Historia

Tomás Mejía: biografía, carrera militar, fusilamiento


Tomás Mejía (1820 – 1867) destacó por su cometido dentro del ejército durante dos de las décadas más convulsas de la historia de México. Su nombre completo era José Tomás de la Luz Mejía Camacho y fue un militar de origen indígena que luchó en el bando conservador en varios conflictos diferentes.

A pesar de nacer en una familia humilde, su buen hacer en el campo de batalla hizo que alcanzará el grado de general. Participó en la guerra contra los Estados Unidos, en la Guerra de Reforma y, por último, se unió al bando imperial durante el Segundo Imperio Mexicano, según sus palabras, al pensar que solo se trataría de un periodo transitorio.

Aparte de esto, fue integrante de algunos de los levantamientos armados que tuvieron lugar en el país, siempre del lado conservador. Tanto él como su familia poseían unas fuertes creencias católicas, lo que le llevó a oponerse a los gobiernos liberales del momento.

Tras la derrota del Imperio, Mejía es capturado por las fuerzas republicanas y condenado a muerte. Es fusilado junto al emperador y al general Miramón en 1867.

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Primeros años

José Tomás de la Luz Mejía Camacho nació en Pinal de Amoles, Querétaro, el 17 de septiembre de 1820. Su familia era otomí y no poseía demasiados recursos económicos. A pesar de eso, Tomás Mejía pudo estudiar en la escuela del pueblo y recibir algo de formación.

Entrada en el ejército

Sin embargo, era la carrera militar la que le esperaba. Muy joven, la influencia de varias personalidades que pasaron por su región le hicieron unirse al servicio militar. Una de estas influencias fue la de Isidro Barradas, un militar español que se escondió en Sierra Gorda después de la independencia.

Aparte de este, otros dos hombres marcaron el inicio de su vida militar: el general José Urrea y Juan Cano. En 1841 ambos habían sido enviados por Anastasio Bustamante a intentar pacificar la zona de la Sierra.

Allí conocen a Mejía y quedan muy impresionados por sus dotes para el manejo de los caballos y por su conocimiento de la región. Esto hace que le ofrezcan el grado de alférez y que lo pongan a su servicio.

Uno de sus primeros destinos fue Chihuahua, donde combatió contra las tribus apaches que penetraban por la frontera norte del país. Los tres años en los que permaneció en ese puesto, hasta 1845, le valieron ser ascendido a Capitán.

Carrera militar

Guerra con los Estados Unidos

Al estallar la guerra contra los Estados Unidos, Mejía se distinguió por sus acciones en la batalla. Sus grandes actuaciones en la lucha contra los invasores norteamericanos le hicieron valedor, a pesar de la derrota, de obtener el grado de comandante.

Esto le llevó a ser nombrado jefe militar cuando vuelve a Sierra Gorda y durante un par de años se dedica a intentar detener distintas rebeliones en la zona. En 1851 asciende a teniente coronel y, solo 3 años después, ya era coronel, asumiendo también la jefatura política de la región.

Plan de Sierra Gorda

La llamada Revolución de Ayutla, en 1855, provocó que los mexicanos se dividieran definitivamente entre los conservadores y los liberales. Los sublevados pertenecieron a esta segunda corriente, mientras que la profunda religiosidad de Mejía lo hizo decantarse por la opción conservadora.

El triunfo de los liberales y su llegada a la presidencia, llevó a Mejía y a otros militares, como el teniente coronel José Antonio Montes, a proclamar el Plan de la Sierra Gorda. Ignacio Comonfort, presidente mexicano en ese momento, envió tropas a la región para que los rebeldes dejen las armas.

Con el lema de “¡Religión y fueros!” las rebeliones continúan durante todo el año 1856, intentando parar la preparación de una nueva Constitución.

Guerra de Reforma

Finalmente el conflicto se generaliza, comenzando la llamada Guerra de las Reformas. Mejía se une al bando conservador, bajo las órdenes de Miguel Miramón y Leonardo Márquez.

Durante ese conflicto participó en batallas como la de Ahualulco. Fue ahí donde el militar fue herido de gravedad, teniendo que ser llevado a Querétaro para guardar convalecencia. Por sus logros, recibió un homenaje en su tierra y se le entregó una espada. Tras la batalla de Tacubaya, es ascendido a general de división.

Sin embargo, en 1860 su bando está abocado a la derrota. La Batalla de Silao, en la cual Mejía capitanea al ejército y es derrotado, resulta fundamental para el transcurso del conflicto. Tomás Mejía se ve obligado a huir de vuelta a la Sierra Gorda. Sobre él pesa una condena a muerte impuesta por los liberales.

El 22 de diciembre de ese mismo año, Miramón y el resto de las tropas conservadoras son derrotadas en San Miguel Calpulalpan. La Guerra de Reforma había terminado. En 1861, Benito Juárez asume la presidencia y Miramón tiene que exiliarse en Europa.

Segundo Imperio Mexicano

Pasaron dos años en los que Mejía apenas tuvo actividad militar. Su regreso a la acción se produjo cuando los franceses aprovechan la suspensión de pagos del gobierno de Juárez. La deuda exterior mexicana con el país europeo dio a Napoleón III la excusa perfecta para invadirlo.

Las tropas galas entraron en territorio mexicano a principios de 1863, con Maximiliano como candidato a encabezar un Imperio. Mejía dudó, sin decidirse si unirse a los invasores o no. La condena a muerte que aún pesaba sobre él y su firme creencia en los ideales conservadores lo llevan a enrolarse en el bando imperial.

A las órdenes de Maximiliano

Mejía entra en combate luchando en el Bajío y en Dolores Hidalgo. En esa época declara que si se ha unido a los franceses es porque piensa que la invasión va a durar poco y que Maximiliano va a ser una figura liberadora.

Su destreza es fundamental en la victoria de los realistas a finales de 1863. Al año siguiente, le es otorgado el grado de Gran Cruz de la Orden del Águila Mexicana por el propio emperador.

Las rebeliones contra el nuevo régimen se suceden y Tomás Mejía se distingue en el intento de atajarlas. Colabora en la mejora de las defensas de la ciudad de Matamoros, reforzando los fuertes de la localidad, así como la muralla defensiva.

Derrota

Pese a los intentos del ejército imperial y el talento militar de Mejía, las tropas constitucionalistas consiguen importantes avances. La derrota en Santa Gertrudis, en junio de 1866, es un golpe decisivo para la suerte de la guerra. Matamoros también cae en manos liberales y el Imperio empieza a desmoronarse.

Mejía viaja a San Luís Potosí y comprueba cómo las fuerzas francesas se repliegan hacia Ciudad de México. En octubre de 1866, el emperador le encarga la formación de una gran división para intentar recuperar varias ciudades perdidas, pero ya era tarde para cualquier intento de contraataque.

Los republicanos continúan con sus victorias y llegan a San Luis Potosí; entonces, Mejía debe retirarse a Querétaro. En esa ciudad se reúne con Maximiliano e intentan montar un sistema defensivo que impida la toma por parte de sus enemigos.

Sus esfuerzos resultan en vano y el 15 de mayo de 1867 son vencidos. Los principales líderes, el emperador Maximiliano, Miguel Miramón y el propio Tomás Mejía son tomados prisioneros.

Fusilamiento

El Consejo de Guerra celebrado tras la captura condena a los tres hombres a morir ajusticiados. El 19 de junio de 1867 Tomás Mejía es fusilado en el mismo Querétaro junto a Maximiliano y Miramón.

Referencias 

  1. Biografías.es. Tomás Mejía. Obtenido de biografias.es
  2. Tinajero Morales, José Omar. Tomás Mejía, general conservador, biografía. Obtenido de histormex.blogspot.com.es
  3. Valtier, Ahmed. 19 de junio de 1867: fusilamiento de Maximiliano, Mejía y Miramón. Obtenido de relatosehistorias.mx
  4. Wikiwand. Tomás Mejía Camacho. Obtenido de wikiwand.com
  5. Harding, Bertita. Phantom Crown: The Story of Maximilian & Carlota of Mexico. Recuperado de books.google.es
  6. Hamnett, Brian. Mexican Conservatives, Clericals, and Soldiers: The ‘Traitor’ Tomás Mejía through Reform and Empire, 1855-1867. Recuperado de jstor.org
  7. Werner, Michael. Concise Encyclopedia of Mexico. Recuperado de books.google.es