Las 11 Características de la Filosofía Más Importantes
Entre las principales características de la filosofía destacan su naturaleza realista y racional, así como su sentido argumentativo, la falta de absolutismo en sus planteamientos y el empleo constante del conocimiento sensible.
Según registros históricos es posible confirmar que la filosofía se originó en el siglo VI a. C. en Grecia. La motivación principal fue dejar de lado las explicaciones míticas y sobrenaturales que eran habituales en ese entonces, y comenzar a buscar respuestas a los grandes misterios de la vida en la realidad.
El surgimiento de la filosofía implicó dejar de ver el mundo como un elemento a total merced de dioses y fenómenos naturales, y empezar a comprender cuáles son las leyes que dan sentido a todas las circunstancias.
Características de la filosofía más relevantes
Es realista
La filosofía basa sus argumentos en circunstancias que tienen relación directa con la realidad. Por esto no es necesario explicar conceptos filosóficos a través de elementos simbólicos o fantasiosos; al contrario, el basamento puede ser tomado de la realidad perfectamente.
Esta característica es de gran importancia, porque la filosofía se generó justamente con la intención de ofrecer explicaciones reales a eventos que en la antigüedad se asociaban con lo sobrenatural y mítico.
Gracias a la creación de argumentos basados en la realidad fue posible enriquecer el pensamiento y observar los fenómenos naturales con una mejor disposición.
Da explicaciones racionales
Todas las definiciones de la filosofía deben basarse en la racionalidad. Tal como explicamos anteriormente, esto implica que los pensamientos filosóficos no admiten explicaciones mitológicas o basadas en algo sobrenatural.
Así mismo, para el pensamiento filosófico es mucho más valioso y fidedigno el conocimiento racional en lugar de aquel generado solo por una condición de autoridad.
Dicha racionalidad está desvinculada por completo del ámbito científico debido a que la filosofía no se trata una disciplina empírica. Sin embargo, aunque esta no se basa en la ciencia, en todo momento la racionalidad será la protagonista de los argumentos filosóficos.
Es individual
Prácticamente existen tantas teorías filosóficas como filósofos en el mundo. Esto implica que el pensamiento filosófico surge como consecuencia de la visión y concepción del mundo de una persona en particular.
Así mismo, en la mayoría de los casos las distintas filosofías están debidamente atribuidas a sus autores, no suelen presentarse argumentos anónimos.
Esto ha hecho posible que distintos filósofos hayan podido estudiar las obras completas de otros, y así hayan logrado complementar conceptos en pro de la consecución del objetivo final de la filosofía: la comprensión de la verdad.
Es argumental
Todo el basamento de un pensamiento filosófico está sostenido necesariamente sobre la argumentación.
Es decir, los conceptos asociados a este pensamiento se han obtenido a través de la racionalidad y la deliberación, no por medio de un pensamiento único y predeterminado enraizado a través de la tradición u otro elemento cultural.
Por medio de los argumentos los filósofos dan validez a sus nociones y buscan convencer al público en general sobre las teorías que plantean.
También se basa en los sentidos
Además de considerar de forma irrenunciable el realismo y la racionalidad, la filosofía también basa sus argumentos en el conocimiento sensible (los sentidos).
A través de los sentidos es posible percibir el mundo que nos rodea; por ello, los sentidos son primordiales para recibir estímulos y, a partir de estos, desarrollar nociones y conceptos específicos.
Se trata del conocimiento que podemos obtener acerca de los objetos materiales que existen en el mundo. Es el primer acercamiento a la realidad externa, que luego será interpretada por nuestros cerebros en función de las experiencias vividas y otros elementos que participan en la percepción del mundo.
Admite críticas
El hecho de que la filosofía sea esencialmente racional implica a la vez que debe ser crítica. Es decir, los argumentos filosóficos se caracterizan porque siempre pueden ser reestudiados y valorados.
Así mismo, un pensamiento filosófico puede ser replanteado según la percepción de otro filósofo. Esta condición permite que el pensamiento se enriquezca cada vez más, y que el resultado final de un argumento filosófico tenga implicaciones aún más trascendentales para la humanidad.
Actitud crítica y reflexiva
La filosofía tiene una actitud crítica hacia las cosas porque no acepta las presunciones sin demostración. Se opone a la actitud dogmática; esto quiere decir que no admite las verdades absolutas como principios inamovibles que no pueden estar sujetos a discusión.
Rechaza el sometimiento y el fanatismo, en especial el religioso, ya que no tiene una base científica y demostrable. Plantea interrogantes radicales que están en la raíz de la realidad y la existencia.
No es absoluta
Esta característica guarda relación con la explicada en el punto anterior. Al admitir críticas y valoraciones, la filosofía demuestra que no se trata de una disciplina absoluta.
El fin último de la filosofía es acercarse lo más posible a la verdad de todas las cosas. En este sentido, cada argumento filosófico es visto como un paso en dirección a ese gran objetivo, no como la obtención de la verdad definitiva.
El hecho de que la filosofía está basada en la argumentación implica que parte fundamental de esta tiene relación con la deliberación y el debate, y al existir escenarios de conversación y retroalimentación, también existe apertura.
Es sistemática
La filosofía se caracteriza porque busca ordenar todo aquello que tiene relación con la experiencia de vida humana de la forma más lógica posible.
Por ello utiliza sistemas y procesos que le permiten explicar y analizar estos elementos ordenadamente.
Es radical
Esta cualidad tiene que ver con la sensibilidad que tienen los temas que son objeto de estudio de la filosofía. Esta disciplina concentra sus mayores esfuerzos en ámbitos que son determinantes para el ser humano, como por ejemplo, el significado de la vida y la muerte.
Estos temas tienen un alto nivel de sensibilidad, por lo que discutir abiertamente sobre estos y proponer argumentos o debates en ese contexto es percibido como una acción radical y esencial.
Sobrepasa el sentido común
En este caso nos referimos al sentido común como aquel que considera que el mundo es tal cual se observa, sin plantearse cuestionamientos al respecto.
Bajo esta premisa no es necesario verificar la legitimidad del contexto, pues siempre ha sido de la misma forma. El pensamiento filosófico se divorcia por completo de esa noción y basa todo su accionar en cuestionarlo prácticamente todo.
Uno de los puntos fuertes de la filosofía es analizar y comprender más allá de lo predeterminado. Por esta razón el llamado sentido común no es relevante para esta disciplina.
Referencias
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