Cultura general

¿Quién fue Edmundo Dantés? (El conde de Montecristo)


Edmundo Dantès era un marinero francés de 19 años que estaba a punto de convertirse en capitán del barco “El Faraón” y casarse con la bella mujer que amaba. Aparece en la novela de Alejandro Dumas El Conde de Montecristo. 

Tras ser acusado de ser Bonapartista, Edmundo es enviado injustamente a las horribles mazmorras del castillo de If, la prisión fortificada ubicada en la isla de If. Edmundo Dantès pasa 14 años en prisión, donde sufre enormes dificultades e increíbles sufrimientos, su bondad desaparece, y vengarse de quienes lo encarcelaron se convierte en su razón para vivir.

Dantès oye a un compañero prisionero cavar un túnel, y así él también comienza a cavar. Cuando los dos hombres finalmente se reúnen, el otro prisionero resulta ser un monje, que enseña a Dantes muchos idiomas, ciencias, historia y otros temas.

Índice del artículo

Abate Faria

El Abate Faria o “Abbé Faria” se convierte en un padre y  mentor para  Edmundo, transforma al joven e inocente Dantés en un hombre seductor, magnífico, brillante, erudito y sabio.

De hecho, el abate Faria salvó a Edmundo de suicidarse y le hizo entender que las circunstancias que él vivía, por muy trágicas, no eran un error de la vida. Cuando Abbé Faria está a punto de morir, le revela a Dantès el escondite de un tesoro enterrado en la Isla de Montecristo, que consiste en riquezas incalculables en monedas de oro, diamantes y otras joyas preciosas.

Escape de la cárcel

Tras la muerte de Faria, Edmundo se escapa de la cárcel. Hay que recalcar que en los 14 años que pasó Dantés encarcelado, este pierde la capacidad de sentir cualquier emoción que no sea un gran odio a los que le han hecho daño, y gratitud hacia aquellos que han tratado de ayudarlo.

Se mueve por el mundo como un forastero, desconectado de cualquier comunidad humana e interesado solo en llevar a cabo su venganza.

Cuando Dantès viaja a la isla de Monte Cristo, encuentra el enorme tesoro de Faria. Considera su fortuna un regalo de Dios, dado a él con el único propósito de recompensar a aquellos que han tratado de ayudarlo y, lo que es más importante, castigar a quienes lo han herido.

En París

Dantès descubre que su padre ha muerto en su ausencia y que su prometida Mercedes se ha casado con su enemigo Fernando Mondego, quien lo traicionó. Se entera que sus enemigos Danglars y Mondego se han vuelto ricos y poderosos, y viven felices en París.

Diez años más tarde, Dantès reaparece en Roma, como el Conde de Monte Cristo. Dantès se hace amigo de Albert de Morcerf, hijo de su enemigo Fernando Mondego y su ex novia Mercedes. Albert introduce a Dantès en la sociedad parisina, nadie reconoce al misterioso conde, aunque su ex novia Mercedes si logra reconocerlo.

Dantès ha reunido  información durante la última década, trazando una elaborada estrategia de venganza en contra de quienes le hicieron daño.

Castigo a Fernando

Fernando Mondego, ahora conocido como el Conde de Morcerf, es el primero en ser castigado. Dantès expone el secreto más oscuro de Morcerf, quien hizo su fortuna traicionando a su antiguo protector, el visir griego Ali Pacha, vendiendo también a su esposa e hija como esclavas.

La hija de Ali Pacha, Haydee, ha vivido con Dantès por siete años desde que este compró su libertad. Haydee testifica contra el Conde Morcerf frente al senado, arruinando irreversiblemente su buen nombre.

Avergonzados por la traición de Morcerf, Albert y su esposa Mercedes huyen, dejando atrás su fortuna. Morcerf finalmente se suicida.

Castigo a Villefort

El castigo de Villefort, el otro enemigo que encarceló injustamente a Edmundo Dantès, llega lentamente y en varias etapas. Dantès se aprovecha de los instintos asesinos de la señora de Villefort,  y sutilmente le enseña cómo hacer uso de veneno. Mientras madame de Villefort hace estragos, matando a cada miembro de su casa, Dantés planta las semillas para otra exposición pública.

En la corte, se revela que Villefort es culpable de intento de infanticidio, ya que trató de enterrar a su hijo ilegítimo mientras aún estaba vivo. Sabiendo que pronto tendrá que responder a graves cargos criminales y afectado por la muerte de sus familiares, Villefort se vuelve loco.

Contra Danglars

En su venganza contra su enemigo Danglars, Dantès simplemente juega con la avaricia de su enemigo. Abre varias cuentas de crédito falsas a su nombre, lo que le costó grandes cantidades de dinero. También manipula a la esposa infiel y deshonesta de Danglars, y ayuda a su hija, Eugénie, a huir.

Finalmente, cuando Danglars está casi a punto de huir sin pagar a ninguno de sus acreedores, Dantès contrata al bandido italiano Luigi Vampa para secuestrarlo y quitarle el poco dinero restante que le queda. Dantès se venga de Danglars no con su vida, pero lo deja sin dinero.

Ayuda a Morrel

Mientras tanto, a medida que estos actos de venganza se desarrollan, Dantès también intenta completar un acto de bondad. Edmundo desea ayudar al valiente y honorable Maximiliano Morrel, para salvar a su novia, Valentine Villefort, de su matrona asesina. Dantés le da a Valentine una píldora que la hace parecer muerta y luego la lleva a la isla de Monte Cristo.

Durante un mes, Dantès le hace creer a Maximiliano que Valentine está muerta, lo que le causa un gran dolor. Dantès le revela a Maximiliano que Valentine está viva finalmente.

Habiendo conocido las profundidades de la desesperación, Maximiliano es ahora capaz de experimentar las alturas del éxtasis. Edmundo Dantés también encuentra en última instancia la felicidad, cuando se enamora perdidamente de la dulce Haydee.

Frases de Edmundo Dantès

  • “Siempre habrá labios que digan una cosa mientras el corazón piensa otra”
  • “¡Me he substituido a la providencia para recompensar a los buenos… Que el Dios vengador me ceda ahora su puesto para castigar a los malvados!”
  • “Lo más curioso que hay en la vida es el espectáculo de la muerte”
  • “Los malos no mueren así, porque Dios parece protegerlos para hacerlos instrumentos de sus venganzas”
  • “(..) yo no me ocupo jamás de mi prójimo, no procuro proteger nunca a la sociedad que no me protege, y diré aún más, que no se ocupa generalmente de mí sino para perjudicarme, y retirándole mi estimación, y guardando la neutralidad frente a frente de ella, es todavía la sociedad y mi prójimo quienes me deben agradecimiento”
  • “Todo mal tiene dos remedios; el tiempo y el silencio”
  • “Mi reino es grande como el mundo, porque no soy italiano, ni francés, ni indio, ni americano, ni español; soy cosmopolita”
  • “No es el árbol quien abandona a la flor; sino la flor la que abandona al árbol”

Referencias

  1. B&N. (2012). The Count of Monte Cristo. 14-1-2017, de Spark Notes Sitio web: sparknotes.com.
  2. Reiss, T. (2012). Alexandre Dumas: The Real Count of Monte Cristo. 14-1-2017, de The History Reader Sitio web: thehistoryreader.com.
  3. Alexander, D. (2016). Edmond Dantès, the Count of Monte Cristo. 14-1-2017, de Shmoop Sitio web: shmoop.com.