Historia

El origen del universo según los griegos


El origen del universo según los griegos fue explicado a través de la mitología y no de la ciencia. Sus mitos y leyendas se transmitieron inicialmente en forma oral y poética, pero trascendieron gracias a sus escritores, entre los que corresponde mencionar a Hesíodo. Este autor, contemporáneo de Homero, abordó el origen del cosmos en su obra titulada la Teogonía.

Existieron otros aportes, tanto orales como escritos, que enriquecieron las interpretaciones sobre el principio de todo, pero es imprescindible la mención y consideración de la Teogonía para la comprensión cabal del tema.

La antigua civilización griega fue la cuna de una cultura avanzada que tuvo una gran influencia en el desarrollo posterior del pensamiento de Occidente. Tanto, que determinó hasta nuestros días la organización política de las sociedades y dejó su marca en la filosofía, el derecho, el arte y la literatura.

El comienzo

En una muy breve y sucinta descripción se puede introducir el origen como lo imaginó Hesíodo.

El principio de todo es el Caos, un insondable vacío rodeado de sombras. Del Caos surge Gea que es la Tierra, junto con Nix, la noche; Éter, el espacio infinito; Eros, el amor; Tártaro, el abismo y otros entes divinos.

Gea engendra a Urano, que es el cielo y este la fecunda para que pueda alumbrar a los llamados Titanes, que son Cronos, el tiempo; Febe, Tetis, Rea, Océano, Ceo, Crio y otros más.

Como Urano y Gea decidieron no engendrar más Titanes, los próximos nacimientos correspondieron a los Cíclopes, conocidos por poseer un solo ojo y a los Hecatónquiros.

El menor de los Titanes es Cronos, reconocido por su maldad a tal punto que decide castrar a su padre Urano y se erige en el rey de los dioses, eligiendo a su hermana Rea como esposa.

Era tan grande la maldad de Cronos que sentía el temor de ser traicionado por sus propios hijos como él lo había hecho antes con Urano.

Por esta razón, esperaba a que Rea diera a luz y se tragaba al hijo recién nacido, mereciendo el repudio absoluto de Rea. Cansada del horror de Cronos, Rea decidió salvar a uno de los retoños, Zeus, simulando envolverlo en unos lienzos pero colocando en su lugar una piedra. Cronos cayó en el engaño y se la tragó, por lo cual Rea logró salvar a Zeus.

El mito se completa cuando Zeus, ya crecido, logra darle a Cronos un veneno que lo obliga a vomitar a todos sus hermanos y a la piedra. Entre sus hermanos así salvados se encuentran Poseidón y Hades.

Lucha entre Cronos y Zeus

Después de este episodio, se desata la lucha por el poder entre Cronos y Zeus asistido por sus hermanos y por los Cíclopes, a quienes previamente había liberado.

Zeus obtiene la victoria y sentencia a Cronos y los Titanes a permanecer en prisión en el Tártaro, que está en el centro de la Tierra.

Como resultado de este triunfo, los dioses se reparten el poder entre hermanos, quedando Zeus a cargo del cielo, Poseidón a cargo del mar y Hades en control del infierno para vigilar a los Titanes en el Tártaro.

Una profecía le hace creer a Zeus que de su esposa Metis nacerá un dios con más poder que él. La historia se vuelve a repetir y el recelo de Zeus lo lleva a eliminar a Metis tragándosela.

Al enterarse de que Metis ya estaba embarazada de Atenea, Zeus sufre una gran decepción, pero el mito dice que Atenea emergió de su cabeza, ya adulta y con vestiduras militares, contribuyendo a que su padre conserve el poder entre los dioses.

Tras la derrota de los titanes se inició una nueva era, con Zeus dominando el Olimpo y nuevos dioses cada vez más familiares para las creencias populares.

El arte griego logró conservar algunas pocas obras esculpidas y cerámicas lamentablemente fragmentadas sobre la teogonía de la época más antigua.

Propagación del mito

Toda esta mitología se mantuvo viva y cambiante a lo largo del tiempo, debido principalmente a la transmisión oral, pero los escritos de Hesíodo permitieron resguardar el núcleo central inalterable.

Una singularidad que han destacado muchos autores es la característica antropomórfica de los dioses griegos, vale decir el hecho de que todos tuvieran aspecto humano a despecho de sus cualidades extraordinarias y virtudes potenciales.

La diferencia sustancial para separarlos de los seres humanos era su eterna juventud e inmortalidad, pero su forma y aspecto tendían a acercarlos como si fueran personas divinas más accesibles y no deidades inalcanzables.

En la creencia de los griegos antiguos, los dioses convivían con los seres humanos en el principio e incidían en la vida de los mortales, entrecruzándose con historias de amor y odio, uno de cuyos narradores principales fue Ovidio en su obra Las Metamorfosis.

Conclusión

Toda la leyenda mitológica y teogónica griega es muy extensa y compleja para poder analizarla en un tratamiento breve y debe reconocerse que ha dado lugar a distintas interpretaciones y teorías.

Es notable observar cómo se entremezclan aspectos religiosos, filosóficos, históricos y proféticos en la frondosa alegoría que compone la mayoría de los relatos.

Los arqueólogos e historiadores han descubierto algunos puntos de contacto con otras civilizaciones anteriores o contemporáneas a la helénica en la conformación de los mitos y en la simbología de algunos de sus dioses y héroes.

El Imperio Romano ayudó a difundir en un principio la mitología griega pero luego actuó en sentido contrario cuando se volcó al cristianismo en el Siglo IV. Todos los ritos religiosos asociados a los dioses griegos fueron prohibidos y excluidos de la iconografía oficial, cayendo parcialmente en el olvido.

Sin embargo, es tan destacado su valor histórico, filosófico y artístico que el arte del Renacimiento se encargó de volver a posicionarla a través de la literatura, la pintura, la música y la escultura, incluso reinventando los antiguos símbolos y estudiando nuevos posibles alcances de su mensaje.

Lo que no puede desconocerse de ningún modo es la influencia de la tradición griega en la conformación del espíritu de Occidente.

Referencias

  1. Hesíodo, Teogonía
  2. Ovidio, Las Metamorfosis
  3. Walter Burkert (2002), Greek Religion Archaic and Classical
  4. Paul Cartledge (2002), The greeks: A portrait of self and others
  5. Gregory Nagy (1990), Greek Mithology and Poetics