Filosofía

Falacia ad populum: definición, características, ejemplos


¿Qué es la falacia ad populum?

Una falacia ad populum, también llamada argumentum ad populum o sofisma populista, es un postulado que afirma que algo es verdadero basado solo en la opinión de la gente. Es decir, el razonamiento está basado en lo que piensa o dice una mayoría sobre algo, sin tomar en cuenta las razones objetivas que argumentan la afirmación.

Un ejemplo podría ser: “el chocolate es bueno porque le gusta a todo el mundo”. La legitimidad de la afirmación se basa en la cantidad de gente que gusta de comer chocolate, no en la calidad nutritiva y objetiva del chocolate.

La falacia ad populum se usa mucho en los discursos políticos, ya que este tipo de razonamientos apela a sentimientos y emociones de una gran parte del público (por eso se le llama sofisma populista). Se da por hecho algo que la opinión mayoritaria aprueba.

Recordemos que una falacia es una argumentación que parece válida pero no lo es.

Características de la falacia ad populum

La falacia ad populum tiene varias características:

Legitimidad basada en la mayoría

Este tipo de falacia basa la certeza de una premisa en que una gran cantidad de gente piensa que es así, es decir, si “la gente” cree que algo es cierto (aunque no lo sea) entonces debe ser cierto.

Un esquema definido

La falacia ad populum presenta un esquema siempre igual:

  1. X, que es la mayoría, afirma que Z es verdadero.
  2. Entonces, Z es verdadero.

Variante de otra falacia

La falacia ad populum es el reverso de la falacia ad verecundiam, que establece la certeza de la premisa porque una persona de autoridad (un maestro, un experto) utiliza tal argumentación. La falacia no está en el resultado (válido o no) sino en el razonamiento lógico, que apoya su argumento en que alguien con autoridad dice lo mismo, en lugar de demostrar el hecho.

Pongamos un ejemplo clásico: “Euclides dijo que la raíz cuadrada de 2 es irracional, por lo tanto es cierto”. La falacia está en el argumento, pues aunque el resultado de la raíz de 2 sea un número irracional –cosa que es cierta–, no lo es porque lo haya dicho Euclides sino por la demostración matemática que lo prueba.

La falacia ad populum, por el contrario, basa la certeza en la opinión de la mayoría, que es lo que da legitimidad a la premisa.

Dos subtipos: apelación a la tradición y a la práctica común

Estos dos argumentos son ampliamente utilizados para validar comportamientos y opiniones. Cuando se apela a la tradición se dicen cosas como “esto siempre ha sido así, y es así”.

Un ejemplo concreto podría ser: “la tradición dice que la mujer es la que da a luz y la encargada del hogar, por lo tanto es la que debe quedarse cuidando la prole”.

La apelación a la práctica común se da cuando se argumenta que algo está bien porque todo el mundo lo hace de ese modo determinado. Un ejemplo sería el que dieron los antisufragistas para impedir que las mujeres votasen: “las mujeres nunca han votado, no hay razón para que empiecen a hacerlo”.

Puede ser intencional o no

La intencionalidad es importante. Una falacia ad populum puede ser intencional, es decir, querer establecer un engaño de forma deliberada, o puede ser sencillamente porque se cree en un argumento sin razonar.

Cuando la falacia es deliberada, suele utilizarse con fines políticos y mediáticos para influir en un gran contingente de personas apelando a los sentimientos o a la tradición, y lograr que la opinión pública cambie a favor o en contra de algo.

Alimenta prejuicios

Como se basa en la opinión de la mayoría, la falacia ad populum puede servir para profundizar prejuicios ya existentes en una determinada sociedad, y darles mayor legitimidad en perjuicio de otros segmentos sociales.

Falacia ad populum en prensa

La palabra siempre se ha usado para manipular. De allí que una correcta práctica periodística exija del profesional de la comunicación un buen manejo de la lengua y una buena actuación ética.

Cuando el fin es manipular es cuando aparecen las falacias, sobre todo las falacias ad populum (que en latín significa “dirigido al pueblo” o “dirigido a la gente”). No se quiere informar sino influir en el público.

Un ejemplo puede estar en el manejo en prensa del COVID-19, tanto a favor como en contra del uso de mascarillas, de las vacunas o del confinamiento obligatorio. Establecen la legitimidad no a partir de hechos demostrables sino en que “muchos profesionales de la salud” así lo determinan.

O en los debates sobre el cambio climático, también a favor y en contra: el impacto del ser humano sobre el planeta ha producido el cambio climático, pero no porque lo diga el 98% de los científicos o porque los cambios en el planeta sean cíclicos, sino por los usos y aplicaciones irracionales de los recursos (uso del carbón, descubrimiento del petróleo, invención del plástico, manejo inadecuado de desechos tóxicos, etc.).

Esta puede ser una de las explicaciones del por qué las teorías conspirativas ganan tanto terreno: como hay un gran número de personas que dicen u opinan que hay una pequeña camarilla mundial que nos maneja a voluntad, entonces debe ser cierto. “Cuando el río suena, piedras trae” es la excusa.

Falacia ad populum en publicidad

La falacia ad populum en publicidad es muy común, pues el marketing de un producto determinado se suele basar en que gusta a muchos. Un ejemplo sería: “Somos una marca líder en el mercado, millones de consumidores así lo dicen”.

Otro ejemplo: “Usa el desodorante X, el preferido de todos los hombres”.

Los razonamientos son falaces, ya que algo que usa todo el mundo no es necesariamente bueno, pero la publicidad hace uso de esta falacia para vender, que es su objetivo.

Falacia ad populum en política

La política y la prensa están estrechamente vinculadas. Los políticos necesitan de los medios de comunicación para difundir sus postulados, pero también para convencer a la mayor cantidad de gente.

Es común que en la política se apele a un sentimiento de comunidad, de pertenencia, de mayoría, que se acuda a una idea con la que una gran parte de la gente generalmente está de acuerdo para defender posturas ideológicas.

Es el caso de los políticos que proponen líneas populistas, porque saben que “la mayoría” estará de acuerdo. Por ejemplo, cuando se promete “mano dura contra los inmigrantes ilegales”, a sabiendas de que no todos los inmigrantes ilegales son delincuentes o terroristas, pero dando por hecho que lo son porque “mucha gente” lo cree.

El ex presidente Donald Trump utilizó reiteradamente falacias ad populum, y una de ellas fue: “los mexicanos son violadores, ladrones y delincuentes y construiremos un muro para impedirles el paso”. Aquí, la falacia está en decir que todos los mexicanos son delincuentes, y asumir que es cierto porque una determinada cantidad de personas lo cree.

Tampoco Hitler, al establecer una supuesta superioridad basada en la raza, decía la verdad, aunque muchos alemanes (y millones de personas de otros países que se sentían superiores a otras naciones) pensasen que era cierto.

En ambos casos, se apela al sentimiento de ese gran porcentaje de gente que está de acuerdo, pero eso no indica que las premisas sean ciertas.

Por otro lado, hay que resaltar que los resultados de elecciones democráticas de cargos públicos en los distintos países no tienen que ver con la falacia ad populum, solo tienen que ver con la voluntad de la mayoría. No indican si un candidato o una propuesta son buenos o malos, sino quién o qué es más popular.

Ejemplos de falacias ad populum

Hugo Chávez, en Venezuela: el pueblo sabe que los ricos son malos

El fallecido presidente venezolano dijo varias falacias mientras gobernó el país sudamericano, pero podemos detenernos en una: cuando dijo que los ricos no se merecían lo que tenían, exacerbó el resentimiento social producido por crisis anteriores sin resolver, pero manejó la opinión popular acrecentando aún más la fractura del país y la polarización política.

Sin duda, puede haber personas con dinero e inescrupulosas, sin ética y de malos sentimientos, pero no significa que todos los ricos sean malas personas. La maldad no está vinculada a la condición económica.

Es mi opinión, y todo el mundo piensa igual que yo

Una persona, o miles de personas, pueden estar equivocadas sobre algo. No importa cuánta gente diga que una cosa es cierta, la validez de una premisa no puede ser la opinión pública.

Más de la mitad de la población mundial cree en algún dios, por lo tanto Dios debe existir

El hecho de que una gran parte de la población mundial crea en Dios o en dioses, no entraña necesariamente la existencia de Dios. Y lo mismo puede decirse de lo contrario. Es una premisa cuya demostración no se puede basar en que millones de personas crean o no en Dios.

El COVID-19 es una cortina de humo para encubrir la intervención de los Iluminatti en todos los gobiernos

Como tanta gente cree que hay una pequeña cúpula mundial de la elite más selecta, que gasta su tiempo en manipular y controlar a miles de millones de personas alrededor del mundo, entonces debe ser cierto que esa cúpula existe, que maneja a la prensa y que compra a cualquier Estado. Y que elabora virus a voluntad y los suelta.

Las mujeres tienen disposición a las manualidades y a las carreras humanísticas, y los hombres tienen una mente más analítica y científica

Esto no es cierto, pero millones de personas lo dan por hecho pues la premisa forma parte de los roles tradicionales masculinos y femeninos, donde cada género tiene “tendencias” específicas propias porque “siempre ha sido así”. Este tipo de falacias alimenta comportamientos machistas y ultra conservadores.

Otros ejemplos

  • “Debes cambiarte al canal 8, que es el canal de mayor audiencia este año”.
  • “Los dioses deben existir, porque cada cultura tiene el suyo o cree en la existencia de un ser superior”.
  • “La película Star Wars: los últimos Jedi es la mejor película de todos los tiempos. Nunca otra película había recaudado tanto dinero como esta”.

Referencias

  1. Walton, D.N. (1980). Why is the’ad Populum’a Fallacy? Philosophy & Rhetoric. Tomado de jstor.org.
  2. Gutiérrez Morales, I.M. (2012). Falacias en los discursos de los candidatos presidenciales en México. Tomado de dialnet.unirioja.es.
  3. Argumento ad populum (2021). Tomado de es.wikipedia.org.
  4. Material de apoyo: Falacias no formales (2015). Universidad de San Carlos de Guatemala, Facultad de Ciencias Económicas, Curso de Lógica Formal y Lógica Dialéctica. Tomado de academia.edu.
  5. Ejemplos de Ad Populum (2019). Tomado de retoricas.com.