Filosofía

Metaética: qué es, qué estudia y problemas metaéticos


¿Qué es la metaética?

La metaética es una de las áreas de la filosofía moral que examina la génesis y significación de las nociones éticas. Por esa razón busca explicar y descifrar todas las presuposiciones y los compromisos epistemológicos, metafísicos, psicológicos y semánticos del pensamiento moral, su expresión lingüística y su práctica.

Asimismo, la metaética investiga el vínculo que existe entre la motivación del ser humano, los valores y los motivos de acción. También indaga sobre las razones de por qué los estándares morales son los que otorgan razones para hacer o dejar de hacer lo que exigen.

Y por último, intenta encontrar la responsabilidad moral en lo que concierne a las  cuestiones relacionadas con el origen de la libertad y su significación o no.

Si bien los problemas que caen dentro de su ámbito son abstractos, esta ciencia intenta distanciarse de debates esenciales dentro de la moralidad, y de esa manera poder preguntarse sobre las suposiciones y puntos de vista de quienes efectúan esos debates.

Es en este sentido que se la puede definir con las palabras de Peter Singer (1946). Este filósofo y bioético australiano afirma frente a sus pares que la metaética es un término que sugiere que “no estamos comprometidos con la ética, sino que la observamos”.

Qué estudia (campo de estudio) 

Como se ha podido observar, definir la metaética es una tarea difícil, pues abarca diversos conceptos. Esto se debe, quizá, a que es una de las áreas menos definidas dentro de la filosofía moral.

No obstante, se pueden mencionar como sus cuestiones más importantes, dos áreas: la metafísica y la psicológica. La primera se focaliza en preguntarse si existe una moralidad que no sea dependiente del ser humano. La segunda, se pregunta sobre el sustento mental que existe bajo los juicios y conductas morales.

Cuestión metafísica de la metaética 

Dentro de la metafísica de la metaética se intenta descubrir si el valor moral puede ser descrito dentro de la espiritualidad como una verdad eterna. O, por el contrario, si se trata simplemente de acuerdos convencionales de los seres humanos.

En este sentido existen dos posturas:

Objetivismo

Esta postura sostiene que los valores morales son objetivos, ya que si bien existen como convenciones subjetivas entre los seres humanos, tienen existencia en el ámbito espiritual.

Por esta razón son absolutos y eternos, ya que no cambian nunca; y también universales, ya que se aplican a todo ser racional y no cambian con el tiempo.

El ejemplo más radical de esta postura ha sido Platón. Tomando como punto de partida los números y sus relaciones matemáticas, señaló que ambos son entidades abstractas que ya existen en el reino espiritual.

Otro punto de vista distinto es el que sostiene a la moralidad como estado metafísico debido a que sus mandatos son divinos. Esto significa que provienen de la voluntad de Dios, que es todopoderoso y que posee el control de todo.

Subjetivismo

En este caso, se niega la objetividad de los valores morales. Es el caso de los escépticos, que afirmaron la existencia de los valores morales, pero les negaron su existencia como objetos espirituales o mandatos divinos.

A esta postura se la conoce como relativismo moral y se divide a su vez en:

-Relativismo individual. Entiende que los estándares morales son personales e individuales.

-Relativismo cultural. Afirma que la moralidad no se fundamenta solamente en las preferencias individuales, sino en la aprobación grupal o de la sociedad.

Debido a esto se niega la naturaleza universal y absoluta de la moral, y se sostiene que los valores morales cambian de sociedad en sociedad y a lo largo del tiempo. Ejemplos de ellos son la aceptación o no de la poligamia, la homosexualidad, el lugar de la mujer en la sociedad, entre otros temas.

Cuestión psicológica de la metaética 

Aquí se investiga la base psicológica tanto de la conducta moral como de los juicios, y específicamente se intenta comprender cuál es el motivo que lleva al ser humano a ser moral.

Dentro de esta posición se pueden determinar varias áreas:

La razón y la emoción

En esta área se investiga si es la razón o los sentimientos los que motivan las acciones morales.

Uno de los defensores de que en una evaluación moral están implicadas las emociones y no la razón fue David Hume (1711-1776). Para él, “la razón es y debería ser esclava de las pasiones”.

Por otra parte, existen otros filósofos para quienes la razón es la responsable de las evaluaciones morales. El ejemplo más conocido de esta postura es el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804).

Para Kant, si bien las emociones pueden influir en la conducta, se las debe resistir. Por lo tanto, la acción moral verdadera está motivada por la razón y es libre de deseos y emociones.

El altruismo y el egoísmo

Aquí el punto de vista se desplaza entre considerar que las acciones de los seres humanos se basan en sus deseos personales, o para satisfacer a los otros.

Para algunos, el egoísmo es el que fundamenta los intereses egoístas y dirigen todas las acciones humanas. Tomas Hobbes (1588-1679) es uno de los filósofos defensores del deseo egoísta.

El altruismo psicológico asegura que existe una benevolencia instintiva en el ser humano que hace que al menos algunas de sus acciones estén motivadas por dicha benevolencia.

Moral femenina y moral masculina

La explicitación de esta dicotomía se basa en el enfoque de las diferencias psicológicas entre mujeres y hombres. Si bien la moralidad tradicional se centró en el hombre, existe una perspectiva femenina que puede llegar a plasmarse como una teoría del valor.

Los filósofos feministas sostienen que la moralidad tradicional ha sido dominada por el hombre. La razón de esto es que tanto el gobierno como el comercio fueron los modelos para la creación de derechos y deberes, conformando de esta manera sistemas de reglas morales rígidos.

La mujer, en cambio, tradicionalmente se dedicó a la crianza de los hijos y a las tareas domésticas. Todas estas tareas implican reglas y acciones más creativas y espontáneas, de modo que si se usara la experiencia de la mujer como modelo de la teoría moral, la moralidad se convertiría en el cuidado espontáneo de los otros de acuerdo a la circunstancia.

En el caso de la moral centrada en la mujer, la propuesta tiene en cuenta al agente implicado en la situación y actuando con cuidado dentro del contexto. Cuando se centra en la moral del hombre, el agente es mecánico y efectúa la tarea pero permaneciendo a distancia y sin ser afectado por la situación.

Problemas metaéticos 

Algunas de las problemáticas que aborda la metaética se refieren a las respuestas de estas preguntas:

-¿Existen los hechos morales? Si es así, ¿dónde y cómo se originan? ¿De qué manera establecen un estándar conveniente en nuestra conducta?

-¿Cuál es la relación entre un hecho moral con otro hecho psicológico, o social?

-¿Es la moralidad realmente una cuestión de verdad o de gusto?

-¿Cómo se aprende sobre los hechos morales?

-¿A qué se hace referencia cuando una persona se refiere a valores? ¿O al comportamiento moral como bueno o malo?

-¿A qué se hace referencia cuando se dice “bueno”, “virtud”, “conciencia”, etc.?

-¿Es el bien un valor intrínseco? ¿O el bien tiene un valor polivalente identificándolo con placer y felicidad?

-¿Cuál es la relación entre la fe religiosa y la moral? ¿Cómo se explica que la fe implique necesariamente una actitud moralmente buena, pero la aceptación de un punto de vista moral no implique aceptar la fe?

Temática y abordaje

Si bien una de las cuestiones importantes dentro de la metaética es el planteo de la temática, no es el único. Es más, algunos filósofos consideran que aún más relevante es la manera en que se abordan dichas problemáticas.

Así, para Peter Singer las preguntas que un filósofo se debe hacer son:

-¿Estoy encarando los hechos de manera correcta como lo haría un científico? ¿O solamente estoy expresando los sentimientos personales o de una sociedad?

-¿En qué sentido se podría decir que un juicio moral es verdadero o falso?

Para Singer responder a estas preguntas lleva al filósofo a la verdadera teoría de la ética, o sea, a la metaética.

Referencias 

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