Texto humanístico: características, estructura, ejemplos
Un texto humanístico es aquel en donde se tratan los temas propios de las humanidades, del ser humano, su esfera de actuación y sus productos culturales. Es un texto donde predomina la reflexión, la exposición y el argumento.
Los temas humanísticos, aparte de las ciencias humanas –como la filosofía, el arte, la literatura, la historia, la psicología, la ética, etc.–, abarcan también las ciencias sociales, es decir, la sociología, el derecho, la economía, la antropología, la política y similares.
Ejemplos de textos humanísticos son ensayos que hablen de economía o sociología, artículos que hablen sobre acontecimientos históricos, ensayos que traten de problemas éticos o un libro que trate de la literatura del Renacimiento.
La finalidad principal del texto humanístico es la formativa, es decir, la didáctica, pues con los textos humanísticos se pretende enseñar, formar, hacer pensar al lector mediante argumentos y razonamientos, debidamente establecidos por el autor. Se quiere transmitir ideas y que se reflexione sobre ellas.
Por ello, también se dice que son textos con un cierto nivel de subjetividad, ya que las ideas propuestas no requieren de demostración científica, o el rigor científico no es aplicable a estos determinados temas.
Así, pues, el texto humanístico es un fiel reflejo de las opiniones de su autor, que utiliza el lenguaje como medio para comunicar su pensamiento.
Índice del artículo
- 1 Características de los textos humanísticos
- 2 Estructura del texto humanístico
- 3 Ejemplos de textos humanísticos
- 4 Referencias
El texto humanístico no trata sobre ficciones, es decir, no es un texto narrativo; trata sobre cosas reales, no inventa nada. El modo en que argumenta y explica los temas es lo que define sus características.
En el texto humanístico el autor establece sus ideas sobre el tema que esté desarrollando, sus opiniones personales y planteamientos propios. En tanto esto, el autor no pretende dar por ciertas sus opiniones, sino persuadir al lector de la veracidad de sus postulados.
Hay intención persuasiva cuando el autor plantea las ideas y las defiende a lo largo del texto. Para ello se vale de la modalidad argumentativa o expositiva textual, contrastando argumentos de todo tipo.
Generalmente proporciona fechas, datos medibles, comparaciones para probar sus puntos.
El autor de un texto humanístico utiliza frecuentemente términos abstractos: recordemos que la materia prima de este tipo de textos son las ideas. Se basa en el razonamiento lógico y en las reflexiones para respaldar sus tesis que, por otro lado, no pueden demostrarse científicamente.
Muchas veces, las ideas expuestas en un texto humanístico generan polémicas y controversias (de allí que se consideren especulativos), y suelen formarse debates en los que dos o más autores discuten, texto mediante, sus hipótesis.
Como se dijo al comienzo, la función primordial del texto humanístico es transmitir conocimientos mediante la exposición y la argumentación. Por lo tanto, las funciones lingüísticas más habituales son la representativa y la apelativa.
La representativa, porque se usa el lenguaje para representar la realidad, y con las palabras se pretende reflejarla o reproducirla. La apelativa, porque involucra al lector y se le induce, se le invita a que se esfuerce por comprender la realidad desde el punto de vista que se le ofrece.
El lenguaje utilizado en un texto humanístico no es muy diferente del que se usa en la variante culta del castellano estándar, en el caso de nuestro idioma.
Sin embargo, podemos notar que en estos textos predominan los términos abstractos de tipos distintos: palabras como esencia, entelequia, entidad, materia, sustancia, demagogia, democracia, libertad son comunes.
También es común determinados tecnicismos (praxis, hermenéutica, epistemología, historiografía), así como neologismos, formados usualmente con el sufijo –ismo: veganismo, trumpismo, frikismo, terraplanismo, y otros términos más conocidos, como capitalismo, liberalismo, socialismo.
Todas estas palabras refieren a posicionamientos políticos o ideológicos, a tendencias, actitudes y visión de mundo.
Es frecuente, asimismo, que la terminología abstracta se alimente de los adjetivos sustantivados: lo sublime, lo hermoso, lo verdadero, lo corriente, lo posible, y mediante la especialización lingüística, se adopten palabras cotidianas de la lengua estándar y se le otorguen otros significados. Es lo que se conoce como polisemia.
La polisemia ocurre cuando una misma palabra tiene un significado distinto de acuerdo al medio donde se utilice. En otras palabras, lo que en psicología quiere decir inconsciente, para la historia es distinto. O la esencia en filosofía no es lo mismo que para la antropología.
Esto es así porque las distintas disciplinas humanísticas y escuelas de pensamiento atribuyen a ciertas palabras un significado diferente. Esto, con certeza, enriquece el lenguaje.
Con intención poética nos referimos a una voluntad literaria del autor. El lenguaje que utiliza será cuidadoso y atractivo para los lectores, culto, y muy a menudo el ensayo será la forma que se adopte para el texto humanístico.
El ensayo es el género literario por excelencia en el que se tratan los temas humanísticos, y puede llegar a ser de una gran belleza y perfección estética y lingüística. Por ser un género estrechamente ligado al análisis, la reflexión y la transmisión de ideas, es también un reflejo del estilo del autor.
Los textos humanísticos tienen una estructura abierta, en el sentido de que comparten rasgos entre la exposición y la argumentación, y que muchas veces las conclusiones dependen de las reflexiones previas y la interpretación del lector.
Para desarrollar las ideas o plantear los razonamientos, el autor puede apoyarse en dos formas: la inductiva o la deductiva.
Hemos dicho a lo largo del artículo que el texto humanístico sirve para exponer y transmitir ideas. Un autor suele acompañar estas ideas con argumentaciones o contraargumentaciones.
Cuando los argumentos aparecen primero, y después el enunciado derivado del análisis, se dice que la estructura es inductiva, o de síntesis, pues parte de lo particular a lo general.
Por el contrario, cuando el autor propone primero su tesis y luego aporta argumentos para respaldarla, se dice que la estructura es deductiva, o de análisis, porque va de lo general a lo particular.
Sin embargo, hay que señalar que estas estructuras no son estáticas, y que es frecuente encontrar en un mismo texto ambos métodos.
Este es un texto humanístico en el que se cuenta la historia del mar Caribe.
“En el principio fue el Mediterráneo. Todo lo que a sus costas se acerca, queda tocado de manos azules. Lo que de él se aparta, se hace turbio, pavoroso. África, adentro, era el continente negro: al norte, desde Alejandría hasta Ceuta, resplandece el litoral con sus escuelas de filósofos y nidos de casas blancas. El Asia, densa y misteriosa, cerrábase impenetrable en los vastos reinos de China, de la India; acercándose al charco luminoso, es el “Asia Menor”, poética y musical de Smirna, Tiro, Damasco, Sidón, que canta en el Cantar de los Cantares”.
Este es un texto humanístico en el que se explica la literatura del alemán Johann Wolfgang von Goethe.
“Goethe publicó Las afinidades selectivas a los sesenta años. Wieland, Zelter, Madame de Staël, Wilhelm von Humboldt y otros sagaces lectores de principios del XIX no ocultaron su perplejidad ante la obra, mezcla de alegoría y Zeitroman. Desde entonces abundan las explicaciones extraliterarias para esta historia ejemplar, originalmente destinada a formar parte del ciclo educativo de Wilhelm Meister. Goethe publicó el libro después de casarse con Christiane”.
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- Tipos de texto (2020). Texto humanístico: qué es, características y cómo se escribe. Tomado de tiposdetexto.net.
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- Los textos humanísticos (2020). Tomado de iescanpuig.com.
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