Reestructuración cognitiva: qué es, fundamentos, técnicas
¿Qué es la reestructuración cognitiva?
La reestructuración cognitiva es una técnica usada por los psicólogos clínicos que tiene como objetivo principal modificar el modo de interpretar las cosas, el tipo de pensamiento y las valoraciones subjetivas que hacemos acerca del entorno. Se trata de una de las técnicas más utilizadas en las terapias cognitivo conductuales hoy en día.
Una de las características que definen al ser humano es la capacidad que este posee para representar el mundo en su cerebro a través de imágenes y representaciones mentales.
Esto implica que reaccionamos y formamos nuestras vidas, no respecto a hechos reales, sino más bien respecto a las representaciones mentales que nos formamos sobre las cosas que nos envuelven.
Dicho de otra forma: nuestra vida no se define por lo que tenemos a nuestro alrededor, sino por cómo lo interpretamos. Nuestras vidas no son objetivas, están sujetas a nuestra valoración subjetiva.
Si nos imagináramos a dos personas que vivieran en el mismo ambiente, se relacionaran con las mismas personas, realizaran el mismo trabajo y tuvieran exactamente las mismas aficiones, no podríamos afirmar que esas dos personas tienen la misma vida, ya que cada una viviría su propia existencia a través de su valoración subjetiva.
Así pues, lo que sí podríamos afirmar es que cada uno de nosotros creamos nuestras vidas, nuestro bienestar y nuestra forma de relacionarnos con el mundo a través de los pensamientos que tenemos en nuestro cerebro, las emociones que nos producen esos pensamientos, y la conducta resultante.
Pues bien, es en este primer estadio, en el pensamiento, donde trabaja la reestructuración cognitiva:
- Permite que seamos capaces de detectar y modificar nuestros pensamientos automáticos.
- Es eficaz para cambiar creencias desadaptativas sobre cualquier aspecto de nuestra vida.
- Fomenta la identificación y la gestión de emociones como la ira, la ansiedad o la desesperación.
- Nos permite adoptar un estado psicológico adecuado, alcanzar un mayor bienestar emocional y consecuentemente, eliminar actos inadecuados o perjudiciales y abrazar un estilo conductual saludable.
Los fundamentos de la reestructuración cognitiva
Identificar los pensamientos concretos
Para que puedas realizar adecuadamente una reestructuración cognitiva, el primer paso es enseñar al paciente a identificar sus cogniciones.
Esta tarea se puede realizar a través del autorregistro de Ellis, que incluye 3 columnas: situación, cogniciones y consecuencias de la cognición (tanto emocionales como conductuales).
El paciente debe detectar el pensamiento e inmediatamente anotarlo en el autorregistro, rellenando las 3 columnas. No obstante, esta primera tarea no es tan sencilla como parece, y requiere un cierto entrenamiento ya que muchos pensamientos son automáticos e involuntarios.
Por lo que hay que enseñar al paciente a prestar atención a todos sus pensamientos. De esta forma podrá ser consciente de esos pensamientos que se presentan de forma automática.
Así mismo, hay que asegurarse de que esos pensamientos que identifica el paciente son los que producen el malestar o la problemática que se quiere solventar.
Una forma eficaz de resolver esto es pedir al paciente que después de la identificación del pensamiento, piense si otra persona que tuviera ese pensamiento se sentiría de la misma forma que se siente él.
Del mismo modo, es importante que el paciente escriba el pensamiento de forma concreta y no confunda pensamientos con emociones. Por ejemplo:
Si una persona en una situación social piensa: “si hablo se reirán de mí”, en el autorregistro no se debe anotar “haré el ridículo” (que sería un pensamiento poco concreto) ni “me sentiré patético” (que sería un estado emocional). El pensamiento sería: “si hablo se reirán de mí”.
Así pues, normalmente esta primera fase puede ser larga y costosa, ya que hay que asegurarse muy bien de que el paciente ha comprendido cómo realizar el autorregistro, y evite los errores que acabamos de comentar.
Identificar las creencias
Los pensamientos concretos que tenemos suelen ir sujetos a creencias más generales. Mejor dicho, las creencias o supuestos que tenemos acerca de nosotros, los demás o el mundo, suelen producir pensamientos concretos.
Así pues, cuando se realiza una reestructuración cognitiva es conveniente no trabajar solamente en los pensamientos concretos, sino también intentar modificar esas creencias más generales que vayan relacionadas con el pensamiento.
Sin embargo, identificar las creencias y los supuestos suele ser una tarea más costosa, por eso recomendamos que se realice una vez el paciente sea capaz de identificar eficazmente sus pensamientos más concretos.
Para hacerlo, se puede utilizar la técnica de la flecha descendente.
Esta técnica consiste en que ante un pensamiento concreto, se le pregunte al paciente: “¿Y si este pensamiento sucediera de verdad, qué pasaría?“. Cuando el paciente responda, se volvería a repetir la pregunta sobre esa respuesta, y se repite este proceso hasta que el paciente sea incapaz de proporcionar un nueva respuesta.
Sigamos viéndolo con el ejemplo anterior:
Si hablo en público diré alguna cosa poco interesante –> la gente se dará cuenta –> se reirán de mí –> No me tomarán en serio –> Pensarán que soy tonto –> Yo también pensaré que soy tonto.
La creencia sería: “si digo algo poco interesante los demás pensarán que soy tonto, lo que significa que lo soy”.
Traducirlas en su esencia
Es importante que los pensamientos y las creencias identificadas queden correctamente definidas e identificadas. Para ello, es útil que entre todos los pensamientos registrados se busque ese que sea más catastrofista o radical:
Por ejemplo: “Nunca más me volverá a hablar nadie porque como digo cosas poco interesantes soy tonto”.
Justificar la reestructuración cognitiva
Una vez identificados los pensamientos y las creencias del paciente, el siguiente paso que se debe realizar antes de empezar a aplicar la reestructuración en sí misma, consiste en explicarle cómo funciona la terapia que realizaréis.
Esta explicación es de vital importancia ya que antes de someter a prueba los pensamientos del paciente (que para él son reales e importantes), debe entender la relación que existe entre las cogniciones, las emociones y la conducta.
Así mismo, el paciente debe entender que los pensamientos son construcciones de su mente, y por lo tanto son hipótesis, no hechos inamovibles, ya que otra persona podría pensar de forma distinta ante los mismos hechos.
Así pues, se debe conseguir que el paciente sea capaz de realizar este ejercicio, y comprender que ante un mismo hecho se puede pensar de distintas formas.
Para hacerlo, es conveniente utilizar una situación no relacionada con la problemática del paciente, y preguntarle cómo se sentiría si pensara dos cosas totalmente distintas.
Por ejemplo:
- Oyes un ruido de noche y crees que han entrado a robar en tu casa: ¿Cómo te sentirías? ¿Qué harías?
- Oyes un ruido de noche y crees que es tu gato jugando con tus zapatillas: ¿Cómo te sentirías? ¿Qué harías?
Con este ejercicio, debe conseguirse que por un lado el paciente se dé cuenta de que ante una misma situación se pueden tener dos pensamientos distintos, y por otro lado, que según el pensamiento que tenga las consecuencias emocionales y conductuales pueden variar mucho.
Cuestionamiento verbal de las cogniciones desadaptativas
Una vez explicado el fundamento de la reestructuración cognitiva, ya se puede proceder a modificar los pensamientos y las creencias disfuncionales a través del cuestionamiento de estas.
Para empezar el cuestionamiento es recomendable realizar un cuestionamiento verbal, ya que es menos complejo que el cuestionamiento conductual, y al principio de la intervención puede ser más beneficioso.
Para realizarlo, la técnica más utilizada es el diálogo socrático. Con esta técnica, el terapeuta cuestiona de forma sistemática los pensamientos desadaptativos del paciente.
Para realizar esta técnica de reestructuración cognitiva, es imprescindible una cierta experiencia y habilidad del terapeuta, ya que el cuestionamiento se realiza formulando una serie de preguntas sobre las cogniciones disfuncionales del paciente, para que así tenga que reconsiderarlas.
Hay que tener en cuenta que las ideas o pensamientos que se pretenden modificar a través de esta técnica se caracterizan por ser irracionales.
Así pues, el terapeuta deberá realizar de una forma ágil y habilidosa preguntas que pongan de manifiesto la irracionalidad del pensamiento del paciente, y vaya encaminando estas mismas respuestas hacia un pensamiento racional que pueda suplir el pensamiento desadaptativo del paciente.
Veamos más profundamente cómo funciona el diálogo socrático.
1-Examinar las pruebas del pensamiento desadaptativo:
Se examina a través de preguntas hasta qué punto es cierto un pensamiento desadaptativo. Se realiza mediante preguntas como las siguientes:
¿Qué datos tiene a favor de este pensamiento? ¿Cuál es la probabilidad de que esté interpretando correctamente la situación? ¿Existen otras interpretaciones alternativas? ¿Hay otro modo de enfocar esto?
2-Examinar la utilidad del pensamiento desadaptativo:
Se examina en qué medida el pensamiento irracional es eficaz para alcanzar los objetivos del paciente, o cuáles son sus efectos negativos para su bienestar o funcionalidad. Se pueden realizar preguntas como:
¿Le ayuda este pensamiento a conseguir sus objetivos y a solucionar su problema? ¿Le ayuda esta forma de pensar a sentirse como quiere? ¿Cuáles son los pros y los contras, a corto y largo plazo, de esto que cree?
3-Examinar qué pasaría realmente y qué sucedería si lo que piensa fuera cierto:
Normalmente este último paso no suele ser necesario, pero en caso de que la cognición irracional persistiera (a veces la probabilidad de que el pensamiento irracional sea cierto puede ser escasa pero real), se puede pedir al paciente que piense qué sucedería si el pensamiento fuera cierto, y posteriormente buscar soluciones.
4-Extraer conclusiones sobre el pensamiento desadaptativo:
Tras la reestructuración de un pensamiento, el paciente debe extraer una conclusión, la cual suele implicar una forma más adaptativa de enfocar la situación.
Cuestionamiento conductual de las cogniciones desadaptativas
Una vez realizado el cuestionamiento verbal, el pensamiento irracional suele estar ya más o menos eliminado y reemplazado por un pensamiento más adaptativo, sin embargo, esto no es suficiente.
Para conseguir cambios más persistentes y duraderos, es necesario realizar un cuestionamiento conductual.
Con esta técnica, terapeuta y paciente generan predicciones específicas a partir del pensamiento irracional y se generan situaciones para comprobar si tales predicciones se cumplen o no.
A modo de resumen, siguiendo con el ejemplo anterior:
- En el cuestionamiento verbal: el terapeuta realizaría una serie de preguntas para poner de manifiesto la irracionalidad del pensamiento “si hablo en público se reirán de mí“, hasta que el paciente sea capaz de sustituir el pensamiento irracional por otro más adaptativo “si hablo en público me escucharán“.
- En el cuestionamiento conductual: el terapeuta invitaría al paciente a hablar en público para que viva de primera mano qué sucede cuando realiza la acción (se ríen de mí vs. me escuchan).
Las situaciones en las que se realice esta técnica debe estar controlada muy de cerca por el terapeuta, y sirve para que el paciente experimente personalmente una situación que demuestra la “no certeza” de su pensamiento irracional.
Cuestionamiento de creencias y supuestos
Una vez obtenido un cierto avance en el cuestionamiento de pensamientos, se puede proseguir la intervención cuestionando las creencias más generales del paciente.
Las creencias se pueden cuestionar del mismo modo que se cuestionan lo pensamientos (cuestionamiento verbal y conductual), sin embargo, modificar una creencia profundamente arraigada requiere un cambio más profundo y costoso, por lo que se recomienda realizarlo cuando el paciente ya es capaz de cuestionarse adecuadamente sus pensamientos automáticos.
Grado de creencia en la alternativa racional
Modificar tanto un pensamiento como sobre todo una creencia por otra distinta suele ser un cambio importante en la vida del paciente.
Es muy probable que aunque el cambio haya sido adecuado, este no sea total y absoluto, por lo que se recomienda que se vaya evaluando el grado de creencia que va teniendo el paciente en el nuevo pensamiento para evitar recaídas en el pensamiento irracional.
Referencias
- Bados, A., García, E. (2010). La técnica de la reestructuración cognitiva. Departamento de personalidad, evaluación y tratamiento psicológico. Facultad de Psicología, Universidad de Barcelona.