Lengua y literatura

María Zambrano: biografía, filosofía y obras


María Zambrano Alarcón (1904-1991) fue una filósofa y ensayista española. Su obra fue extensa, y se basó en un pensamiento profundo y en la responsabilidad ciudadana que la caracterizó. Sin embargo, en su país no contó con el apoyo necesario para darse a conocer en el momento oportuno.

La obra de Zambrano se definió por ser filosófica, se orientó hacia la búsqueda de lo divino, y lo que guarda el alma. También se relacionó con el cuestionamiento humano sobre el origen de las cosas, y la necesidad que tiene de conseguir una respuesta.

María Zambrano sufrió las consecuencias del exilio. No obstante, fue fuera de su país donde tuvo reconocimiento, y comenzó a dársele valor a su trabajo como escritora y filósofa. Fue una mujer fiel a sus pensamientos e ideales, y siempre cercana a lo místico, a lo divino.

Índice del artículo

Biografía

Nacimiento y familia

María nació el 22 de abril de 1904 en Málaga. Fue hija de maestros; sus padres fueron Blas Zambrano García de Carabante y Araceli Alarcón Delgado. Zambrano fue una niña que presentó constantes infortunios con su salud, situación que la acompañó toda su vida. Tuvo una hermana siete años menor.

La pequeña María vivió una temporada en Andalucía, específicamente en la localidad de Bélmez de la Moraleda, con su abuelo por parte de madre. En 1908 se fue con su familia a vivir a Madrid, un año más tarde su padre obtuvo un trabajo en Segovia, y posteriormente todos se fueron a vivir allí.

Educación de María Zambrano

Zambrano vivió su adolescencia en Segovia. En 1913 inició los estudios de bachillerato, siendo una de las dos chicas privilegiadas que asistían a clases entre un núcleo formado por hombres. Fue esa la época de su primer amor y de su contacto con el mundo literario.

En 1921 cuando tenía diecisiete años de edad, los Zambrano Alarcón se fueron de nuevo a Madrid. Allí la joven María inició sus estudios de filosofía y letras en la Universidad Central. En esa época fue alumna de prestigiosos hombres de letras, y conoció al escritor José Ortega y Gasset.

La vida universitaria de la futura filósofa fue bastante movida. Al comenzar la especialización, en 1928, formó parte de la organización estudiantil Federación Universitaria Escolar, y también colaboró en el periódico El Liberal. Además, fue una de las fundadoras de la Liga de Educación Social, y ejerció como profesora.

El trabajo de doctorado que estaba realizando, bajo el título La salvación del individuo en Spinoza, quedó inconcluso por motivos de salud que la dejaron en cama por un largo periodo. En 1931 fue profesora auxiliar de metafísica en su casa de estudios, y participó en actividades políticas.

Participación política

María Zambrano siempre mostró un marcado liderazgo, lo que la acercó a la vida política. Fue miembro de la Alianza Republicano-Socialista, y participó en varios eventos a nivel nacional. Además, formó parte de la proclamación de la Segunda República.

El político Luís Jiménez de Asúa la invitó a participar como candidata a diputada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), pero ella lo rechazó. Más tarde supo que la política se podía hacer a través del estudio y la expresión del pensamiento.

Hubo un episodio que la separó de la política de militancia partidista; haber firmado la creación del Frente Español, tras su cercanía con Gasset, lo consideró un garrafal error. A partir de ese momento orientó su interés por la política a otro rumbo.

Amores de Zambrano

En los años de adolescencia, cuando María vivió en Segovia, se enamoró por vez primera, y lo hizo de su primo Miguel Pizarro. Sin embargo, la familia tomó partido para que la relación no llegara más lejos, y el joven tuvo que irse a Japón a dar clases de español.

Años más tarde conoció al político e intelectual Alfonso Rodríguez Aldave, con quien se casó el 14 de septiembre de 1936. La actividad diplomática del esposo los condujo a vivir un tiempo en Chile, debido a que ocupó el cargo de secretario de la embajada española en ese país.

Zambrano en el exilio

Casi tres años después de haber comenzado la Guerra Civil en España, María Zambrano abandonó el país en compañía de su madre y de su hermana. Su padre ya había fallecido. Las mujeres partieron rumbo a París donde les esperaba el esposo de la filósofa.

En esos momentos se dedicó a realizar algunas actividades literarias, y a acompañar a su esposo en otras labores de carácter político. Hizo cortas estadías en Estados Unidos y México, para luego radicarse por un tiempo en el país azteca como profesora de filosofía en la Universidad de San Nicolás de Hidalgo.

Cuando estuvo en Morelia realizó la publicación de dos de sus reconocidas obras: Pensamiento y poesía en la vida española, y Filosofía y poesía. Además, colaboró en varias revistas de alto reconocimiento en toda América Latina, lo que le permitió alcanzar renombre.

Viajes por el Caribe

En 1940 viajó con su esposo a La Habana, donde desempeñó como profesora en el Instituto de Altos Estudios en Investigaciones Científicas. Durante un tiempo fue y regresó de Puerto Rico, país donde dictó algunos cursos y conferencias, y donde se fue a vivir por dos años, entre 1943 y 1945.

Zambrano fue avisada en 1946 de la grave situación de salud de su madre, así que viajó a París, pero cuando llegó fue muy tarde. Fue allí donde conoció e hizo amistad con algunos intelectuales como Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.

El periodo de 1949 a 1953 Zambrano lo pasó entre México, La Habana y Europa, específicamente Italia y París. Hubo un intento de expulsión de Italia tras una denuncia que un vecino hizo por los gatos que ella y su hermana Araceli tenían en el lugar donde residían. El Presidente detuvo la orden de salida.

El exilio fue una época difícil para María, pero también la etapa de mayor auge de su obra, y en la que obtuvo el mayor reconocimiento. Fue la etapa en la que publicó El sueño creador, España sueño y verdad La fuga de Antígona. En 1972 perdió a su hermana.

La vejez y las enfermedades comenzaron a causar estragos en su vida. Sola y divorciada, pasó de Italia a Ginebra. Todavía en el exilio, en 1981 le fue conferido el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. El 20 de noviembre de 1984 regresó a su país.

Tiempo final de María Zambrano

Una vez que Zambrano volvió a España, se fue reincorporando poco a poco a la vida social. Realizó pequeños paseos y asistió a algunos recitales y conciertos. Sus amigos de siempre la iban a visitar con frecuencia. Con el tiempo ya tenía una vida intelectual activa.

En 1985 recibió el honor de ser nombrada Hija Predilecta de Andalucía. Un año después salió a la luz su libro Senderos. Más tarde trabajó en la publicación de La agonía de Europa, Notas de un método, La confesión y Persona y democracia.

Entre 1987 y 1988 recibió los reconocimientos de Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Málaga, y el Premio Cervantes. En 1989 publicó Delirio y destino. A pesar de que pasó sus últimos años limitada de las piernas, y a veces deprimida, realizó algunos artículos.

María Zambrano falleció el 6 de febrero de 1991 en la capital española, en el Hospital de la Princesa. Al siguiente día sus restos fueron trasladados a su pueblo natal Vélez en Málaga, y yacen en el cementerio de la localidad bajo un limonero.

Filosofía

El pensamiento o filosofía de María Zambrano estuvo orientado hacia la  existencia de lo divino y lo espiritual, y su influencia en la vida de los seres. Para ella la falta de Dios o de dioses en la vida humana era sinónimo de intranquilidad, y de búsqueda de respuestas en otras áreas.

Zambrano basó sus planteamientos en dos modalidades. La primera se refirió a los cuestionamientos del hombre en torno a aquello que desconocía, a esta la denominó “actitud filosófica”.

La segunda, por su parte, guardó relación con la serenidad que proporcionaba la respuesta obtenida, a esta la llamó “actitud poética”.

La persona como producto de su esencia

Zambrano estableció la creación de la persona a partir de su esencia como ser. Es decir, todos aquellos componentes emocionales que acompañan a los hombre a lo largo de su vida moldean su comportamiento y su existencia. 

El ser no es más que la suma de sus vivencias, de todo aquello que le ha tocado vivir y cómo lo asume. Por lo tanto, desde que se nace hasta que se muere, cada individuo preserva siempre su particularidad como ser.

Nadie vive nunca los mismos eventos que viven los otros seres, y en caso de que así suceda, cada quien asume dichas vivencias de maneras distintas.

De esta manera, Zambrano percibía a cada sujeto que conforma la realidad general como una sumatoria de vivencias y reacciones a dichas vivencias, dando lugar a aprendizajes para el crecimiento individual.

La política hecha de otra manera

El pensamiento de María Zambrano con respecto a la política estuvo presente en sus obras, por ser una mujer que participó durante un periodo en algunas actividades relacionadas con ese mundo. Con el tiempo se dio cuenta de que la política en su esencia podía realizarse en la base misma del pensamiento.

Para Zambrano hacer política iba más allá de ser candidato o dar un discurso; tenía que ver con la forma en que la vida se encaminaba a través de las acciones de su principal actor: el hombre.

Así que puede decirse, que durante toda su vida fue política, de acuerdo a su pensar, aunque no militara en ningún partido.

La fenomenología de lo divino

En Zambrano, este área se relacionó con la necesidad humana de conectarse con Dios. Fue allí donde entraron sus actitudes poéticas y filosóficas. La filosofía preguntaba y la poesía se encargaba de ordenar y de dar forma a las respuestas que se obtenían.

En esta parte la filosofía de Zambrano se orientó a que la persona se conectara con la realidad por medio de la certeza de observar su entorno y ser observado.

María Zambrano consideró que en lo sagrado o divino estaba la posibilidad de ser, y que en esa conexión con Dios se encontraba la gracia y la calma para los miedos que persiguen a cada ser. Esa era la forma en que el hombre podía llegar a una conciencia plena, a la libertad y a la responsabilidad.

Racionalismo e historia

Este apartado corresponde a la intranquilidad de María Zambrano sobre darle a la historia un carácter humano, y en consecuencia la libertad y la conciencia individual de asumir los cambios en el tiempo. La humanidad no puede permitir que los acontecimientos le impidan ser.

La creación de la persona

Zambrano consideró que las limitaciones, problemáticas, deformaciones y acontecimientos sociales tenían las mismas repercusiones en las personas. Por ello el hombre debía ser capaz y consciente de ir más allá, y superarse a sí mismo.

En la trascendencia del individuo se da un fenómeno de tiempo. Zambrano estructuró este “fenómeno de tiempo” como un factor periódico que tiene que ver con los eventos del pasado, del presente y del futuro. 

Zambrano se detuvo también a analizar la manera que tenían los sueños de presentarse. Consideró que hay dos tipos de sueños; los sueños de la “psique”, fuera del tiempo y del plano real, y los sueños de la persona, que son los que se destinan a hacerse realidad, a través del “despertar”.

Su razón poética

La razón poética de María Zambrano se refería a escudriñar el alma, de tal manera que se llegara a lo más profundo de ella. Al descubrir lo íntimo, lo sagrado, estaba el camino abierto para concretar el método de construir la individualidad de la persona.

Consideró que la esencia del ser eran los sentimientos, las emociones, la profundidad de sus deseos, ideas y pensamientos. Es la esencia del individuo lo que despierta a la poética, que luego se transforma en verbo.

Finalmente, el pensamiento o filosofía de Zambrano fue místico y sublime,  siempre relacionada con el ser, sus propiedades y principios esenciales. Para ella fue importante la reflexión individual, y la trascendencia del individuo hacia la profundidad de la vida.

Obras

La obra de María Zambrano fue extensa, y tan profunda como sus pensamientos. Los siguientes son algunos de los títulos más importantes de una española que obtuvo el reconocimiento de sus paisanos, cuando el exilio le abrió las puertas.

– Horizonte del liberalismo (1930).

– Hacia un saber del alma (1934).

– Filosofía y poesía (1939).

– El pensamiento vivo de Séneca (1941).

– La confesión, género literario y método (1943).

– Hacia un saber sobre el alma (1950).

– Delirio y destino (1953, aunque publicado en 1989).

– El hombre y lo divino (con dos ediciones, 1955 y 1973).

– Persona y democracia, una historia sacrificial (1958).

– España sueño y verdad (1965).

– La tumba de Antígona (1967).

– Cartas de la Piéce. Correspondencia con Agustín Andreu (Década de 1970),

– Claros del bosque (1977).

– Los bienaventurados (1979).

– Los sueños y el tiempo (1989).

– De la aurora (1986).

– El reposo de la luz (1986).

– Para una historia de la piedad (1989).

– Unamuno (Aunque lo escribió en 1940, fue publicado en el 2003).

Breve descripción de las obras más representativas

Horizonte del liberalismo (1930)

En esta obra la autora española expuso lo que sería su pensamiento y filosofía. Realizó un análisis sobre la crisis cultural del mundo occidental, y las influencias de la crisis política liberal. Con este trabajo se evidenció la influencia de Friedrich Nietzsche y de su profesor José Ortega y Gasset.

Hacia un saber sobre el alma (1934)

Esta obra de Zambrano fue la ventana hacia lo que sería su pensamiento sobre la razón poética. Se basó en una serie de artículos escritos en diversos momentos, que unificó para resolver algunas preguntas sobre filosofía, y su importancia para el desarrollo de la vida del individuo.

La pregunta primera de la escritora versó sobre la posibilidad existente o no para el hombre de ordenar su ser interno. Se desenvuelve a lo largo del libro en conceptos del alma, su necesidad de encontrar caminos que le den paz, apartándose de la razón.

Delirio y destino (1953)

Delirio y destino: Los veinte años de una española, es una obra autobiográfica donde Zambrano expuso, entre otros temas, su decisión de ser parte del fundamento republicano. En este libro dejó claro la marcada influencia que tuvo en su vida ese camino, y la manera en que orientó su pensamiento.

Esta obra fue escrita por Zambrano durante una de sus estancias en suelo cubano entre 1952 y 1953, pero fue publicado después de regresar a España. Fue Delirio y destino una reflexión sobre el exilio, la existencia, la soledad, la nostalgia y el abandono de la tierra que la vio nacer.

El hombre y lo divino (1955)

Con esta obra, María Zambrano ya había alcanzado la plenitud de su razón poética. Además, hizo un análisis de lo humano y lo divino, y la forma en que estaban relacionados. También se refirió al amor y la muerte, y hacia elementos del pensamiento que permiten vivencias personales.

Persona y democracia: una historia sacrificial (1958)

Ha sido considerada una de las obras con más carácter político de la autora, es un análisis de la democracia. Zambrano profundizó en la historia y desarrollo del sistema de gobierno, y lo consideró el más idóneo para el avance de una sociedad.

Para la escritora, la conceptualización de la democracia estaba unida al concepto de persona. Significó eso que debía haber consciencia para reconocerse a sí mismo, y por lo tanto reconocer las fallas del entorno, y ponerse a disposición para repararlas.

España, sueño y verdad (1965)

Con este libro, la filósofa realizó el cierre de su visión sobre España desde el exilio, y se abrió paso hacia el perfil de los sueños y a la naturaleza. La percepción de su país la hizo a través de personalidades como Pablo Picasso, Miguel de Cervantes, Emilio Prados, entre otros. Fue escrito en italiano.

Claros del bosque (1977)

Esta obra pertenece al género ensayo, y ha sido considerada de gran valor literario. Es un reflejo de su razón poética, de la trascendencia de lo humano hacia el conocimiento y la vida, es una conexión cercana con lo divino a través de la poesía.

La tumba de Antígona (1967)

Es una obra dramática basada en el personaje mitológico de Antígona, por el que la autora sintió cierta admiración y simpatía. Por medio de este escrito lo convirtió en símbolo del exilio. Es también la expresión del sufrimiento de los que viven la guerra.

De la aurora (1986) 

Es una recopilación de ensayos de contenido filosófico, donde la autora continuó haciendo cuestionamientos sobre la vida y el ser. Zambrano desarrolló diálogos con Nietzsche, Gasset y Spinoza de temas profundos y ocultos dentro de la realidad, insuficiente para encontrar las verdades de la vida.

Cartas de la Piéce (década de 1970)

Cartas de la Piéce fueron un conjunto de correspondencias que María Zambrano sostuvo con el también filósofo Agustín Andreu, en una época de su vida en ya la soledad la ahogaba. Fue una forma de mantener vivo su pensamiento, con una persona que conocía sobre sus inquietudes.

La confesión: género literario y método (1943)

Es un libro que reitera los temas que ya había estado estudiando y analizando. En este caso especial es sobre el lenguaje del individuo. Se refirió a ciertos códigos que confiesan la necesidad existente de dar con la identidad de la persona y con la realidad.

El sueño creador

En esta obra María Zambrano dejó una especie de guía para analizar la variación del tiempo. Es un viaje por la vida y expone desde su filosofía una forma de conducirnos por ella; es un despertar a la realidad que conecta con lo esencial e íntimo.

La escritora también hizo referencia al despertar dentro de ese tiempo del sueño, el cual está relacionado con abrir los ojos todos los días. Con cada nuevo día hay incertidumbre, sin embargo, el ser debe enfocarse en lo que tiene valor para el transitar por la vida.

Referencias

  1. Biografía de María Zambrano. (S. f.). España: Fundación María Zambrano. Recuperado de: fundacionmariazambrano.org.
  2. María Zambrano. (2005-2019). España: Centro Virtual Cervantes. Recuperado de: cvc.cervantes.es.
  3. María Zambrano. (2019). España: Wikipedia. Recuperado de:wikipedia.org.
  4. Muñiz, A. (2003). María Zambrano. (N/A): Letras Libres. Recuperado de: letraslibres.com.
  5. María Zambrano. Biografía. (2019). España: Instituto Cervantes. Recuperado de: cervantes.es.