Cultura general

Sentido sociocultural de la ética: concepto y ejemplos


¿Qué es el sentido sociocultural de la ética?

El sentido sociocultural de la ética parte de la base de que todos los seres humanos viven en sociedad y que su cultura determina en gran parte los valores éticos de cada persona. Como parte de esa sociedad, los individuos aprenden sus modos de vidas, sus creencias, sus tradiciones y sus valores.

Como consecuencia, es habitual que existan diferencias entre los valores éticos de cada cultura. Esto, no obstante, no significa que cada persona no adquiera su propia visión del mundo, pero inevitablemente esta va a estar condicionada por su condición de miembro de una cultura.

La palabra ética procede del griego ethos, cuyo significado original era “morada”. Con el tiempo, el término pasó a determinar el modo de ser de cada persona y su moral. Según una de sus definiciones, la ética consiste en el estudio de esa moral.

La ética estudia también el bien y el mal y cómo estos conceptos se relacionan con la moral y el comportamiento del ser humano. Igualmente, en un sentido más sociocultural, engloba a las normas y costumbres que rigen el comportamiento en una comunidad.

Principios socioculturales

Todos los seres humanos nacen y se educan dentro de una cultura. Aunque existen varias definiciones de este término, en general todas incluyen factores como la existencia de creencias, leyes, costumbres, expresiones artísticas y de formas de conocimiento compartidos.

El hecho de pertenecer a esa comunidad sociocultural hace que el individuo se encuentre desde niño con una forma de vida en la que es educado. Así, tiene que aprender a convivir dentro de ese conjunto de características culturales, incluida la ética y la moral.

Esa relación entre la cultura y la ética es uno de los motivos de que los valores éticos cambien según cada sociedad. No obstante, es el individuo quien ofrece un significado a esos principios socioculturales mediante su actuar ético. De esta forma, esos principios presentan varias categorías.

Aceptación

La primera opción que el individuo puede adoptar sobre los valores éticos creados por su entorno sociocultural es aceptarla. Esta aceptación puede provenir de dos motivos diferentes:

  • Reflexión y convencimiento: se trata de un procese en el que la familia, la situación económica, el estatus cultural y la convivencia juegan papeles fundamentales. Partiendo de esa base, la persona reflexiona y llega al convencimiento de que debe aceptar las normas establecidas por la sociedad en la que vive.
  • Aceptación por comodidad: la persona se muestra absolutamente obediente al medioambiente y acepta las normas socioculturales por rutina y para no tener ningún tipo de problemas. En este caso, no se produce una reflexión previa, sino que se aceptan por comodidad esas normas establecidas, sin importar cuáles son y si contienen elementos poco morales.

No aceptación

En todas las sociedades y culturas existen individuos que no aceptan las normas creadas por la comunidad en la que viven. Los motivos pueden ser diversos y es necesario distinguir entre el rechazo que se produce dentro de una sociedad democrática y el que aparece en una dictadura.

En este segundo caso, la no aceptación suele tener un sentido ético mayor que la propia aceptación acrítica.

En el caso de las democracias, las normas proceden del gobierno elegido por el pueblo, por lo que el rechazo tiene connotaciones diferentes. En líneas generales, se pueden encontrar dos posturas por parte de las personas que no aceptan las leyes aprobadas.

La primera postura es la mantenida por los opositores públicos a esas normas. En este caso, la persona está utilizando las libertades que la propia sociedad ha establecido y es habitual que su rechazo sea argumentado. Su no aceptación de normas que le parecen injustas o dañinas suele venir acompañada de propuestas para sustituirlas por otra que considera más justas.

Por otra parte, la segunda postura es la propia de aquellos individuos que realizan actos ilegales sin atender a las normas de convivencia. Las motivaciones son variadas, al igual que las consecuencias de esos actos.

Individuos “camaleones”

Una tercera postura ante las normas éticas que emanan de la sociedad es la mantenida por los individuos que se podrían denominar camaleónicos. Estos se caracterizan por aceptar aparentemente la moral establecida, pero solo con el objetivo de conseguir lo que desean.

Así, esa aceptación no significa que sean honestos. Al priorizar su interés personal sobre todas las cosas, no es extraño que puedan tener actitudes inmorales si saben que nadie va a descubrirlo.

Ejemplos

Respeto y cuidado a la naturaleza

Aunque pueda parecer que el cuidado por la naturaleza se enmarca dentro de los valores éticos personales, en realidad tiene un importante elemento sociocultural.

La explotación abusiva de los recursos naturales y la desprotección del medio ambiente suponen graves riesgos para los seres humanos. El simple gesto de ahorrar agua se convierte en un deber ético de cara a la sociedad.

Como en la mayoría de los valores éticos relacionados con la sociedad, la necesidad de preservar la naturaleza no aparece con la misma fuerza en todas las culturas.

Respeto por las instituciones y la legalidad vigente

Otro principio ético general en las diferentes culturas es el respeto a la ley vigente, ya que se entiende que es la base para asegurar la convivencia. Sin embargo, en algunos casos se trata de una norma discutida, ya que la legalidad vigente puede no ser justa, moral o democrática.

Libertad de pensamiento

El respeto a los pensamientos e ideología de todas las personas es uno de los valores más importantes dentro de las sociedades.

A pesar de la importancia que la cultura tiene a la hora de conformar los valores éticos, las creencias familiares o personales pueden hacer que aparezcan diferencias en cómo cada uno los valora o los sigue.

Como otros tantos principios, esta libertad tiene sus límites. Así, no estaría cubierta en el caso de que represente un riesgo para otras personas o para la convivencia.

En este sentido, una de las discusiones filosófico-políticas sobre este tema es la llamada “paradoja de la tolerancia”, promulgada por Karl Popper y que, en resumen, se pregunta si se debe ser tolerante con los intolerantes.

No robar ni asesinar

Dos de los principios presentes en todas las sociedades y culturas son los de no matar y no robar. Los estados han reforzado estos valores éticos declarándolos delito en sus códigos penales.

Respeto a los demás

Una buena convivencia incluye obligatoriamente el respeto a los demás, sin importar las diferencias de creencias, ideas o nivel socioeconómico. Se trata de reconocer que cada individuo es importante más allá de que su opinión sea minoritaria dentro de una comunidad.