Ansiedad

Eritrofobia: síntomas, causas y tratamientos


La eritrofobia es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por presentar un miedo irracional, extremo e injustificado hacia el hecho de ruborizarse. Las personas que padecen esta alteración tienen un temor fóbico a cualquier situación que les puede provocar sonrojo en la cara, y experimentar los típicos síntomas del sonrojo.

El miedo hacía estas situaciones origina una marcada respuesta de ansiedad cada vez que la persona se sonroja. De este modo, la eritrofobia puede resultar altamente molesta y desagradable.

Además, con el objetivo de evitar el miedo y la ansiedad que causa el sonrojo, la persona puede adoptar un estilo de vida en el que esté pendiente de forma permanente de la posibilidad de ruborizarse.

Así pues, la eritrofobia, aunque pueda parecer una alteración psicopatológica menor, es un trastorno altamente molesto que puede limitar notablemente la vida de las personas.

Índice del artículo

Características de la eritrofobia

La eritrofobia es un trastorno de ansiedad conocido como fobia específica. Estas alteraciones, que se encuentran correctamente establecidas en los manuales de diagnóstico de psiquiatría, se caracterizan por presentar miedo fóbico hacia un elemento concreto.

Los elementos o situaciones temidos en las fobias específicas pueden ser múltiples. Desde animales como las arañas, hasta situaciones concretas como las alturas o los espacios cerrados.

En el caso de la eritrofobia, el elemento temido es el sonrojo o la situación de ruborizarse en momentos determinados. El sonrojo es una respuesta física que pueden experimentar muchas personas. Esta consiste en el enrojecimiento del rostro de una forma involuntaria e incontrolable.

El enrojecimiento de la cara suele producirse cuando la persona experimenta algún tipo de emoción relacionada con la vergüenza o temor. En estos momentos, el organismo responde mediante una vasocompresión de los vasos sanguíneos faciales.

Socialmente, el hecho de sonrojarse se asocia de forma inmediata con las emociones que lo causan. Por este motivo, cuando alguien se sonroja se suele interpretar automáticamente que esa persona está experimentando sentimientos de vergüenza.

Eritrofobia vs fobia social

La eritrofobia plantea una diferenciación importante con un trastorno muy conocido que resulta semejante pero a la vez distinto, la fobia social.

La fobia social hace referencia a un trastorno de ansiedad en el que la persona teme de forma excesiva, irracional, incontrolable y permanente las situaciones sociales. El tipo de temor experimentado en ambos trastornos es igual. Tanto en la eritrofobia como en la fobia social existe un miedo fóbico.

No obstante, ambas psicopatologías se diferencian por el elemento temido, es decir, el objeto que produce tanto la respuesta de miedo como las manifestaciones de ansiedad.

En la fobia social, el elemento temido son las situaciones sociales, la relación con los demás y las interacciones relacionales. En cambio, en la eritrofobia el elemento temido es la reacción fisiológica de ruborizarse.

Bien es cierto que el sonrojo aparece ante situaciones sociales. Por este motivo, ambos trastornos puede confundirse. Tanto en la eritrofobia como en la fobia social se puede experimentar miedo ante situaciones parecidas.

No obstante, en la eritrofobia el temor va claramente asociado a la posibilidad de ruborizarse, aspecto que no resulta principal en la fobia social.

Síntomas

El temor hacia el sonrojo no es el único elemento importante de la eritrofobia. De hecho, lo que le convierte en un trastorno de ansiedad es la sintomatología que se deriva del miedo patológico.

En este sentido, los síntomas típicos de la eritrofobia se relacionan con las respuestas de ansiedad que provocan los elementos temidos.

Cuando la persona con este trastorno se expone a situaciones en las que puede sonrojarse, responde con una marcada respuesta de ansiedad. Esta suele ser elevada y grave, aunque normalmente no acaba desarrollando un ataque de ansiedad.

Los síntomas típicos de la eritrofobiaa afectan a tres componentes distintos de la persona: el plano fisiológico, el plano cognitivo y el plano conductual.

Plano fisiológico

La primera sintomatología que aparece en la eritrofobia son las manifestaciones físicas. Esta surgen cuando el individuo se sonroja y causan un elevado malestar.

Las alteraciones físicas que puede ocasionar este trastorno pueden variar notablemente en cada caso, por lo que no existe un patrón clínico único. De hecho, los síntomas fisiológicos pueden comprender cualquiera de las siguientes manifestaciones:

1. Incremento de la tasa cardíaca.
2. Aumento de la tasa respiratoria.
3. Palpitaciones o taquicardias.
4. Sensación de ahogo o hiperventilación.
5. Mareos y náuseas.
6. Tensión muscular.
7. Sudoración excesiva generalizada.
8. Dilatación pupilar.
9. Dolores de cabeza y/o estómago.
10. Sensación de irrealidad, despersonalización.

Plano cognitivo

Los síntomas cognitivos hacen referencia a los pensamientos que desarrolla la persona con eritrofobia respecto al sonrojo. Estos pueden ser muy variables pero siempre presentan características negativas y ansiógenas.

Pensamientos como si me sonrojo pareceré una persona indeseable, nadie me querrá, todos me rechazarán o haré el ridículo son algunos de los pensamientos que puede desarrollar una persona con eritrofobia.

Estos pensamientos suelen estar presentes forma constante en la mente del individuo. Sin embargo, se hacen mucho más intensos cuando la persona se ruboriza.

Ante estas situaciones, las cogniciones negativas se retroalimentan con los síntomas físicos. Estos incrementan los pensamientos de temor al sonrojo y, a la vez, las cogniciones aumentan la sintomatología física.

Plano conductual

La intensidad de los dos síntomas anteriores es muy elevado, hecho que origina un notable malestar sobre la persona. Este malestar es tan marcado que afecta de forma directa sobre el comportamiento.

Uno de los síntomas principales de la eritrofobia es precisamente este, la repercusión que realiza el temor sobre la conducta la persona. En este sentido, los síntomas conductuales principales del trastorno son: la evitación y el escape.

El individuo irá desarrollando poco a poco estilos conductuales que le permitan evitar cualquier situación en la que se pueda sonrojar. A través de estos mecanismos la persona conseguirá evitar la ansiedad y el malestar que experimenta cuando se ruboriza.

Así mismo, como a menudo resulta complicado o imposible evitar la aparición del sonrojo, la persona con eritrofobia escapará cada vez que se ruborice, para evitar que los demás le vean sonrojado y pueda reducir su nivel de ansiedad.

Causas

El elemento que parece guardar una relación más directa con el desarrollo de los miedos es el condicionamiento. Los temores son reacciones emocionales aprendidas que se pueden adquirir a través de las distintas experiencias vividas por la persona.

El condicionamiento directo parece jugar un papel importante en la eritrofobia. Por ejemplo, haber padecido burlas o reproches continuos ante situaciones de sonrojo, sobre todo durante la infancia y la adolescencia, puede contribuir al desarrollo del temor fóbico.

No obstante, este no es el único factor que se ha asociado a las fobias específicas. El condicionamiento vicario (observar rechazo al sonrojo), la adquisición de información negativa acerca del hecho de ruborizarse, aspectos genéticos y factores cognitivos también pueden contribuir en el desarrollo de la eritrofobia.

Tratamiento

Las intervenciones de primera elección para el tratamiento de la eritrofobia es la psicoterapia, la cual ha mostrado tasas de eficacia mucho más elevadas que los tratamientos con fármacos.

Específicamente, la intervención que permite superar la eritrofobia y suprimir su sintomatología es el tratamiento cognitivo conductual.

Este tipo de intervención se centra en el elemento principal que mantiene los miedos fóbicos, es decir, la evitación. De este modo, mediante una jerarquía de estímulos graduados, el terapeuta va exponiendo poco a poco al individuo a sus elementos temidos.

En el caso de la eritrofobia, el terapeuta creará situaciones en las que la persona se ruborice, para que esta se habitúe a ellas, vaya superando su miedo hacía ellas y aprenda a controlar las situaciones que le provocan sonrojo.

Referencias

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