Feminicidio: causas, tipos, consecuencias y prevención
El feminicidio es un crimen de odio basado en el sexo, que se define como el asesinato intencional de mujeres o niñas simplemente por el hecho de serlo. Se trata de un término que fue acuñado en 1976 por la autora feminista Diana E. H. Russell. A partir de este momento, se empezó a popularizar su uso para referirse a determinados tipos de crímenes.
El concepto de feminicidio es bastante controvertido, debido a que infiere la motivación de los criminales para cometer una agresión, en muchos casos sin tener pruebas de por qué han atacado a sus víctimas. Así, algunos de sus detractores creen que no deberían distinguirse estos crímenes de otros tipos de asesinatos.
Sin embargo, desde corrientes como el feminismo se enfatiza la necesidad de estudiar el feminicidio como un fenómeno aparte. Generalmente, este término se utiliza para referirse a asesinatos dentro del ámbito de la pareja íntima; es decir, a agresiones mortales sufridas por mujeres a manos de sus novios, maridos o exparejas.
No existen demasiadas investigaciones respecto al feminicidio; pero las que se han llevado a cabo parecen indicar que, mientras que el número de asesinatos en general están disminuyendo a nivel mundial, los feminicidios o bien se mantienen en número o bien están aumentando paulatinamente.
Índice del artículo
- 1 Causas del feminicidio
- 2 Tipos de feminicidio
- 3 Consecuencias del feminicidio
- 4 Prevención
- 5 Referencias
No existe una definición aceptada universalmente de lo que es el feminicidio; ni tampoco estudios empíricos que permitan afirmar con total seguridad cuáles son las causas de este fenómeno. Sin embargo, desde corrientes de pensamiento como el feminismo se han desarrollado varias explicaciones a lo largo de los años.
Probablemente la versión más aceptada de lo que es el feminicidio y por qué se produce es la creada por Diana Russell, la autora que acuñó por primera vez el término. Esta activista decía que el feminicidio es el asesinato de mujeres y niñas simplemente por el hecho de serlo. Russell defendía que este fenómeno podía aparecer por motivos muy diversos.
Así, entre otras causas, la autora identificaba la misoginia (el odio hacia las mujeres), la sensación de superioridad hacia las mujeres, la búsqueda de placer sexual, los celos en el ámbito de la pareja, o la creencia de algunos hombres de que una mujer es de su propiedad.
En algunos de sus escritos posteriores, además, Russell incluía dentro de la definición de feminicidio los asesinatos cometidos en algunas culturas (como la india o la china) debido a la preferencia de los bebés masculinos; e incluso, las muertes de mujeres relacionadas con la criminalización del aborto o la mutilación genital femenina.
Diana Russell no creía que el asesinato de mujeres por el hecho de serlo se produjese en un vacío. Por el contrario, pensaba que el feminicidio era parte de un problema social mucho mayor, que implicaba la violencia y el abuso contra las mujeres de manera sistemática y generalizada.
Así, Russell pensaba que la gran mayoría de sociedades fomentan todo tipo de ataques hacia las mujeres, como por ejemplo el abuso físico y verbal, la violación, la esclavitud sexual (sobre todo en forma de prostitución), el acoso sexual, la mutilación genital, la maternidad forzosa, y la imposición de ciertos estándares de comportamiento femenino.
De esta manera, para esta autora el feminicidio debería distinguirse de otros tipos de asesinatos porque estaría respaldado por toda una cultura que fomenta el odio y la agresión hacia la mujer.
Como ya hemos dicho, aunque la visión de Russell es la predominante sobre este tema, existen otras maneras de entender el feminicidio. De hecho, la falta de evidencia científica sobre conceptos clave de la teoría de esta autora hacen que algunos investigadores se cuestionen la existencia de este fenómeno o su prevalencia.
Uno de los mayores problemas de esta teoría es que asume que la las agresiones hacia mujeres se producen fundamentalmente por razones sexistas; es decir, simplemente por el hecho de ser mujeres. Esto es extremadamente difícil de probar, especialmente debido a que apenas se han realizado estudios sobre el tema.
Así, algunos autores consideran que es necesario cambiar la definición de feminicidio para incluir todas aquellas agresiones que sean cometidas por un hombre hacia una mujer, especialmente en el ámbito de la pareja íntima. De esta manera, se eliminaría la necesidad de conocer la motivación detrás del comportamiento agresivo.
Otros investigadores, por el contrario, opinan que la violencia hacia la mujer simplemente por el hecho de serlo no es muy predominante; y que la mayoría de crímenes de este tipo se producirían por otras causas, como podrían ser los celos, la agresividad, ciertas dinámicas en las relaciones íntimas, o la existencia de problemas psicológicos.
En cualquier caso, es necesario llevar a cabo más investigaciones sobre el tema para poder comprender en profundidad las causas del feminicidio. Esto es especialmente importante, porque solo entendiendo por qué ocurre este fenómeno exactamente, se pueden desarrollar soluciones efectivas para el mismo.
Muchos autores consideran que no existe un solo tipo de feminicidio, sino que por el contrario, habría varios en función de cuáles son las causas concretas que llevan a perpetrar el asesinato de una mujer. En todos ellos estaría presente la cuestión de género, pero también aparecerían otras que variarían dependiendo del caso.
A continuación veremos cuáles son los tipos de feminicidio más comunes. Es necesario tener en cuenta que en todos los casos se considera que el agresor tan solo puede ser un hombre.
Esta clasificación se referiría a los asesinatos de mujeres cometidos principalmente por sus parejas o ex parejas. Sin embargo, en algunos casos la definición se amplía para incluir también todos aquellos en los que el agresor es otro miembro de la familia, como por ejemplo un padre, un hermano o un hijo.
Algunos estudios apuntan a que hasta el 75% de los asesinatos de mujeres se producen en el ámbito de la familia o la pareja íntima. Además, estas tienen una probabilidad mucho más alta de sufrir agresiones a manos de alguien de su círculo cercano que los hombres. Por tanto, el feminicidio íntimo es uno de los tipos más importantes.
Los feminicidios no íntimos son aquellos en los que el agresor no tenía una relación directa con la víctima. Existen básicamente dos tipos: feminicidio de carácter sexual, y asesinatos en serie.
En los feminicidios de carácter sexual, el asesinato se daría al mismo tiempo que una violación u otro tipo de agresión de esta clase. Se considera que, para que un asesinato de este tipo sea considerado feminicidio, la principal motivación del agresor debe ser el hecho de que su víctima es una mujer.
En los asesinatos en serie, la principal motivación sería el odio hacia las mujeres o misoginia. De esta manera, el agresor se dedicaría a buscar víctimas del sexo femenino y a atacarlas sin más motivo que su género.
En algunas culturas, el comportamiento de los miembros de una familia tienen un impacto directo sobre el “honor” de todos los miembros de la misma.
Así, cuando una mujer se comporta de maneras “no aceptables” (por ejemplo, teniendo sexo premarital o vistiendo de forma inadecuada), sus familiares pueden elegir asesinarla para solucionar el problema.
Este tipo de feminicidios tienen lugar sobre todo en culturas no occidentales; y las maneras de llevar a cabo el castigo son muy variadas. Es frecuente, por ejemplo, que los familiares de la víctima decidan lapidarla, quemarla viva o apuñalarla para restituir el honor que perciben que han perdido debido a su comportamiento.
Algunos investigadores consideran que un tipo diferente de feminicidio es aquel cuyas víctimas son mujeres pertenecientes al colectivo LGBT. En estos casos, la teoría dice que los asesinatos se producirían debido a una mezcla de motivos de género, y homofobia o transfobia, según el caso.
Se sabe que las mujeres homosexuales o transexuales tienen mayores probabilidades de sufrir agresiones y de ser asesinadas. En algunas culturas, incluso, estos crímenes se cometen como “castigo” a la víctima por violar la norma social de la heterosexualidad.
Por último, quizás uno de los tipos de feminicidio más terribles es aquel cuyas víctimas son niñas pequeñas, a las que se asesina por el hecho de pertenecer al sexo femenino. Esto ocurriría principalmente en culturas en las que los varones son valorados muy por encima de las mujeres.
Así, por ejemplo, en sociedades como la china o la musulmana, algunas familias decidirían asesinar a sus hijas para no tener que soportar la “carga” de tener que criar a una mujer. Por suerte, este tipo de crímenes ha disminuido bastante en las últimas décadas.
Numerosos estudios muestran que la mayoría de víctimas de homicidios dentro del ámbito de la pareja son mujeres. Aunque el número de fallecidas no es tan alto como el que se da en otras áreas, sigue siendo lo suficientemente alto como para que se trate de un problema al que es necesario buscar solución.
Se calcula que alrededor de 66.000 mujeres son asesinadas cada año de manera violenta. El ratio de feminicidio varía en gran medida de país a país, siendo la región donde más se produce este problema América Latina. Así, de los 25 estados en los que más asesinatos a mujeres hay al año, el 50% de ellos pertenecen a esta área.
La Organización Mundial de la Salud considera que los asesinatos de mujeres por el hecho de serlo son una de las principales causas de muerte prematura entre las personas del sexo femenino en todo el mundo. Debido a ello, la inmensa mayoría de países desarrollados está tratando de buscar soluciones a este problema, con mayor o menor éxito.
Solucionar el problema del feminicidio es extremadamente complicado. Por una parte, no existen apenas estudios que diferencien entre distintos tipos de violencia hacia las mujeres, por lo que no se saben a ciencia cierta los motivos que llevan a algunos hombres a matar a sus parejas, familiares o incluso a desconocidas.
En este sentido, lo primero que sería necesario hacer sería tratar de comprender las causas que están detrás de los asesinatos de mujeres en todo el mundo. Solo de esta manera será posible realizar programas de intervención realmente efectivos, que ayuden a prevenirlos y a disminuir su incidencia en todo el mundo.
Por otra parte, como ya hemos visto, se sabe que la mayoría de casos de asesinatos de mujeres se producen dentro del ámbito de la pareja íntima.
Aunque algunos de ellos ocurren de manera no premeditada (lo que se conoce como “crímenes pasionales”), otros casos surgen como consecuencia de una escalada de actos violentos cada vez más graves.
Así, se sabe que en un porcentaje alto de casos de maltrato doméstico, las mujeres corren un riesgo mucho mayor de ser asesinadas por sus parejas. Debido a ello, en la mayoría de países desarrollados se realizan grandes esfuerzos para proteger a las víctimas de este fenómeno y evitar que estén indefensas frente a sus maltratadores.
Entre otras cosas, muchos estados destinan una gran cantidad de dinero público a fomentar recursos como teléfonos de atención a las víctimas, refugios para mujeres maltratadas, o programas de intervención social para tratar este problema.
Además, en España existe una ley, la Ley Integral de Violencia de Género, que pretende disminuir los casos de feminicidio aplicando una serie de normas y regulaciones que no se dan en ningún otro país del mundo. Sin embargo, esta ley es bastante controvertida, debido a que el número de asesinatos no ha disminuido desde que entró en vigor.
Por último, desde corrientes ideológicas como el feminismo se cree que los asesinatos a mujeres por el hecho de serlo podrían solucionarse simplemente educando a los maltratadores desde niños de una manera adecuada.
En este sentido, se están realizando muchos esfuerzos en ámbitos como el sistema educativo o la televisión para tratar de concienciar a la sociedad del problema que supone la violencia contra la mujer. Es de esperar que, si este enfoque funciona, año tras año vaya disminuyendo el número de casos de feminicidios que ocurren.
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