Lengua y literatura

Movimientos literarios: qué son, características, tipos, ejemplos


¿Qué son los movimientos literarios?

Los movimientos literarios son agrupaciones de autores y obras que tienen en común una manera particular de escribir, de representar el mundo o de valorar la escritura y el rol del escritor en un período histórico y sociedad determinados.

El realismo, por ejemplo, un movimiento que dio sus más altos frutos en el género novelístico, no solo tenía por objetivo representar la realidad (social y física) tal cual es, sin obviar lo feo o escabroso, sino que también afirmaba que esa era la función principal de la literatura y de los escritores.

Por lo tanto, para un realista escribir cuentos fantásticos o románticos era una pérdida de tiempo y un sinsentido.

Los movimientos literarios surgen para dar forma a una necesidad colectiva de renovación, de cambio, que permitiera dejar de lado fórmulas estéticas y visiones de mundo que ya no sirven para comprender el tiempo presente, y desarrollar en su lugar estilos y temáticas que expresen satisfactoriamente la nueva manera de sentir y pensar.

Por eso los movimientos literarios nacen unos en reacción contra otros: el gusto barroco por lo irracional se opuso al racionalismo del Renacimiento; el neoclasicismo revaloró el equilibrio y moderación del antiguo arte griego para oponerse al Barroco, y así sucesivamente.

Los movimientos literarios, la historia y la crítica

Son escasos los movimientos puramente literarios. La gran mayoría, y sobre todo los más importantes, han surgido como parte de un movimiento mayor que incluyó, además de a la literatura, al arte, la música y a veces también las costumbres sociales. Este es el caso del barroco o del romanticismo.

Los movimientos literarios proporcionan también un criterio útil para organizar la historia de la literatura. Así, pues, es común que los textos históricos sobre esta arte estén estructurados como una secuencia de movimientos: barroco, neoclásico, romántico, realista, etc.

Este hecho ha generado cierta controversia. Algunos expertos piensan que, junto a los movimientos literarios propiamente dichos, formados por voluntad de los escritores y según una visión estética reconocible, existen también otros movimientos que en realidad no existieron como tales, sino que se originan en puntos de vista adoptados por algunos críticos.

Este es el caso de la Generación del 98 en la literatura española. Desde mediados del siglo XX no existe un texto de historia o crítica de la literatura de ese país que no la mencione. Y, sin embargo, algunos de sus principales exponentes, como Miguel de Unamuno, han negado su pertenencia a tal movimiento y no le reconocen existencia real.

Características de los movimientos literarios

  • Movimientos literarios los ha habido de todos los tipos: los que se han limitado a un país en particular (como el futurismo italiano o el grupo Orígenes de Cuba), a un continente (el criollismo hispanoamericano), los que se han expandido por todo el mundo (el romanticismo) y los que no duraron sino unos pocos años, como el dadaísmo.
  • Surgen sobre la base de lo que se llama una poética, es decir, un conjunto de ideas compartidas acerca de cómo debe hacerse la literatura (en el sentido estético) y de cuál es el rol que el arte literario y el escritor deben jugar en la sociedad.
  • Se dan a conocer públicamente a través de un manifiesto o de una publicación periódica (una revista) que sirve de vehículo a las ideas e intereses del movimiento. El Primer manifiesto surrealista, de André Breton, es un buen ejemplo del primer caso. La revista Orígenes, en Cuba, por su parte, órgano del movimiento del mismo nombre, ejemplifica el segundo caso.
  • Algunos movimientos literarios tienen espíritu vanguardista, es decir, pretenden romper de raíz con los valores literarios de la época y crear una literatura totalmente nueva, nunca leída. Este es el caso del surrealismo.

Tipos de movimientos literarios

Si bien cada uno de los movimientos literarios que ha surgido a lo largo de la historia tiene sus propias características, podríamos decir que hay dos grandes tendencias: los clasicistas o tradicionalistas y los vanguardistas.

Movimientos literarios clasicistas

Son aquellos que pretenden rescatar formas estéticas del pasado, a veces lejano, y readaptarlas a las necesidades del tiempo presente. Es el caso del neoclasicismo.

Movimientos literarios vanguardistas

Son aquellos que rompen con las tradiciones literarias culturales y establecen nuevos valores estéticos. Es el caso de las vanguardias literarias de comienzos del siglo XX.

La verdad es que, aunque los del segundo tipo son más ruidosos y llaman mucho la atención, ambos tipos de movimientos literarios llevan por igual una labor de renovación y cambio en sus respectivas sociedades y momentos históricos.

Principales movimientos literarios

Barroco

El movimiento barroco nace en oposición al Renacimiento. Este último había encendido la llama de la fe la racionalidad del ser humano, en su capacidad para progresar, para adquirir los conocimientos que permitieran construir sociedades más justas, prósperas y civilizadas.

En el barroco, al contrario, reina un sentimiento de desilusión, de desengaño. Para los autores de este movimiento del siglo XVII, la razón no es capaz de imponerse ante las pasiones, las cuales realmente guían el destino de los seres humanos.

Recurren a la ironía para expresar el sentimiento de que los ideales no son alcanzables. La vida les parece fugaz y absurda, pues siempre termina en la muerte. Algunos de los más importantes representantes y obras del barroco literario son:

  • Miguel de Cervantes: Don Quijote de La Mancha (1605); Novelas ejemplares (1613).
  • Francisco de Quevedo: Historia de la vida del Buscón (1603); Los Sueños (1605-1622).
  • Luis de Góngora: Fábula de Pelifemo y Galatea (1612); Soledades (1613).
  • Sor Juana Inés de la Cruz: Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691); El divino Narciso (1689).
  • Félix Lope de Vega: Fuenteovejuna (1619); El mejor alcalde, el rey (1635).
  • Pedro Calderón de la Barca: La vida es sueño (1635); El gran teatro del mundo (1655).

Neoclasicismo

El prefijo “-neo” quiere decir nuevo, es decir, nuevo clasicismo. Se trata de un movimiento no solo literario, sino también arquitectónico y artístico, que se difundió por Europa y América durante la segunda mitad del siglo XVII y principios del siglo XIX.

Los representantes del neoclasicismo buscan inspiración en la antigua cultura griega, de la que toman el sentido de claridad, proporcionalidad, nitidez, racionalidad y mesura con que se oponen a la herencia del barroco y su afinidad con lo pasional y lo excesivo.

Algunos de los más importantes representantes y obras del neoclasicismo literario son:

  • Samuel Johnson: Prefacio a Shakespeare (1765), Vida de los poetas ingleses (1781).
  • Alexander Pope: Ensayo sobre la crítica (1711).
  • Benito Feijoo: Teatro crítico universal (1726-1740).
  • Friedrich Klopstock: El Mesías (1748-1773)
  • Andrés Bello: “Silva a la agricultura en la zona tórrida” (1826).

Romanticismo

El paso del neoclasicismo al romanticismo fue progresivo. Algunos de los más grandes poetas de Occidente, como Johann Goethe, Friedrich Schiller o Friedrich Hölderlin, pertenecen a una generación conocida como prerromántica, pues en la obra de estos ya los valores estéticos empezaban a dar paso a la exaltación apasionada del romanticismo.

Este movimiento, que tampoco es exclusivamente literario, se afianzó con la generación siguiente, a comienzos del siglo XIX, y en él podemos distinguir a grandes rasgos dos vertientes principales:

1- un romanticismo introvertido, que explora el mundo interior, los sueños, las pesadillas, los terrores, las pasiones amorosas, la muerte, la nostalgia, el idealismo, la desilusión, la muerte, y que encuentra en la naturaleza una fuente constante de inspiración;

2- un romanticismo político, radicalmente nacionalista, que cultivó el folklore y rescató numerosos cuentos y leyendas populares.

Los románticos fueron fervientes partidarios de la Revolución francesa (1789) y sentían un gran entusiasmo por formas de gobierno que hoy calificaríamos de populistas.

Algunos de los más importantes representantes y obras del romanticismo literario son:

  • Novalis: Himnos a la noche (1800), Heinrich von Ofterdingen (1802).
  • Giacomo Lepardi: Cantos (1835); Zibaldone de pensamientos (1894, edición póstuma).
  • Francois-René de Chateaubriand: Atala (1801); Memorias de Ultratumba (1848).
  • Gustavo Adolfo Bécquer: Rimas y leyendas (1871).
  • José Asunción Silva: Intimidades (1977, edición póstuma).

Realismo

Surge en la segunda mitad del siglo XIX, cuando en la ciencia y en la filosofía se imponía la corriente positivista.

El positivismo es una manera de observar e investigar el mundo que se enfoca en los hechos positivos, es decir, observables, medibles, materiales, físicos, y descarta como erróneos, inexistentes o irrelevantes todos los otros fenómenos, como la imaginación o los sentimientos.

Cuando la influencia del positivismo alcanzó a la literatura, los escritores empezaron a reaccionar ante la tradición romántica, que exploraba lo irracional y lo misterioso.

Decidieron entonces emprender la ejecución de obras en un lenguaje sencillo y directo, sin mayores adornos metafóricos, que representara la realidad tal cual como ella era, sin evadir sus aspectos repugnantes o crudos.

En las novelas realistas lo común y lo cotidiano, lo feo, lo vulgar o de mal gusto, lo mediocre, se convierten en objetos de elaboración estética.

Una calle cualquiera, una habitación, pueden ser profusamente descritas y analizadas por el ojo de un autor realista, el cual le da un interés y un toque de misterio (aunque esa no haya sido su intención original) que captan de inmediato la atención del lector.

Algunos de los más importantes representantes y obras del realismo literario son:

  • Honoré de Balzac: Papa Goriot (1835); Eugene Grandet (1833); La piel de zapa (1831).
  • Gustav Flaubert: Madame Bovary (1856); La educación sentimental (1869); Bouvart y Pécuchet (1881).
  • Guy de Maupassant: Bola de sebo (1880).
  • Charles Dickens: Oliver Twist (1837); Tiempos difíciles (1854).
  • Fiódor Dostoievski: Memorias del subsuelo (1864); Crimen y castigo (1866); El idiota (1869); Los hermanos Karamázov (1879).

Importancia de los movimientos literarios

Una de las principales razones por las que los movimientos literarios son importantes es porque, además de ser muestras de la literatura, de la sensibilidad y del modo en que se expresaban los autores de cada época, son también testimonio de su momento histórico.

Además, como punta de lanza cultural, han acompañado los cambios sociales, políticos y culturales de las distintas sociedades, y han promovido nuevos valores estéticos que han influenciado posteriormente a escritores y artistas.

Son un rasgo dinámico de la cultura, un indicador de que los escritores, y la literatura en general, responden orgánicamente a lo que sucede en el interior de una sociedad determinada. Han surgido y han desaparecido diversos movimientos literarios en respuesta a otros, rechazándolos o enriqueciéndolos.

En cualquier caso, los movimientos literarios dieron validez a nuevos modos de expresión y legitimaron el lenguaje cotidiano, actualizando expresiones y dignificando el habla de la persona común.

No es casual que los principales diccionarios del mundo se apoyen en la literatura y en los grandes autores para legitimar palabras o expresiones.

Referencias

  1. (2010). Clasicismo y Neoclasicismo. Britannica Enciclopedia Moderna.
  2. (2010). Romanticismo. Britannica Enciclopedia Moderna.
  3. Coello, Z. (2019). Breve introducción a los movimientos literarios. Aguja literaria. Tomado de agujaliteraria.com.
  4. Greiner Mai, H. (ed.). (2006). Diccionario Akal de Literatura General y Comparada. Madrid: Ediciones Akal.
  5. New World Encyclopedia contributors (2019). Realism. New World Encyclopedia. Tomado de newworldencyclopedia.org.
  6. New World Encyclopedia contributors (2019). Surrealism. New World Encyclopedia. Tomado de newworldencyclopedia.org.