Historia

Independencia de Guayaquil: antecedentes, causas, desarrollo, consecuencias


La independencia de Guayaquil, en el actual Ecuador, fue la culminación de un proceso que tuvo lugar el 9 de octubre de 1820 con la intención de acabar con el dominio español en la ciudad. Tras proclamar la independencia, el movimiento emancipatorio continuó hasta liberar toda la provincia de Guayaquil.

Aunque levantamientos como la Crisis de las Alcabalas o la Rebelión de los Estancos se han considerado antecedentes de la liberación de Guayaquil, el primer levantamiento que pidió un gobierno propio tuvo lugar en 1809, en la Audiencia de Quito.

Ente los factores que contribuyeron a la rebelión en Guayaquil se encuentra el descontento de los criollos antes su postergación de los puestos de poder político a pesar de su buena posición social y económica. Aparte de este, también influyeron las ideas de la Ilustración plasmadas en revoluciones como la francesa o la estadounidense y las campañas emancipadoras que comandaba Bolívar.

Tras lograr la independencia, la ciudad de Guayaquil quedó libre del gobierno colonial. El siguiente paso fue ampliar el territorio liberado, hasta que el 8 de noviembre del mismo años todos los pueblos de la provincia proclamaron el nacimiento de un nuevo estado: la Provincia Libre de Guayaquil.

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Antecedentes

Tradicionalmente, muchos historiadores han considerado rebeliones como la Crisis de las Alcabalas en la Real Audiencia de Quito (1592-1593) y la Rebelión de los Estancos (1765) como antecedentes de los movimientos independentistas del siglo XIX.

Sin embargo, esos dos levantamientos previos tuvieron, sobre todo, causas económicas, sin que existiera ningún tipo de intención de establecer un gobierno propio. A pesar de eso, la Rebelión de los Estancos sí tuvo como consecuencia que la élite criolla se fortaleciera, algo que fue fundamental para los acontecimientos posteriores.

Complot de Navidad

La invasión de España por parte de las tropas de Napoleón Bonaparte en 1808 fue un hecho fundamental para el comienzo de los movimientos emancipadores de Latinoamérica.

El emperador francés obligó a abdicar al rey español y colocó en su lugar en José Bonaparte, su hermano. Los territorios americanos gobernados por los españoles no aceptaron esa situación, algo que compartían tanto los conservadores pro-realistas como los liberales.

El 25 de diciembre de 1808 se produjo el llamado Complot de Navidad. Ese día, un grupo de nobles se reunieron en la Hacienda Chillo-Compañía, perteneciente a Juan Pío Montúfar, marqués de Selva Alegre, para debatir sobre las consecuencias de la invasión francesa de España.

Igualmente, también discutieron sobre la delicada situación socioeconómica que vivía la Audiencia como consecuencia de las reformas borbónicas. Los participantes defendían un plan de autonomía para Quito que estableciera una Junta de Gobierno similar a las creadas en España por los contrarios a Napoleón.

Más adelante, el 22 de febrero de 1809, el alcalde de Quito recibió una serie de misivas de la Junta Central Suprema que exigían que el Cabildo jurase fidelidad al rey depuesto de España, Fernando VII. El gobernante quiteño accedió a ello.

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El Complot de Navidad fue denunciado por unos sacerdotes españoles a finales de febrero y parte de los participantes en la reunión navideña fueron detenidos.

Las autoridades españolas consideraron ese complot como un intento de sublevación de los quiteños y exigieron al Cabildo que investigara lo que denominaban una falta de lealtad.

Rebelión quiteña

La noche del día 9 de agosto de 1809, un grupo de nobles criollos, marqueses y doctores se reunieron en la casa de Manuela Cañizares, partidaria de la independencia. En la reunión decidieron organizar una Junta Suprema de Gobierno y nombraron al Marqués de Selva Alegre como presidente.

Al día siguiente, el día 10, se produjo el primer gran levantamiento criollo contra España. Los acontecimientos en Quito son conocidos como el Primer Grito de la Independencia, aunque sus líderes solo buscaban la autonomía política y no existía una petición clara de independencia.

Los rebeldes derrocaron al presidente de la Real Audiencia de Quito, Manuel Urries de Castilla y Pujadas. La respuesta de las autoridades coloniales fue enviar al ejército para cercar la ciudad y reprimir la insurrección a pesar de que la Junta de Gobierno creada había jurado fidelidad a Fernando VII.

Los organizadores de la rebelión fueron encarcelados y los españoles enviaron tropas desde Lima para pacificar la región. Esto, unido al temor de que sentenciaran a muerte a los líderes rebeldes, provocó un nuevo levantamiento, que tuvo lugar el 2 de agosto de 1810. Las tropas limeñas reprimieron esta revuelta de manera sangrienta.

Al año siguiente, los quiteños volvieron a crear una nueva Junta Soberana. El 11 de diciembre de 1811, se proclamó la independencia de Quito y se convocó un Congreso Constituyente que declaró la creación del Estado de Quito. El 15 de febrero de 1812 aprobaron una constitución.

El Estado de Quito no duró demasiado. Más contingentes de tropas procedentes de Lima derrotaron a los patriotas quiteños hasta conquistar la ciudad.

Simón Bolívar

A partir de 1808 comenzaron a surgir movimientos independentistas por toda América del Sur. En muchos lugares se crearon juntas de gobierno que, en un principio, afirmaron permanecer fieles al rey español. Con el tiempo, los conflictos derivaron en guerras de independencia.

Uno de los líderes más destacados de esos movimientos fue Simón Bolívar, quien inició la guerra de independencia en la Capitanía General de Venezuela. El enfrentamiento se extendió pronto hasta el virreinato de Nueva Granada.

En 1818, los españoles tuvieron que enviar parte de sus fuerzas localizadas en Nueva Granada ante el empuje de los patriotas en Venezuela. Al año siguiente, se instaló el Supremo Congreso de la República de Angostura.

La proclamación de la Gran Colombia supuso que los ejércitos independentistas se acercaran a las fronteras de la Real Audiencia de Quito. Los españoles ubicados en Quito se movilizaron, lo que provocó que dejaran desguarnecidas algunas zonas.

Situación en Guayaquil

La vuelta a Guayaquil a partir de 1814 de varios intelectuales y políticos fue el antecedente principal de la revolución de 1820. Entre ellos se encontraban José de Antepara, José Joaquín Olmedo y José de Villamil, quienes habían vivido varios años en México, Europa o los Estados Unidos.

Desde su vuelta, comenzaron a divulgar las nuevas ideas políticas y formas de gobierno que estaban apareciendo en el mundo.

Su discurso era diferente al que se había producido en Quito durante su revolución. En este caso, los tres políticos propugnaban la independencia, la democracia y la república y no un simple cambio de autoridades.

Causas de la independencia

Aunque la mayoría de los dominios españoles en América estaban pasando por una crisis económica a finales del siglo XVIII, Guayaquil mantenía una posición próspera gracias al cacao, la construcción de barcos y otras manufacturas.

Mientras, las élites intelectuales de la ciudad fueron proponiendo obtener una mayor autonomía de la Corona española. La causa principal fueron los impuestos que debían pagar a la metrópolis, que iban creciendo conforme España necesitaba más dinero para financiar su guerra contra Francia.

Ideas revolucionarias

El ambiente favorable al autogobierno en Guayaquil estuvo influido por cuatro antecedentes importantes que se habían producido en el exterior: la independencia de EE.UU, la Revolución francesa, la invasión de España por parte de Napoleón y la independencia de Colombia.

Todos estos acontecimientos habían recogido buena parte de las nuevas ideas filosóficas aportadas por la Ilustración. Así, la declaración de derechos del hombre redactada en Francia llegó a Latinoamérica y contribuyó a un cambio de pensamiento.

Factores económicos

Como se ha señalado, la situación económica de la corona española era muy débil en esos momentos. Su enfrentamiento contra Francia obligó a aumentar los impuestos, lo que provocó el rechazo en los comerciantes de Guayaquil.

Además, la declaración de independencia de Colombia y las campañas bélicas emprendidas por Bolívar provocaron que el ejército español en Sudamérica se viera debilitado.

Desarrollo

José de Antepara regresó a Guayaquil después de residir unos años en Europa. En su vuelta entró en contacto con otras figuras que compartían sus ideas de emancipación, como José Joaquín de Olmedo o José de Villamil.

Por otra parte, en esa época también llegaron a la ciudad ecuatoriana otros personajes partidarios de la independencia. Entre ellos destacaron León de Febres, Luis Urdaneta y Miguel de Letamendi, miembros del Batallón Numancia que habían sido expulsados de Venezuela por apoyar la emancipación del territorio.

La Fragua de Vulcano

La mañana del 1 de octubre de 1820, José de Villamil y José de Antepara visitaron la casa de la familia Morlás. Allí, la joven Isabel Morlás propuso celebrar una fiesta para celebrar el nombramiento de Villamil como procurador general.

La fiesta se celebró en la casa del propio Villamil y de su esposa, Ana de Garaycoa, que también tuvo un papel importante en la organización de la revolución. En realidad, el baile fue una manera de permitir a los que estaban conspirando a favor de la independencia se reunieran en secreto sin que los españoles se enteraran.

Este baile que sirvió para preparar la revolución fue denominada por Villamil “La fragua de Vulcano”.

Organización y planificación

Villamil se reunió el día 2 de octubre con los líderes de los batallones Milicias y Granaderos de Reserva, Peña y Escobedo respectivamente. Estos militares acordaron apoyar la causa independentista. Igualmente, acordaron tratar de convencer a los jefes de otros cuerpos militares, aunque lo veían difícil al ser españoles.

Al mismo tiempo, los conjurados estaban buscando un líder para su revolución. El puesto fue ofrecido a dos militares, que rechazaron la oferta. Después, se propuso a José Joaquín de Olmedo como jefe revolucionario.

Sin embargo, Olmedo tampoco aceptó el puesto, ya que consideraba que debía ser ocupado por un militar y no, como él se calificaba, por un poeta.

El día 5, las dudas comenzaron a aflorar en varios de los conjurados. León de Febres intentó animarlos con el siguiente discurso: “En nombre de América, os ruego compañeros, no dejar escapar tan favorable ocasión de hacerle un gran servicio lanzando ahora mismo la provincia de Guayaquil a la revolución”.

Dos días después, los independentistas escucharon el rumor de que un religioso, el padre Querejazu, había denunciado la organización de la revolución. Ante esto, parte de los conspiradores pretendieron actuar lo antes posible, mientras que otro grupo prefería esperar para que los ánimos se calmaran.

Fue Febres, partidario de la acción rápida, quien convenció a los demás. El día 8, domingo, todos los jefes de la revolución se reunieron para organizar los primeros pasos de la rebelión.

Sin embargo, estando reunidos llegó un mensajero para comunicarles que se estaba desarrollando una junta de guerra en la casa del gobernador, quien, temiendo que los rumores de revolución fueran ciertos, envió un escuadrón al malecón.

Finalmente, los revolucionarios acordaron comenzar su acción durante esa misma noche.

Inicio de la revolución

Con la llegada de refuerzos desde Quito y Lima, las fuerzas realistas contaban con 1150 soldados patrullando la ciudad. Además, siete cañoneras con 350 efectivos vigilaban la localidad desde el río.

Como se ha señalado, los revolucionarios decidieron adelantar sus movimientos a la misma noche del 8 de octubre.

El primer paso, protagonizado por León de Febres y sus tropas, fue tomar el Cuartel de la Brigada de Artillería Española, defendido por 200 hombres. Después, el propio Febres tomó el Batallón Granaderos de Reserva.

Declaración de independencia

Ya el 9 de octubre, el teniente peruano Hilario Álvarez capturó al comandante español Benito García del Barrio, jefe del cuartel del Batallón de Caballería Daule. Esto permitió a los independentistas tomar el Fuerte Militar San Carlos, situado en frente del anterior.

A las 5 de la madrugada, León de Febres y José de Villamil contemplaron desde el balcón de la casa de este último la victoria que estaban obteniendo.

A las 10 de esa mañana, los líderes de la insurrección se reunieron para firmar el Acta de Independencia de Guayaquil. Así, dejaron reflejado en el acta el acuerdo de “declarar la Independencia, por el voto general del pueblo”.

Primer presidente

José Joaquín de Olmedo fue nombrado presidente del Gobierno Provisorio de Guayaquil ese mismo día 9 de octubre. Al día siguiente, el mandatario envió tres comisiones para informar sobre la recién conseguida independencia.

Consecuencias

La revolución había logrado que la ciudad de Guayaquil quedara libre del dominio español, pero la provincia del mismo nombre permanecía en manos realistas.

En pocos días, las tropas de la ciudad lograron liberar varios pueblos: Samborondón, el día 10; Daule, el día 11; y Naranjal, el día 15.

Tras conseguir liberar a toda la provincia, el 8 de noviembre se reunieron en la capital representantes de los 57 pueblos que la formaban. En el ayuntamiento se proclamó el nacimiento de un nuevo estado: la Provincia Libre de Guayaquil. José Joaquín Olmedo fue nombrado presidente y, acto seguido, se promulgaron las leyes que harían la función de constitución.

A pesar de este éxito, Quito y Cuenca continuaban controlados por los españoles, lo que representaba un peligro para la recién alcanzada independencia de Guayaquil. Olmedo organizó un ejército para defender la seguridad del nuevo estado y para ayudar a los pueblos de la Real Audiencia a independizarse.

Petición de ayuda a Bolívar

Ante esto, el presidente pidió ayuda militar a la Gran Colombia para defender su ciudad y para liberar la Real Audiencia de Quito.

Bolívar contestó a la petición enviando a Guayaquil a Antonio José de Sucre. Este llegó en mayo de 1821 con un contingente de 650 soldados que se unieron a los 1 400 con los que contaba en ejército de Guayaquil.

Campañas del Sur

La misión de Sucre era tomar el mando de las tropas, conseguir que Guayaquil se uniera a la Gran Colombia y organizar, junto a Bolívar, la campaña para liberar Quito.

Sucre y el gobierno de Guayaquil firmaron un convenio de ayuda. El general independentista colocó a sus tropas estratégicamente para que los realistas no pudieran entrar en la provincia.

Poco después, el 17 de julio, una rebelión favorable a los realistas y contraria a la Gran Colombia estalló en la provincia, pero fue sofocada sin grandes problemas. Los realistas, al enterarse de la noticia, trataron de enviar ayuda a los rebeldes: el gobernador Aymerich se dirigió al sur con 2 000 hombres, mientras que un batallón partió desde Cuenca hacia Guayaquil.

El enfrentamiento entre las tropas de Sucre y las provenientes de Cuenca, denominado batalla de Yaguachi, acabó con la victoria del primero.

Tras esto, Sucre persiguió a Aymerich, que había decidido regresar al norte, pero no pudo alcanzarlo al tener que volver a Guayaquil.

Las campañas independentistas continuaron en la zona hasta el 24 de mayo de 1822, cuando Sucre derrotó a los españoles en la batalla de Pichincha, lo que condujo a la liberación de Quito y a la independencia de la Real Audiencia.

Referencias

  1. Avilés Pino, Efrén. Revolución del 9 de Octubre de 1820. Obtenido de enciclopediadelecuador.com
  2. Diario Regional Los Andes. 9 de octubre de 1820: Independencia de Guayaquil. Obtenido de diariolosandes.com.ec
  3. Martinez, Andrea. 9 de Octubre: Así se firmó el Acta de Independencia de Guayaquil. Obtenido de metroecuador.com.ec
  4. Ministry Culture and Sport. The Independence Triumph. Obtenido de pares.mcu.es
  5. The Editors of Encyclopaedia Britannica. José Joaquín Olmedo. Obtenido de britannica.com
  6. Halberstadt, Jason. The Struggle for Independence. Obtenido de ecuadorexplorer.com