudeza visual que puede estar causada por distintas enfermedades como lesiones oculares, diabetes, glaucoma, cataratas, miopía, etc.

No obstante, la ansiedad, a través de las alteraciones hormonales, modificaciones de niveles de azúcar en sangre, aumentos de circulación sanguínea y de tensión ocular que provoca, también puede causar los síntomas típicos de la visión borrosa.

De este modo, a personas con niveles elevados de ansiedad les puede resultar más complicado enfocar su visión, visualizar objetos a larga distancia o ver las cosas con la nitidez que lo veían antes.

Así mismo, la ansiedad puede originar fotofobia, una sensación de irritabilidad ante estímulos luminosos intensos, así como dolores oculares debido al efecto directo del aumento de presión de esa zona del cuerpo.

Así pues, a pesar de que muchas veces no se incluya la visión borrosa como uno de los síntomas típicos de la ansiedad, niveles elevados de estrés pueden provocar este tipo de alteraciones.

¿Cómo se debe tratar la visión borrosa por ansiedad?

En primer lugar hay que destacar que la visión borrosa causada por ansiedad solo permanecerá mientras experimentes niveles elevados de estrés. Cuando dejes de padecer ansiedad tu visión se restablecerá y dejarás de ver de un modo borroso.

No obstante, en segundo lugar cabe destacar que si padeces visión borrosa por ansiedad, esta no desaparecerá hasta no que consigas controlar y reducir tu estado ansioso, y si este aumenta, tu visión también empeorará.

En estos casos, visión borrosa y ansiedad van de la mano, y no desaparecerá el uno sin el otro. Esto hace patente que la primera intervención terapéutica para remediar esta situación consiste en realizar esos tratamientos que te permitan eliminar la ansiedad.

Dependiendo del tipo de ansiedad que sufras los tratamientos son muy diversos, aunque los trastornos de ansiedad suele resolverse de forma eficaz a través de la combinación de medicamentos y psicoterapia.

Sin embargo, es evidente que mientras no consigas combatir tu ansiedad por completo, la visión borrosa será un síntoma más que molesto que te impedirá vivir con normalidad. De este modo, también puede realizar una serie de acciones que, en cierta medida, pueden ayudarte a mejorar tu visión. Estos son:

  • No pasar mucho tiempo viendo la televisión, ordenador, smartphone, etc.
  • Realizar una buena hidratación para evitar el dolor ocular.
  • Mantener los ojos cerrados durante 5 minutos mientras aplicas un suave masaje con el dedo realizando movimientos circulares.
  • Aplicar agua fría a los ojos de forma recurrente.
  • Utilizar colirios hidratantes cuando tengas los ojos secos.

¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando estamos ansiosos?

La ansiedad siempre aparece con un objetivo muy claro: activar tanto nuestro cuerpo como nuestra mente para que estén alerta y sean capaces de responder una forma rápida y eficaz ante las amenazas.

Esta función de la ansiedad vale tanto para la ansiedad adaptativa, cuando aparece ante un estímulo amenazante real, como para la ansiedad patológica, cuando aparece sin que exista ningún estímulo que motive su presentación.

Liberación de hormonas

De este modo, ante cualquier estado de ansiedad, nuestro cuerpo sufre una serie de cambios en su funcionamiento. Más concretamente, nuestra mente se encarga de liberar un mayor número de hormonas al cuerpo como adrenalina y noradrenalina.

Estas hormonas son sustancias excitadoras que incrementan la frecuencia cardíaca, dilata los sistemas de respiración y activa los procesos de respuesta inmediata de nuestro cerebro.

Esto se explica porque cuando liberamos estas sustancias en abundancia, nuestro cuerpo se sobreexcita, para poder responder adecuadamente y estar lo suficientemente activado.

Si lo que estamos experimentando es una ansiedad “normal”, esta sobreexcitación del cuerpo durará unos segundos o minutos, y en cuanto la amenaza desaparezca los niveles de adrenalina y noradrenalina volverán a la normalidad y la ansiedad desaparecerá.

Niveles altos de ansiedad

Sin embargo, cuando en nuestro cuerpo y nuestra mente hay niveles muy elevados de estas sustancias durante mucho tiempo, nos cansamos más rápidamente, nuestra atención disminuye, somos incapaces de dormir y, por supuesto, nuestro estado de ansiedad incrementa.

Esto se explica porque nuestra mente está sobreexcitando el cuerpo entero de una forma excesiva durante demasiado tiempo, por lo que este empieza a no responder bien a niveles tan elevados de adrenalina y noradrenalina.

Respuesta normal vs ansiedad patológica

Si se trata de una respuesta normal, nuestro cuerpo se activará de forma adecuada a través de los mecanismos que hemos comentados, nuestro organismo se excitará durante un periodo determinado de tiempo y al cabo de unos minutos todo volverá a la normalidad.

Sin embargo, si sufrimos ansiedad patológica (o cualquier trastorno de ansiedad) la excitación mental y corporal que se deriva de nuestro estado, no estará presente únicamente durante un período corto de tiempo.

Al contrario, nuestra activación y nuestra sensación de ansiedad perdurará y no seremos capaces de eliminarla y retornar a al estado de normalidad, con una activación mucho menor tanto de nuestro cuerpo como de nuestra mente.

Esta sobreactivación prolongada a lo largo del tiempo que origina la ansiedad, hace que nuestro cuerpo empiece a no funcionar de una forma adecuada, ya que está más activado de lo que debería.

Al mismo tiempo, este mal funcionamiento (o sobrefuncionamiento) de nuestro cuerpo, se traduce de forma automática en una serie de síntomas, tanto psicológicos como físicos.

Referencias

  1. Bhave, S. y Nagpal, J. (2005). Trastornos de ansiedad y depresión en jóvenes universitarios. Clínicas pediátricas de Norteamérica, 52, 97-134.
  2. Kaplan H. I, Sadock B. J. Sinopsis de psiquiatria. 8ª ed. Ed. Lippincott Williams & Wilkins-Panamericana. 1998. Pág.324 y 683.
  3. Kandel E. R., Schwartz J. H. & Jessell T. M. Principios de Neurociencias, 4a Edición. McGraw-Hill Interamericana, 2001, 1395 páginas.
  4. Organización Mundial de la Salud. Clasificación internacional de las enfermedades mentales y del comportamiento. Criterios diagnósticos de investigación. C.I.E. l0 capítulo V (F). Meditor, Madrid, 1993.