Arte

Miguel de Santiago: quién fue, biografía y obras


¿Quién fue Miguel de Santiago?

Miguel de Santiago (c. 1626-1706) fue uno de los pintores quiteños más destacados del siglo XVII. Como era común en esa época, su arte trataba, generalmente, de motivos religiosos.

Estuvo muy ligado a los sacerdotes agustinos, con los que vivió en algunos períodos de su vida, de allí su famosa serie de pinturas La vida de San Agustín. Consiguió el grado de maestro en la pintura desde una edad temprana, al menos desde 1654 o 1656.

Tuvo su propio taller en Quito, donde formó durante más de 50 años a diferentes generaciones de pintores que heredarían su renombre, entre ellos a su propia hija, Isabel, y Nicolás Javier de Goríbar.

No discriminaba a sus alumnos por razas, pues él mismo era mestizo. Y fue gracias a su exquisito pincel que se hizo famoso entre los círculos más pudientes de Ecuador, especialmente en la Iglesia católica.

Se dice que Miguel de Santiago recibió mucha influencia del barroco sevillano, específicamente de Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682), aunque realmente nunca viajó a España a aprender de este gran pintor. 

Sin embargo, su creatividad y delicadeza a la hora de combinar los motivos tradicionales con los colores y el paisaje que conocía, generaron un estilo único, que sigue siendo apreciado en la actualidad.

Biografía de Miguel de Santiago

Primeros años

Miguel de Santiago nació en la Real Audiencia de Quito, actual Ecuador, aproximadamente en 1626. Su nombre de pila era Miguel Vizueta. Su padre, Lucas Vizueta, también era pintor, y su madre fue Juana Ruiz. Ambos eran mestizos. 

En 1633 el joven tomó el apellido de Santiago, pues fue adoptado por Hernando Santiago, el Regidor y Fiel Ejecutor del cabildo de Riobamba, después de la temprana muerte de sus padres. Acerca de su juventud se conocen pocos detalles.

No hay datos exactos acerca del inicio de la formación artística de Miguel de Santiago. Sin embargo, se sabe que fue alumno de Hernando de La Cruz y de un fraile llamado Domingo.

Además, existe evidencia de que trabajó en sus inicios con el pintor Andrés Sánchez Gallque, autor de Los negros de Esmeraldas.

Maestro Pintor

Miguel de Santiago consiguió el título de maestro pintor, alrededor de 1654 y 1656. Su estilo y cuidado le concedieron fama y renombre. Su trabajo, incluso, cruzó el océano para ser admirado en Europa, especialmente en Roma. 

Miguel de Santiago fue uno de los mayores exponentes de la Escuela de Quito durante el llamado siglo dorado de las artes quiteñas, durante la mitad del siglo XVII y principios del XVIII. 

Abrió su propio obrador, que funcionaría durante casi medio siglo, y en él se formaron varias generaciones de virtuosos pintores ecuatorianos, entre ellos su propia hija Isabel de Santiago, su esposo Antonio Egas-Venegas y Nicolás de Goríbar.

Estuvo casado con Andrea de Cisneros y Alvarado, quien fue hija de Francisco Cisneros y Juana Alvarado. Con ella tuvo cuatro hijos, dos varones que murieron en la juventud sin descendencia, además de las mujeres, Juana e Isabel. 

Juana dejó un hijo huérfano de nombre Agustín, del que Miguel de Santiago pasó a hacerse cargo.

Muerte

Vivió durante muchos años en la propiedad que heredó de sus padres en la parroquia de Santa Bárbara, donde instaló su obrador. Pero a diferencia de muchos artistas contemporáneos, él supo administrar sus ingresos.

No puede decirse que llegó a hacerse rico. Si bien su trabajo era valorado por encima de lo normal entre los pintores de su época en Ecuador, los encargos, normalmente, eran para la iglesia, y por eso el precio no podía ser exagerado. 

Sin embargo, Miguel de Santiago conservó el patrimonio materno, además de sumarle nuevos bienes y riqueza.

El 5 de enero de 1706 falleció en Quito, Ecuador. Fue enterrado con el hábito de san Agustín. La misa y el sepelio se realizaron en la Iglesia de San Agustín. 

Obras

Taller

El obrador de Miguel de Santiago fue uno de los más prestigiosos en Ecuador en tiempos de la Real Audiencia. Las pinturas y los artistas que se formaron en ese taller tuvieron un renombre que difícilmente conseguían otros de la misma época.

Miguel de Santiago fundó su taller en la casa que heredó de su madre, en la parroquia de Santa Bárbara, y dedicó a este proyecto más de 50 años de su vida, hasta su muerte.

Incluso, se piensa que su hija Isabel lo heredó después de fallecer Santiago, aunque no existen datos certeros de que lo haya mantenido hasta su propia muerte en 1714. 

En el obrador de Miguel de Santiago se admitían aprendices de cualquier raza: Antonio Egas era español, mientras que Simón Valenzuela era mulato. Debe tenerse en cuenta que el mismo Santiago era mestizo.

La influencia del trabajo del taller de Santiago se expandió por las ciudades a las que fueron enviadas sus obras, incluyendo Bogotá, Santiago de Chile o México.

Formó al menos a dos generaciones de pintores, entre la primera se cuentan aquellos que colaboraron con él en la serie de san Agustín: Bartolomé Lobato, Simón de Valenzuela o fray Alfonzo de la Vera.

De la segunda generación los alumnos más destacados fueron Nicolás de Goríbar, Isabel de Santiago y Antonio Egas.

Sin embargo, el pincel del maestro era mucho más codiciado que el de sus discípulos. Incluso pagaban más por las obras que eran realizadas en su totalidad por Miguel de Santiago.

La vida de San Agustín

Con la serie La vida de San Agustín se dieron a conocer las habilidades del pintor quiteño. Fueron encargadas a su obrador por el padre Basilio de Ribera, que ejercía como Provincial de la orden de San Agustín, y concluyeron en 1656. 

Durante su época se pensó que la serie La vida de San Agustín era una creación totalmente original de Miguel de Santiago. Sin embargo, posteriormente se descubrió que el artista había copiado parte de su trabajo de los grabados del flamenco Schelte de Bolswert. 

No debe ignorarse que en América, en el siglo XVII, lo corriente era la copia en el arte, porque un cuadro tenía dos propósitos:

Primero, servía para decorar los espacios en conventos, iglesias o monasterios. El otro propósito era educar y difundir la doctrina católica entre los americanos. Esto no dejaba mucho espacio para la libre interpretación.

Los Milagros de la Virgen de Guápulo

La técnica de Miguel de Santiago en esta obra comienza a permitirse ciertas libertades. En la serie se muestra la preocupación del artista por el paisaje andino, en una composición en la que este elemento compartiría protagonismo con la arquitectura y las distancias. 

En los Milagros de la Virgen de Guápulo colaboraron con Santiago los aprendices de su segunda generación de obradores: Goríbar, Isabel de Santiago y Egas. Esta serie se convertiría en un referente para los futuros pintores nacionalistas.

Otros

Muchas fueron las obras de Miguel de Santiago que alcanzarían fama tanto en su época como en la posteridad. Entre ellas cabe destacar su Doctrina cristiana, que consta de 9 lienzos, y los 12 lienzos en los que pintó el Credo.

También son conocidos sus cuadros de la Inmaculada Concepción y del Cristo de la Agonía.

Leyendas

Miguel de Santiago fue un autor muy apreciado por la sociedad de su época y por los estudiosos del arte ecuatoriano de siglos posteriores. Quizá a esto se deba que su figura se haya mitificado con una serie de leyendas que se crearon alrededor de Santiago.

Se ha caracterizado al pintor quiteño como un hombre de temperamento volátil e inestable. Pero esta teoría solo la sustentan leyendas como la de que cuando estaba pintando su Cristo de la Agonía clavó una lanza en el pecho de su modelo para conseguir la expresión de dolor que buscaba. 

Esta leyenda no solo le correspondió a Santiago, sino también se le atribuyó a Miguel Ángel y al vienés Franz Xaver Messerschmidt. Además, su veracidad fue refutada por autores como Llerena o Delgado.

También se le atribuyen otras leyendas comunes a pintores europeos como Rubens y Van Dyck: la de la expulsión de su discípulo Goríbar del taller por intentar enmendar un cuadro dañado por un cerdo, o por celos de su progreso como artista. 

Otro de los mitos acerca de Santiago es que viajó a estudiar con los maestros españoles en el Viejo Continente. Si bien su pintura estaba influenciada por las técnicas del barroco y de los holandeses, Miguel de Santiago nunca abandonó Ecuador.

Referencias 

  1. Bueno, M. (2007). El Pequeño Larousse Ilustrado Diccionario Enciclopédico 2007. 13° ed. Bogotá (Colombia).
  2. Avilés Pino, E. (2018). Miguel de Santiago – Personajes Históricos | Enciclopedia Del Ecuador. Recuperado de enciclopediadelecuador.com.
  3. Estebaranz, Á. (2010). El obrador de Miguel de Santiago en sus primeros años: 1656-1675. Revista Complutense de Historia de América.
  4. Fernández-Salvador, C. and Costales, A. (2007). Arte colonial quiteño. Quito: FONSAL.