Filosofía

Experiencia estética: concepto, características y ejemplos


¿Qué es la experiencia estética?

La experiencia estética es una manera que tiene el ser humano de encontrarse con el medio que lo rodea, el mundo, los fenómenos, las circunstancias y los objetos tanto naturales como creados por el hombre. Esta experiencia causa en quien la vive emociones y una especie de comprensión estética.

Para llegar a dicha comprensión estética se hace necesaria una atención activa, apertura mental especial y una contemplación ausente de interés personal. La experiencia estética surge de una respuesta a una obra de arte o a otros objetos estéticos; no obstante, es difícil puntualizarla con precisión debido a los procesos que involucra.

Estos procesos y disposiciones, como lo especifica el investigador del Departamento de Psicología de la Facultad de Filosofía de Belgrado Slobodan Markovic, pueden ser emocionales, cognitivos y motivacionales. 

Todo esto ha sido materia de estudios y discusiones de los especialistas desde tiempo antiguos. Platón, sin catalogarla como experiencia estética, indagó sobre las reacciones emocionales a las recitaciones de poesía.

Asimismo, Aristóteles se refirió a la experiencia estética cuando describió los efectos positivos de asistir al teatro. Las investigaciones al respecto se siguen realizando en la actualidad; incluso la idea de que existe una forma única de experiencia sigue siendo un motivo de debate.

Características de la experiencia estética

Las características de una experiencia estética están relacionadas con otros conceptos; por esto, se abordarán las características desde dichos conceptos:

Sentir una experiencia estética

Esta ha sido una de las áreas controversiales más importantes, ya que se trata de delimitar si existe alguna emoción, actitud especial u otro signo interno que permita reconocer si se está frente a una experiencia de este tipo o no.

Immanuel Kant describe a la experiencia estética como un placer que se asocia con circunstancias en las que uno juzga que algo es bello.

Este placer no surge de la utilidad del objeto, sino de que su forma produce deleite y debería ser disfrutada por cualquier persona. Distingue además entre la respuesta positiva por esta razón, y responder positivamente por cuestiones científicas o morales.

En este sentido, la mayoría de los teóricos coincide en que las experiencias estéticas se consideran como tales, al menos en parte, cuando existe una participación emocional del experimentador.

Por su parte, John Dewey argumenta que las experiencias de este tipo son las más completas, ricas y elevadas posibles. La persona está comprometida y consciente del efecto del mundo en ella.

Percibe la organización, coherencia y satisfacción, así como también la integración del pasado, presente y futuro, hecho del que están privadas las experiencias no estéticas ordinarias.

Experiencia excepcional

En tanto, Slobodan Markovic define a la experiencia estética como cualitativamente diferente de la cotidiana y similar a otros estados mentales excepcionales. Considera sus tres características cruciales:

  • Fascinación con un objeto estético. Se refiere al aspecto motivacional de la experiencia estética. Esto implica una atención intensa y alta vigilancia, así como pérdida de la autoconciencia, la conciencia del entorno y el sentido del tiempo.
  • Valoración de la realidad simbólica de un objeto. Esto es el aspecto cognitivo; o sea, simbólico, semántico e imaginativo.
  • Sentimiento fuerte de unidad con el objeto de fascinación y evaluación estética referida al aspecto afectivo. Es la experiencia emocional excepcional que le produce la unidad con el objeto de la fascinación y su valoración estética.

Objeto de la experiencia estética

Muchos filósofos insisten en que las respuestas tanto placenteras como dolorosas asociadas a una experiencia estética deben conectarse con algo especial en objetos o eventos; es decir, propiedades que faltan en objetos y eventos no estéticos o no artísticos.

Los teóricos denominados formalistas consideran que es fundamental la atención dirigida a las propiedades que se perciben de manera inmediata en objetos y eventos; esto es: colores, tonos, sonidos, patrones y forma.

Para el filósofo Monroe Beardsley (1958), existen los siguientes aspectos que deben estar presentes:

  • Atención firmemente fijada en su objeto.
  • Intensidad y unidad. La unidad es cuestión de coherencia y completitud.

La coherencia es tener elementos que estén conectados adecuadamente uno con el otro de manera que exista continuidad del desarrollo, y la completitud se refiere a los impulsos y expectativas generados por los elementos dentro de la experiencia, que se contrarrestan con otros elementos dentro de la experiencia. Así se disfruta del equilibrio o finalidad.

No obstante, un gran número de teóricos no está de acuerdo con la posición formalista, porque cuando se tiene una experiencia estética, la persona se enfoca solamente en las propiedades formales de un objeto y deja de lado inquietudes científicas, morales, religiosas o creencias.

Requerimientos de una experiencia estética

Aun cuando se considere que las experiencias estéticas surgen ante objetos que exhiben una forma que agrada, muchos teóricos difieren en otro aspecto.

Así como no todos los objetos dan lugar a una experiencia de este tipo, tampoco todas las personas tienen experiencias estéticas relacionadas con los mismos objetos.

Tanto David Hume en el siglo XVIII como Frank Sibley en el XX, ambos filósofos, insisten en que solo quienes tienen sensibilidades especiales son capaces de responder estéticamente.

Menta abierta y experimentada

Para Hume solo hay un tipo de personas que pueden diferenciar una obra de arte mala de una buena: estas son las que poseen una mente abierta, lúcidas, atentas, perceptivas, entrenadas y experimentadas.

Por su parte, los formalistas indican que se debe dejar de lado creencias o propósitos para entregarse completamente a un objeto; otros argumentan lo contrario.

Los contextualistas sostienen que, antes de que uno tenga una respuesta estética, se deben comprometer tanto las creencias morales como el intelecto. 

Así, Kendall Walton sostiene que no se puede interpretar ni responder a cierta obra de arte, salvo que se esté versado en el género que representa.

Por su parte, Allen Carlson afirma que una apreciación estética de algo natural requiere una conciencia de que se está apreciando la naturaleza. Esto implica una comprensión de cómo funciona la naturaleza.

Ejemplos

Para poder enumerar algunos ejemplos sobre este tipo de experiencia cabe recordar que una manera de comprenderla es a través de un enfoque integral.  Esto es tener en cuenta no solamente el objeto, fenómeno o acontecimiento, sino también los procesos que se producen en una persona en particular.

Estos procesos no son solamente biológicos, sino psicológicos e inclusive cognitivos. De esta manera, se pueden considerar diferentes tipos de experiencias estéticas.

Veamos algunos ejemplos de experiencias estéticas:

  • Emocionarse ante un poema de Pablo Neruda.
  • Sentirse cautivado por un cuadro impresionista.
  • Tranquilizarse y sentir placer al caminar por un sendero en la montaña.
  • Disfrutar de fotografiar a un animal en su medio.
  • Gozar del silencio de un atardecer.
  • Complacerse de haber visto la última película de nuestro director predilecto.
  • Contemplar la última moda de la temporada en las vidrieras.