Lengua y literatura

Morfemas: concepto, tipos y ejemplos


Un morfema es la parte más pequeña de una palabra que es capaz por sí sola de expresar un significado. Puede ir delante o detrás de la raíz de una palabra (el lexema), sirviendo así como sufijo o prefijo. En ambos casos modifica el significado de la palabra a la cual se une.

Los morfemas pueden ser variables para una misma palabra. Por ejemplo, el lexema (la raíz) “niñ” puede acompañarse del morfema “o” para masculino (niño) o del morfema “a” para femenino (niña). De esta manera con una sola letra un morfema cambia el significado del género en una palabra.

Esa cualidad de cambio que poseen los morfemas los diferencian de los lexemas, pues estos últimos son fijos, invariables. También existen morfemas independientes que no necesitan estar ligados a una palabra, sino que la anuncian. A continuación se explicarán los tipos de morfemas que existen.

Los morfemas se clasifican en dos tipos: independientes y dependientes.

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Morfemas independientes

Se les llama así porque tienen cierto grado de autonomía respecto a las palabras. De hecho, pueden funcionar por sí solos sin estar pegados a una raíz. Por esta cualidad se les considera también “clítidos”, es decir que poseen independencia respecto a una raíz. Un caso común es el morfema “se” (él se fue a casa).

Los morfemas independientes permiten la inclusión de otros morfemas entre ellos y la palabra próxima. Por ejemplo: “Élse ha ido”.

Los morfemas independientes se clasifican en determinantes, preposiciones y conjunciones.

– Determinantes

Este tipo de morfemas independientes coinciden en género y número con la palabra que preceden. Se encargan de presentar a la palabra. Entre estos morfemas tenemos: esa, una, un, ella, el.

Los morfemas determinantes se dividen en predeterminantes, actualizadores y cuantificadores:

Predeterminantes

Es el que puede ubicarse delante de cualquier determinante. Para nosotros en el español, esta cualidad la posee el morfema “todo”. Ejemplo: “Todo el mundo”.

Actualizadores

Estos precisan dónde se encuentra la palabra que preceden. Por ejemplo: “Este elefante”, “Mi casa”. Los morfemas determinantes actualizadores se clasifican a su vez en:

  • Artículos: indican si aquello de lo que se habla es conocido o no. Pueden ser el, la, los, las (“El perro”), un, una, unos, una (“Unas casas”).
  • Demostrativos: estos indican si aquello de lo que se habla se encuentra lejano o cercano al sujeto. Por lo tanto, ubican en el espacio de manera precisa. Los tenemos para mostrar cercanía (este, esta, y sus plurales), media distancia (ese, esa, y sus plurales) y lejanía (aquel, aquella, y sus plurales).
  • Posesivos: se usan para indicar que aquello de lo que se habla le pertenece a algo o alguien (mi, tu, su). Por ejemplo: “Esa es mi casa”. También puede indicar pertenencia a dos o más personas (nuestra, vuestra). Por ejemplo: “Esa es nuestra casa”.

Cuantificadores

Estos morfemas determinantes miden aquello de lo que se habla. (1, 2… muchos, pocos…). Se dividen en:

  • Numerales: se encargan de dar un orden o numeración a aquello de lo que se habla. Se caracterizan por ser precisos. Hay cuatro tipos de morfemas numerales: cardinales (1, 2, 3, 4, 5…), ordinales (primero, segundo, tercero…), multiplicadores (doble, triple…) y divisores (medio…).
  • Intensivos: estos morfemas cuantificadores se caracterizan por ser imprecisos. No muestran una cantidad exacta (mucho, poco, bastante…). Por ejemplo: muchos gatos, poca gasolina, bastante necesidad.
  • Interrogativos y exclamativos: estos morfemas se reconocen fácilmente porque preguntan o manifiestan admiración por aquello de lo que se habla (qué, cuáles, cuántos). Por ejemplo: ¡Qué caballo!, ¡Qué caro!, ¿Cuál casa?, ¿Cuáles manzanas?

– Preposiciones

En este tipo de morfemas independientes tienen como objetivo indicar el lugar, un origen, una dirección o destino en particular de aquello de lo que se habla (a, ante, cabo, con, contra, en desde, en, entre, hacia, hasta para, según, sobre, tras…). Por ejemplo:

  • Fue ante su pueblo y dijo todo lo que sabía.
  • Sabía que en su cuarto la encontrarían, y se fue bajo el almendro.
  • Vino desde Punta de Piedras hasta aquí.

– Conjunciones

Este tipo de morfemas independientes tienen como uso primordial el unir ideas o palabras. Entre estas podemos encontrar:

  • Conjunciones copulativas: permiten unir por suma dos oraciones o palabras (y, e…). Por ejemplo: María y Jesús.
  • Conjunciones disyuntivas: se usan para señalar oposición entre dos ideas (o, u…). Por ejemplo: ¿Él o yo?
  • Conjunciones adversativas: tal y como las disyuntivas, indican oposición (sin embargo, no obstante, pero…). Por ejemplo: Ella me cae bien, pero debe madurar.
  • Conjunciones explicativas: permiten dar claridad a una idea planteada (es decir, esto es…). Por ejemplo: No salí bien, pero tampoco reprobé; es decir
  • Conjunciones de lugar: señalan dónde ocurre u ocurrirá algo (donde, adonde…). Por ejemplo: Eso pasó adonde Jesús.
  • Condicionales: señalan que lo que se cuenta está siendo condicionado (si, sino, con tal que). Por ejemplo: Si quiero, voy.

Morfemas dependientes

Este tipo de morfemas necesita obligatoriamente de una raíz para poder existir. Se ligan a una palabra y —en la mayoría de los casos, salvo en el de los interfijos— cambian su significado o lo expanden.

Existen dos tipos de morfemas dependientes: morfemas derivativos y morfemas flexivos.

– Morfemas derivativos

Son aquellos que al juntarse a una raíz o lexema dan origen a palabras derivadas. Existen tres tipos de morfemas derivativos: prefijos, sufijos e interfijos.

Prefijos

Son aquellos morfemas que para ejercer un cambio en una palabra se ubican al inicio de la raíz de las mismas. Ejemplos:

  • Prematuro.
  • Supermercado.
  • Subterráneo.
  • Introvertido.

Sufijos

Son aquellos morfemas que para ejercer una variación en una palabra se ubican al final de la raíz de estas. Ejemplos:

  • Niño.
  • Carros.
  • Lentitud.
  • Panadería.

Interfijos

Este tipo de morfemas son usados para impedir la formación de un hiato en una palabra. A este se le llama “interfijo antihiático”. También sirven para diferenciar palabras que se escriban de manera parecida. A este se le llama “interfijo diferencial”.

Es importante acotar que estos morfemas son la excepción de la regla, pues no tienen significado alguno. Son circunstanciales y se usan para dar fluidez y evitar confusiones entre palabras. Ejemplos:

  • Interfijo antihiático: bebecito. En este caso, el morfema diferencial “c” evita el hiato que puede producirse si se escribiera “bebeíto”. Lo mismo sucede con “suavecito” (suaveíto).
  • Interfijo diferencial: panadero. Aquí, el morfema diferencial “ad” impide que se confunda “panadero” con “panero”.

– Morfemas flexivos

Este tipo de morfemas son los encargados de añadir tanto género como número a las palabras.

Ejemplos de morfemas flexivos de género:

  • Gato, gata.
  • Jefe, jefa.
  • Dueño, dueña.
  • Mareado, mareada.

Ejemplos de morfemas flexivos de número:

  • Casa – casas.
  • Gasto – gastos.
  • Carro – carros.
  • Árbol – árboles.

Referencias

  1. (2020). España: Wikipedia. Recuperado de: es.wikipedia.org.
  2. Determinante (2020). España. Wikipedia. Recuperado de: es.wikipedia.org.
  3. Ejemplos de morfemas libres. (2014). (N/A). Gramáticas. Recuperado de: gramáticas.net.
  4. (S. f.). Cuba. Ecured. Recuperado de ecured.cu.