Parálisis de Todd: qué es, historia, síntomas, causas y tratamiento
¿Qué es la parálisis de Todd?
La parálisis de Todd es un tipo de parálisis poscrítica o postictal que sigue luego de una convulsión epiléptica. Suele describirse como un déficit motor que afecta al movimiento eficiente de diversos grupos musculares.
Puede ocasionar alteraciones tanto en el hemicuerpo izquierdo como en el derecho, y se relaciona con el movimiento de las extremidades superiores e inferiores.
En buena parte de los casos, el origen etiológico del síndrome de Todd se encuentra en el padecimiento de crisis convulsivas de carácter tónico clínico generalizadas.
El diagnóstico de esta patología suele realizarse sobre la base de la exclusión a través de la identificación de diversos criterios clínicos.
No existe una intervención médica específica para el síndrome de Todd. El tratamiento se orienta al control de las crisis convulsivas. Sin embargo, es frecuente el empleo de algún tipo de terapia física para las secuelas musculares.
Historia
Este síndrome fue descrito inicialmente por Robert Bentley Todd en 1854. El investigador irlandés se estableció en Londres, donde cosechó numerosos éxitos asociados al área de la medicina y la educación.
Inicialmente, caracterizó este síndrome como un tipo de alteración motora que aparecía tras la presencia de ciertos tipos de crisis epilépticas, especialmente las que presentaban un curso motor o generalizado.
Así, en los primeros momentos, el síndrome de Todd recibió el nombre de parálisis epiléptica o parálisis postictal.
El término “período ictal” se emplea en el ámbito médico y experimental para referirse a un estado anormal que se presenta entre el final de una convulsión y el comienzo de la recuperación del estado basal o inicial.
Es en esta fase donde se encuentran las características clínicas del síndrome o parálisis de Todd.
Síntomas
El curso clínico del síndrome de Todd está relacionado fundamentalmente con la aparición de diversos déficits motores, paresias (debilidad muscular moderada a leve) y parálisis.
El término paresia suele emplearse para hacer referencia a un déficit parcial o completo de los movimientos voluntarios. Generalmente, no suele ser completo y está asociado el funcionamiento eficiente de las extremidades.
La paresia suele tener una presentación unilateral, es decir, afecta a una de las mitades corporales, y está asociada a las áreas motoras afectadas por la descarga epileptópgena. Siendo esta la más frecuente, también es posible que aparezca:
– Monoparesia: la ausencia parcial de movimiento tiende a afectar a un solo miembro, superior o inferior.
– Paresia facial: la ausencia parcial de movimiento tiende a afectar de forma preferencial a las áreas cráneo-faciales.
Por su parte, la parálisis se refiere a la ausencia completa de movimiento relativo a diversos grupos musculares, ya sea a nivel facial o de forma específica en las extremidades.
Ambos hallazgos tienen una gran relevancia clínica debido tanto a la limitación funcional que ocasiona como a la consiguiente preocupación.
Otros signos y síntomas
En algunos pacientes en edad adulta, el síndrome de Todd tiende a tomar una forma clínica asociada a déficits neurológicos focales:
– Afasia: de forma secundaria a la parálisis muscular y/o la afectación de las áreas neurológicas encargadas del control de lenguaje, es posible que la persona afectada presente una dificultad o incapacidad para articular, expresar o comprender el lenguaje.
– Pérdida visual: puede identificarse una pérdida significativa de la agudeza visual asociada a una afectación de las regiones corticales sensoriales, o a diversos problemas asociados a la posición de los ojos y la parálisis ocular.
– Déficit somatosensorial: pueden aparecer algunas alteraciones asociadas a la percepción de estímulos táctiles, dolorosos o la posición del cuerpo.
Curso clínico
La presentación clásica del síndrome de Todd se ubica tras el padecimiento de una convulsión tónico-clónica de carácter generalizado.
Las crisis convulsivas tónico-clónicas se definen por un comienzo asociado al desarrollo de una rigidez muscular exagerada y generalizada (crisis tónica).
Posteriormente, resulta en la presencia de múltiples movimientos musculares incontrolables e involuntarios (crisis clónica). Tras este tipo de crisis convulsiva, la instauración del síndrome de Todd puede identificarse por el desarrollo de una debilidad muscular significativa en piernas, brazos o manos.
La alteración muscular puede variar, tomando en algunos casos leves la forma de paresia, y en otros más graves la parálisis completa.
La duración del fenómeno de Todd es corta. Es poco probable que la presentación sintomatológica supere las 36 horas. Lo más habitual es que este tipo de parálisis presente una duración media de 15 horas.
La persistencia de estos síntomas suele asociarse a lesiones estructurales producto de accidentes cerebrovasculares.
A pesar de esto, en la literatura médica podemos identificar algunos casos con una duración de hasta un 1 mes. Estos suelen estar asociados a procesos bioquímicos, metabólicos y fisiológicos de recuperación.
Causas
Buena parte de los casos identificados de parálisis de Todd están asociados a crisis convulsivas producto del padecimiento de una epilepsia primaria.
Sin embargo, también existen otro tipo de procesos y eventos patológicos que pueden dar lugar a la presentación de crisis convulsivas de carácter tónico-clónico:
– Procesos infecciosos.
– Traumatismos craneoencefálicos.
– Accidentes cerebrovasculares.
– Alteraciones genéticas.
– Malformaciones cerebrales congénitas.
– Tumores cerebrales.
– Enfermedades neurodegenerativas.
– Procesos inflamatorios a nivel cerebral.
Diagnóstico
En el diagnóstico del síndrome de Todd es fundamental la exploración física, el análisis de la historia médica y el estudio de las crisis convulsivas primarias.
De forma adicional, para la confirmación del diagnóstico suelen emplearse los siguientes criterios clínicos:
– Antecedentes o presencia inmediata de ataques convulsivos. Especialmente se asocian a las crisis tónico-clónicas generalizadas.
– Identificación de hemiparesia o hemiplejia, paresia o parálisis.
– Presencia variable de alteraciones visuales tras el desarrollo de la crisis convulsiva.
– Remisión completa del curso clínico en un período de 48 a 72 horas.
– Ausencia de alteraciones específicas a nivel estructural examinadas a través de pruebas de imagen.
– Electroencefalograma normal.
En estos casos, es fundamental identificar la causa etiológica de las crisis convulsivas, ya que pueden constituir un indicador directo de un proceso patológico grave que ponga en riesgo la supervivencia de la persona afectada.
Tratamiento
No existe un tratamiento diseñado de forma específica para el síndrome de Todd. Lo más habitual es que la intervención médica se centre en el tratamiento de la causa etiológica y el control de las crisis convulsivas.
El tratamiento de primera línea en los casos de crisis graves son los fármacos anticonvulsivos o antiepilépticos.
De forma adicional, resulta beneficioso incluir a la persona afectada en un programa de rehabilitación física para la mejora de las alteraciones asociadas a la parálisis muscular y la consecución de un nivel funcional óptimo.
Referencias
- Todd’s Paralysis. Obtenido de Epilepsy Foundation.
- Todd’s Paralysis. National Instituto of Neurological Disorders and Stroke.