Filosofía de Sócrates en la ética, en la educación y en el amor
La filosofía de Sócrates (469-399 a.C.) ha sido tan importante en la historia de la filosofía que a los pensadores griegos anteriores a él se les conoce como presocráticos, y a los posteriores, socráticos mayores (Platón y Aristóteles) y socráticos menores.
De padre cantero (tallaba piedras para construcciones y esculturas) y madre comadrona, Sócrates fue escultor, soldado (se destacó en tres batallas durante la guerra del Peloponeso) y un ciudadano que participaba en la vida pública, aunque no directamente en la política.
Vivió durante un momento estelar de la cultura griega y, especialmente de la cultura ateniense. Inicialmente fue discípulo de Anaxágoras, y se hizo adulto en un tiempo en que dominaban los sofistas (filósofos que enseñaban a cambio de dinero cómo argumentar), pero terminó buscando su propio camino.
A diferencia de los sofistas, con quienes fue comparado, no pedía dinero a cambio de sus enseñanzas, y prefería el diálogo en pequeños grupos a los discursos o conferencias con mucho público. Vestía modestamente y comía y bebía sobriamente.
A los 70 años fue acusado por las autoridades de Atenas de desconocer a los dioses y de corromper a la juventud, y fue condenado a suicidarse tomando veneno. Fue una acusación injusta, y su valor y honradez fueron reivindicados después de su muerte.
Además de ser el padre de la ética, es considerado un apóstol de la libertad moral. Al no haber dejado ningún testimonio escrito, su pensamiento a veces puede confundirse con el de su principal discípulo, Platón (427-347 a.C.).
Índice del artículo
- 1 El problema socrático
- 2 La ética socrática
- 3 La educación socrática
- 4 Sócrates y el amor
- 5 Otras creencias filosóficas de Sócrates
- 6 Referencias
El problema socrático
Académicos y filósofos, todos están de acuerdo en que la figura de Sócrates y, por consecuencia, todo su pensamiento, puede no haber sido del todo propio. Sócrates nunca plasmó su filosofía en texto y lo único que se tiene escrito sobre él es producto de sus seguidores, como Platón y Jenofonte.
Muchos pensadores se atreven a decir que Platón incluso llegó a poner en boca de Sócrates sus propios pensamientos, sobre todo en los últimos libros que escribió. Debido a esto, es muy difícil discernir entre lo que sus discípulos pensaban y lo que Sócrates en verdad defendía y creía.
No obstante, es todo lo que se tiene de su filosofía. Por ello no queda más opción que tomarlo como verdadero, teniendo siempre en mente que, de surgir alguna contradicción, es probable que esta proviniese de los que escribieron sobre él y no de Sócrates mismo.
La ética socrática
Con Sócrates la filosofía deja de preguntarse por la naturaleza y se concentra por primera vez en el ser humano. Es el primero en abordar el tema de la ética, saber qué es lo justo, lo verdadero y lo bueno. Es considerado uno de los padres de la ética como rama de la filosofía, junto con Aristóteles.
La ética como objetivo
Sócrates afirmaba que el propósito del ser humano es la búsqueda del bien. Consideró el alma como la realidad esencial por la que debemos preocuparnos, y no tanto por las necesidades del cuerpo.
Establece la creencia en el alma y en una divinidad universal
Coincidía con el sofista Protágoras en que “el hombre es la medida de todas las cosas”; afirmó también la existencia de un alma universal, una divinidad suprema que habría organizado el universo al servicio del ser humano.
La ética en política
También coincidía con los sofistas en su interés por la vida pública y la política. Creía que el gobierno debía ser conducido por sabios, expertos en el bien, la justicia y el ejercicio de la virtud. Esta postura lo enfrentó críticamente a la democracia ateniense.
La educación socrática
“Solo sé que no sé nada”
Una de las frases más citadas y célebres de Sócrates es “Solo sé que no sé nada”; con esto quería decir que es mayor nuestra ignorancia sobre el mundo y sobre nosotros mismos que lo que sabemos, y que es importante reconocer nuestra ignorancia para poder comenzar a aprender.
Sócrates también opinaba que el conocimiento, el amor por el saber, conduce a una vida justa y buena, mientras que la ignorancia favorece el vicio y la mala conducta. El vicio vendría a ser una consecuencia de la ignorancia.
La mayéutica
El filósofo hace suya una frase que se encontraba en el exterior del templo de Apolo en Delfos: “Conócete a ti mismo”. Para él el primer paso en dirección a la sabiduría pasaba por el conocimiento interior y por el dominio de sí mismo.
Para indagar cuánto sabemos y cuánto ignoramos, Sócrates desarrolló un método basado en el diálogo, indagando en cada persona hasta hacer aflorar las ideas y pensamientos y así saber si eran verdaderos o falsos. Sócrates llamó a este método “mayéutica”.
La madre de Sócrates era partera (mayeuta, en griego), y este se veía a sí mismo como un partero, ayudando a su interlocutor a parir la idea o verdad que tuviese en su interior.
Este método también sacaba a la luz el falso conocimiento, que a través de la llamada “ironía socrática”, ponía en evidencia argumentos extravagantes o equivocados.
La mayéutica consiste en llevar al interlocutor a través de una serie de preguntas y respuestas, bien dirigidas, a profundizar en un tema (el amor, la belleza, la justicia, etc.), hasta llegar a la verdad.
Consideraba que la sabiduría no consiste en acumular conocimientos, sino en saber cuándo algo es cierto o falso, y en la capacidad de cada uno para usar el conocimiento junto al dominio de sí mismo para ejercer el bien y ser un ciudadano virtuoso.
Sócrates y el amor
El origen del amor
Los diálogos de Platón que recogen las ideas de Sócrates sobre el amor son El banquete y Fedón. En el primero, Sócrates está reunido con un grupo de amigos y allí se cuenta el famoso mito del origen del amor.
Antiguamente, cada persona era un ser con dos cuerpos unidos por el ombligo. Estos seres, con cuatro brazos y cuatro piernas, se hicieron demasiado poderosos y orgullosos, por lo que Zeus decidió dividirlos, como castigo.
Desde entonces las almas de estos seres divididos están buscándose y el amor, cuando es verdadero, es la señal de un reencuentro.
El amor como espíritu
Sócrates considera que el amor no es una divinidad (por ejemplo, no creía en el dios del amor, Eros), sino algo intermedio entre los mortales y los dioses, un “daimon”, demonio o espíritu, y también es el deseo de posesión del bien, y de reproducir lo bello física y espiritualmente.
Sócrates no veía el amor como un fin en sí mismo, sino como un medio para llegar a una vida justa y sabia. Entiende que primero sentimos amor por la belleza física o terrenal, hasta que comprendemos que la belleza está en el espíritu.
Por otro lado, el amor a la belleza o a lo bello, y al alma individual, es un paso hacia el amor al espíritu supremo, el alma de todas las cosas. De esta manera el amor nos lleva a querer ser mejores, a desear llevar una vida virtuosa. El amor, según lo ve Sócrates, nos impulsa a buscar la divinidad.
Otras creencias filosóficas de Sócrates
Moralidad y virtud
Para Sócrates la moralidad es la base de la vida del hombre. Si el hombre conoce qué es bueno, bello y justo, actuará de esa manera y no con comportamientos indeseables.
Sócrates defiende la idea de que existe una naturaleza humana universal, con valores igualmente universales, que todo hombre puede utilizar como guía para actuar moralmente día a día.
Política
Para Sócrates, las ideas y las verdaderas esencias de las cosas pertenecen a un mundo que solo el hombre sabio puede alcanzar, por lo que mantiene que el filósofo es el único hombre apto para gobernar.
Referencias
- Platón (1871). Obras completas. Tomado de filosofía.org.
- Ismael, J.C. (2004). Sócrates e a arte de viver. Tomado de book.google.com.ar.
- Osborne, R., Edney, R. (2005). Sócrates para principiantes. Tomado de clasesdferrari.wordpress.com.
- Solana Dueso, J. (2018). Sócrates, el maestro de Grecia. Tomado de historia.nationalgeographic.com.es.
- Sócrates (2020). Tomado de es.wikipedia.org.