Especie biológica: concepto, características y ejemplos
Una especie biológica es una población de individuos animales que pueden reproducirse entre sí y dar lugar a descendencia fértil. Sin embargo, no pueden reproducirse con miembros de poblaciones de una especie diferente. Este concepto fue propuesto inicialmente por Ernst Mayr y Theodosius Dobzhansky en 1940.
El primero criterio para distinguir a una especie es que la población de animales tenga una ascendencia común. Esto implica que los miembros de una especie deben poder rastrear su ascendencia hacia una “población ancestral común”.
Seguidamente está el criterio de que una especie debe ser el grupo más pequeño que pueda distinguirse entre organismos que compartan patrones de ascendencia y descendencia.
Finalmente, el último criterio fundamental es el de la existencia de una comunidad reproductora. De esta forma, los miembros de la misma especie deberían formar una “comunidad” de la cual estén excluidas otras especies por aislamiento reproductivo, criterio de significativa importancia para la concepción de las especies biológicas.
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Existen distintos conceptos de especie. Ninguno de ellos es el concepto “definitivo” y ni completamente cierto para todos los organismos vivos, por lo que la definición de una especie sigue siendo materia de discusión en la actualidad.
Carlos Linneo y muchos otros naturalistas hasta Darwin empleaban un concepto de especie que aún hoy en día tiene cierta vigencia: el concepto tipológico. En la época que precedió a Darwin, una especie era considerada como una entidad inmutable (que no cambiaba en el tiempo) e independiente.
Cada especie era distinguible por características definidas y fundamentales, es decir, una especie era tratada como un grupo de organismos que compartían los mismos rasgos esenciales, principalmente morfológicos.
Las especies eran definidas, además, en base a un “ejemplar tipo”, el cual era depositado en un museo para la consulta de aquellos que quisieran determinar si un organismo similar pertenecía a la misma especie.
Con el advenimiento de las teorías darwinianas y neodarwinianas acerca de la evolución, el concepto tipológico de especie entró en desuso, Muchos investigadores comenzaron a considerar que las especies eran entidades históricas, cuyos rasgos y propiedades singulares estaban sujetos a variaciones y modificaciones en el tiempo (dinámicas y no estáticas).
La definición exacta de este concepto propone que una especie es un linaje de poblaciones “ancestro-descendientes” que mantiene su identidad respecto a linajes diferentes y que, además, tiene sus propias tendencias evolutivas y su propio “destino” histórico.
Según este concepto, una especie es un grupo basal de organismos, distinguibles de otros semejantes, dentro del cual se puede apreciar un patrón de ascendencia y descendencia.
En 1940, los neodarwinistas T. Dobzhansky y E. Mayr propusieron el concepto biológico de especie inspirados en las teorías de Darwin. El concepto, trabajado y mejorado por Mayr, fue definido más o menos así:
“Una especie es una comunidad reproductora de poblaciones, aislada de otras especies desde el punto de vista reproductivo, que ocupa un nicho específico en la naturaleza”.
Este concepto “revolucionó” la forma de concebir a las especies, pues no toma en cuenta ninguna característica morfológica, sino la capacidad reproductiva intraespecífica y la ocupación de un mismo nicho ecológico (por lo que comparten ciertas características ecológicas también).
Inconvenientes de este concepto
De acuerdo con el concepto biológico de especie, que es aplicable solo a individuos de reproducción sexual (que pueden mezclarse para originar descendencia fértil), aquellos organismos que solo se reproducen de manera asexual no pueden ser agrupados en especies, lo que significa un problema para este concepto.
Además, este concepto también plantea que las especies se distinguen por el nicho definido en el que habitan, cosa que puede generar conflictos si se piensa que una especie tiene dimensiones espaciales y temporales.
Este concepto puede flaquear si se toman en cuenta aquellas especies que poseen rangos de distribución verdaderamente amplios, cuyas características ecológicas pueden ser muy variables, así como algunos aspectos de su morfología.
Las especies biológicas, de acuerdo con este concepto, son grupos de organismos que habitan en el mismo nicho ecológico (comparten los mismos patrones de distribución geográfica y algunas de sus características ecológicas más importantes) y que pueden reproducirse para originar descendencia viable y fértil.
Puesto que los miembros de las poblaciones de la misma especie biológica solo pueden reproducirse entre sí, una especie biológica posee un determinado conjunto de alelos variados (“pool genético”) y las variaciones intraespecíficas existen, pero pueden no ser demasiado importantes.
A pesar de que los miembros de una misma especie biológica se distinguen (según el concepto) por su aislamiento reproductivo respecto a otras especies, los miembros de un mismo grupo o especie biológica comparten algunos atributos morfológicos entre sí, además de múltiples atributos genéticos.
El aislamiento reproductivo de las especies biológicas puede presentarse de distintas formas. En este sentido, se han definido mecanismos de aislamiento reproductivos precigóticos y postcigóticos.
Los mecanismos precigóticos se refieren a aquellos por los cuales no ocurre la fusión de dos células gaméticas entre especies diferentes, aunque pueda llegar a ocurrir la cópula; mientras que el aislamiento reproductivo postcigótico provoca la generación de descendencia inviable o simplemente infértil.
El concepto de especie biológica puede ejemplificarse bien con el caso de los caballos y los asnos. Cuando una yegua y un asno se reproducen, el fruto de esta unión corresponde a un individuo “híbrido” conocido como mula.
Las mulas son organismos perfectamente saludables, que expresan características propias de las dos especies de las cuales se originan. No obstante, son animales estériles, por lo que no pueden reproducirse para formar un nuevo individuo.
Siempre y cuando se consideren organismos que se reproduzcan sexualmente, los ejemplos de especies biológicas son realmente numerosos. Los seres humanos son un claro ejemplo de una especie biológica, pues no se ha reportado el primer caso de un humano que se haya reproducido con alguna otra especie animal y haya tenido descendencia fértil, o descendencia en absoluto.
Los perros, una especie domesticada muy relevante para el hombre, pertenecen todos a la misma especie, razón por la cual pueden ocurrir múltiples mezclas de distintas razas, cuyas crías pueden reproducirse y dar origen a nuevos individuos perfectamente fértiles.
Especies de México en peligro de extinción.
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