Trastornos de la personalidad

Heteroagresividad: características, componentes y patologías


La heteroagresividad es un tipo de agresividad que se refiere a todas las conductas agresivas que se caracterizan por dirigirse hacia otra persona. Abarca un conjunto de patrones de actividad que pueden manifestarse a través de una intensidad variable. Dichos comportamientos incluyen conductas como la pelea física, los gestos o las expresiones verbales.

Múltiples investigaciones han puesto de manifiesto que todo tipo de heteroagresividad puede ser facilitada por diversos trastornos mentales, tanto orgánicos como psicóticos, caracteriales o afectivos.

No obstante, desde un punto de vista psicopatológico, la heteroagresividad se presenta configurada por tres síndromes principales. Estos son: el comportamiento perturbador, la explosividad y la agitación.

En este artículo se presentan las características principales de la heteroagresividad. Se explican sus componentes y consecuencias y se revisan las patologías que se encuentran asociadas con este tipo de conductas.

Características de la heteroagresividad

La heteroagresividad constituye ese tipo de agresividad que se caracteriza por dirigirse hacia elementos externos. De este modo, se diferencia de la autoagresividad, donde las conductas agresivas van dirigidas hacia uno mismo.

Ambos comportamientos hacen referencia a una serie de patrones de actividad que incluyen tanto la agresividad física como la agresividad verbal.

La heteroagresividad es considerada hoy en día como un concepto originario de la biología que se encuentra estrechamente relacionado con el instinto sexual y el sentido de territorialidad.

Esta alteración se caracteriza también por manifestarse en cada uno de los niveles que integran una persona. Es decir, se ejecuta tanto a nivel físico como a nivel emocional, cognitivo y social.

Por lo que respecta el nivel físico, la conducta heteroagresiva más predominante es la lucha mediante manifestaciones corporales explícitas. En el nivel emocional en cambio, esta respuesta suele provocar manifestaciones como la rabia o la cólera.

Dichas alteraciones pueden manifestarse también a través de gestos o expresiones faciales, cambios en el tono de la voz o modificaciones en el uso del lenguaje.

A nivel cognitivo, la heteroagresividad suele motivar la aparición de obsesiones, fantasías destructivas, planes agresivos o ideas de persecución. Finalmente, la heteroagresividad se caracteriza por afectar directamente a la esfera social y relacional de la persona.

Componentes de la heteroagresividad

Desde el punto de vista psicopatológico, la heteroagresividad puede ser facilitada por diversos trastornos mentales, tales como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión o los trastornos de personalidad.

Más allá de la alteración psicológica, se postula que la heteroagresividad se presenta configurada en tres síndromes característicos: el comportamiento perturbador, la explosividad y la agitación.

Comportamiento perturbador

La heteroagresividad implica la aparición de una serie de conductas que resultan perturbadoras para los demás. Estas conductas suelen aparecer durante la infancia y pueden englobarse dentro de trastornos psicopatológicos como el negativismo desafiante o el trastorno disocial.

El negativismo desafiante es una alteración psicológica típica en niños menores de diez años. Se caracteriza por la presencia de un comportamiento marcadamente hostil, desafiante, desobediente y provocador que se encuentra claramente fuera de la normalidad.

Por su parte, el trastorno disocial resulta una alteración psicológica característica de los niños mayores de diez años. Se define por un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de otras personas así como las normas sociales.

Explosividad

Otro componente importante de la heteroagresividad es la explosividad. De hecho, la conducta agresiva suele originarse en muchos casos a través de un cuadro psicopatológico conocido como trastorno explosivo intermitente.

Este trastorno se caracteriza por la aparición de episodios de pérdida de control sobre los impulsos agresivos. 

Dicha explosividad origina una agresividad claramente desproporcionada a los factores potencialmente desencadenaste y se suele manifestar mediante distintos ataques verbales y/o físicos.

En estos casos, los episodios de descontrol suelen durar unos minutos pero, independientemente de su duración, pueden remitir espontáneamente.

Agitación

La agitación es un elemento de la heteroagresividad que se caracteriza por originar un cuadro de hiperactividad motora acompañada de alteraciones emocionales como ansiedad, angustia o miedo.

La intensidad de estos cuadros puede variar notablemente, desde una leve inquietud hasta una agitación muy marcada y violenta.

Las alteraciones de agitación motriz pueden ser la manifestación de una gran variedad de trastornos físicos y mentales como la intoxicación por sustancias, las reacciones secundarias de los medicamentos, las infecciones sistémicas o del sistema nervioso central, los trastornos neurológicos, etc.

Consecuencias

La heteroagresividad puede originarse mediante múltiples factores, tanto internos como externos. Así mismo, dentro de los factores externos, estos pueden resultar de distinta índole: familiares, individuales, sociales, etc.

La heteroagresividad puede presentarse en niveles muy elevados, los cuales pueden motivar la aparición de comportamientos delictivos.

Así mismo, la heteroagresividad patológica se caracteriza por resultar destructiva. Es decir, no resuelve problemas ni resulta realista, por lo que comporta la aparición de problemas emocionales no resueltos así como conflictos personales y sociales muy diversos.

Así pues, la heteroagresividad resulta una afección parecida a la ansiedad. Constituye una serie de comportamientos y respuestas fisiológicas que, a cierto nivel, se consideran normales y funcionales.

No obstante, si la magnitud de la respuesta heteroagresiva se dispara por encima de los valores normales, suele suponer la generación de un gran número de consecuencias negativas tanto para el propio sujeto como para su entorno.

Más allá del daño físico que puede originar la heteroagresividad, este tipo de conductas pueden servir para coaccionar e influir en la conducta de los demás, para demostrar el poder que se posee entre los subordinados o para conseguir una reputación e imagen de líder.

Enfermedades relacionadas

La heteroagresividad es una conducta que puede suponer parte de la sintomatología de una gran variedad de patologías psicológicas.

No obstante, su aparición no siempre tiene por qué encontrar asociado a un trastorno psicológico.

Por lo que respecta a las enfermedades mentales, las alteraciones que suelen presentar heteroagresividad con mayor frecuencia dentro de sus manifestaciones son:

  1. La esquizofrenia.
  2. El trastorno bipolar.
  3. La depresión.
  4. El trastorno negativista desafiante.
  5. El trastorno disocial.
  6. El trastorno antisocial de la personalidad.
  7. El trastorno límite de la personalidad.

Referencias

  1. Casarotti, H, (2010). Actos violentos en patologías mentales. Revista de Psiquiatría Uruguaya, 74(1),11-21.
  2. Freud, S (1991). Las neuropsicosis de defensa. En Obras Completas. Tomo III. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu Editores. Trabajo original publicado en 1894.