El Mundo Entre las Grandes Guerras
El mundo entre las Grandes Guerras estuvo inmerso en cambios geopolíticos como consecuencia del traslado del centro mundial de Europa, devastada por la guerra, a Estados Unidos, nación triunfante. También llamado periodo de entreguerras, comprende la época entre el final de la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
La esperanza con la que acabó el primer conflicto y que llevó a que se creara la Sociedad de Naciones para evitar nuevas guerras, se vio pronto superada por los acontecimientos. Por una parte, muchos autores consideran que los tratados con los que acabó la Primera Guerra no fueron muy bien diseñados.
Los perdedores, sobre todo Alemania, se encontraron con una situación que consideraban humillante; y los ganadores, en Europa, no tenían la fuerza suficiente para mantener la estabilidad. A esto hay que añadir el aislacionismo estadounidense, poco dispuesto a ayudar a Europa, especialmente cuando estalló la Crisis del 29.
El régimen socialista de la Unión Soviética se convirtió en otro foco de inestabilidad en el continente. Con este panorama revuelto, la aparición de ideologías fuertemente nacionalistas en Alemania, Italia y España hizo casi inevitable una nueva contienda.
Índice del artículo
- 1 Situación social, política y económica
- 2 Situación del socialismo, nacionalsocialismo y fascismo
- 3 Hacia la Segunda Guerra Mundial
- 4 Referencias
Situación social, política y económica
Cuando la Primera Guerra Mundial terminó, Europa estaba prácticamente destrozada por completo. Aparte de los millones de pérdidas humanas, el tejido económico era inexistente, al igual que los sistemas de comunicaciones. Además, hubo que recomponer el mapa del continente completamente tras la desaparición de grandes imperios.
La mayoría de los países tenía deudas impagables y todos los sectores productivos estaban paralizados. Esto tuvo su importancia a la hora de negociar la rendición de los estados perdedores, a los que se les pidieron grandes sumas como pago por sus acciones.
Desde el principio se vio claro que Alemania no estaba dispuesta a saldar lo acordado en el Tratado de Versalles y continuó siendo un foco de conflicto. Tan solo en la segunda mitad de los años 20, especialmente en Francia y Reino Unido, la vida recuperó un poco el ritmo de antes de la guerra.
El mundo giró hacia los Estados Unidos, especialmente en la economía. Londres dejó de ser la capital financiera y Nueva York tomó el relevo.
Aumento del poder de los Estados Unidos
En Estados Unidos siempre había existido una lucha política entre los partidarios del aislacionismo y los del intervencionismo en el exterior. En la Primera Guerra Mundial habían vencido los segundos, pero nada más terminar, el país se cerró en sí mismo.
El intento del presidente Woodrow Wilson de entrar en la recién creada Sociedad de Naciones, fue rechazado por el Congreso.
En el aspecto económico, todo parecía marchar muy bien. El país sacó provecho de los miles de refugiados europeos que emigraron huyendo de la pobreza y la industria se desarrolló rápidamente.
Los años 20 fueron un momento de despegue económico, social y tecnológico, con la aparición de grandes fortunas y una bolsa de valores que no dejaba de subir.
Situación política en Europa
Las cicatrices de la guerra no permitieron que la situación política en Europa se tranquilizara.
Por una parte, Alemania no estaba satisfecha con lo firmado en el Tratado de Versalles. El coste de las reparaciones de guerra que debía pagar y la pérdida de varios territorios eran aspectos que no aceptó nunca y que, a la larga, fueron utilizados por Hitler para alcanzar el poder.
Por otra parte, los países vencedores habían quedado muy debilitados. Esto hizo que les resultara imposible obligar a los germanos a cumplir con lo acordado. Sin la ayuda de los Estados Unidos, que prefirió no inmiscuirse, Francia y Gran Bretaña no eran suficientes para mantener el orden.
La situación se agravó cuando Mussolini se hizo con el poder en Italia y, después, cuando en España triunfó el fascismo tras la guerra civil.
La Unión Soviética
El flanco oriental tampoco alcanzó ninguna estabilidad. La Unión Soviética buscaba ampliar sus fronteras, extendiendo su influencia a los países bálticos y a parte de Polonia.
El resto de Europa del este, donde se habían reestructurado todas las fronteras, era un polvorín a punto de estallar.
Crisis del 29
Ni siquiera Estados Unidos se iba a librar de la inestabilidad, aunque en su caso vino motivada por la gran crisis económica que empezó en 1929. Esta crisis, que se expandió por todo el mundo, acabó con cualquier proyecto solidario internacional. El nacionalismo económico fue la respuesta en casi todas partes.
Los historiadores apuntan que la gran culpable de esta crisis fue la deuda contraída para comprar productos. La inflación consiguiente acabó provocando impagos en todos los ámbitos, tanto en las familias como en las empresas. A esto le siguieron despidos y el pánico, que empeoró la situación
A pesar del intento de cooperación que significó la Conferencia Económica Internacional de Londres en 1933, los líderes mundiales no consiguieron llegar a acuerdos comunes.
Por ejemplo, Gran Bretaña optó por el proteccionismo y por cierto aislacionismo. En Estados Unidos el presidente Roosevelt inició el New Deal, igualmente aislacionista.
Por último, en Alemania, que sufría como los demás la crisis, eligieron potenciar la industria militar como forma de acelerar la economía, además de para reclamar los territorios perdidos.
Situación del socialismo, nacionalsocialismo y fascismo
Socialismo
El socialismo como ideología había nacido en el siglo XIX, basado en las obras de Karl Marx. Pretendía el cambio de la sociedad capitalista hacia una en la que los obreros fueran los propietarios de los medios de producción. De esta forma, quería organizar una sociedad sin clases, en las que no existiera la explotación del hombre por el hombre.
El gran triunfo del comunismo, una doctrina que nace del socialismo primigenio, se dio en la Unión Soviética. Allí triunfó una revolución en 1917 que acabó con el gobierno de los zares.
Los nazis alemanes eran totalmente anticomunistas, aunque es cierto que ambos Estados llegaron a firmar un pacto de no agresión. De acuerdo con la mayoría de los historiadores, ni Hitler ni Stalin estaban dispuestos a cumplirlo.
Nacionalsocialismo
El nacionalismo alemán después de la guerra supuso el nacimiento del Partido Nacionalsocialista, conocido como el partido nazi. Su líder fue Adolf Hitler y tenía ciertas características similares al fascismo, aunque con una carga nacionalista basada en las raíces del romanticismo alemán.
Los motivos del éxito de este movimiento político fueron variados, pero casi todos con el mismo origen: el sentimiento de humillación como país que supuso el Tratado de Versalles.
Los dirigentes durante el periodo llamado República de Weimar se vieron sobrepasados por el efecto de la Gran Depresión provocada por la crisis económica. Socialmente se sucedían los altercados, con grupos comunistas y nazis prácticamente luchando abiertamente en la calle.
Hitler fue capaz de transmitir a sus compatriotas un mensaje para recuperar el orgullo. Aparte de sus teorías racistas, propuso impulsar la militarización para poder a gozar de independencia, que fue perdida, según él, ante las potencias vencedoras de la anterior guerra. Llegó al poder prometiendo recuperar el territorio perdido.
Fascismo
A pesar de que, con la llegada de la guerra, el régimen fascista italiano fue a remolque de Alemania, lo cierto es que Mussolini alcanzó la presidencia de su país con una gran energía.
El fascismo italiano se basó en un nacionalismo que entroncaba con el antiguo Imperio romano. A este sentimiento de exaltación nacional se le unía un componente económico basado en el corporativismo. Despreciaba las instituciones liberales, incluidos los partidos políticos.
Hacia la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial estalló en el frente europeo en 1939 después de que Alemania invadiera Polonia. El frente oriental, con Japón enfrentándose a los aliados, tuvo como detonantes la ocupación de China y, después, el ataque a Pearl Harbor.
Invasión de los Sudetes y de Checoslovaquia
El final del periodo de entreguerras no hizo más que confirmar las malas sensaciones que transmitía la política europea en los últimos años. Los nazis cumplieron su promesa de ocupar los Sudetes, uno de los territorios que había perdido anteriormente.
En un principio las potencias europeas intentaron evitar la guerra, hasta el punto de aceptar esa invasión. Sin embargo, poco después Alemania ocupó toda Checoslovaquia, sin respetar lo acordado.
Invasión de Polonia
Para entonces ya estaba claro que Hitler no iba a frenar su política expansionista. Su siguiente objetivo era Polonia, que tenía firmados acuerdos de defensa con los británicos.
La invasión comenzó el 1 de septiembre de 1939. Los aliados le dieron un ultimátum: retirarse en dos días. Al ignorar este aviso, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Francia y Canadá declararon la guerra a Alemania. Esta guerra duró hasta 1945.
Referencias
- Historiasiglo20. El Periodo de Entreguerras. Obtenido de historiasiglo20.org
- Hiru. El Periodo De Entreguerras. Obtenido de hiru.eus
- Histórico Digital. El Periodo de Entreguerras: la Gran Depresión. Obtenido de historicodigital.com
- Sparknotes. The Interwar Years (1919-1938). Obtenido de sparknotes.com
- Ben Pi, Tony Fu, Amere Huang, Jeff Fong, Edwin Li, Irena Liu. Inter-war Period: Causes of WWII. Obtenido de inter-wars.weebly.com
- Rhodes, Benjamin D. United States Foreign Policy in the Interwar Period, 1918-1941. Recuperado de books.google.es
- Otten, Rivka. The Interwar Period Through Various Perspectives. Obtenido de euroclio.eu
- Lewis, Nathan. The Interwar Period, 1914-1944. Obtenido de newworldeconomics.com