Estrés crónico: síntomas, causas, tratamientos
El estrés crónico es un tipo de trastorno de adaptación que se caracteriza por una reacción emocional y conductual no saludable ante una situación identificable y prolongada de estrés. Se diferencia de la ansiedad en que en esta el estímulo estresante no es identificable.
El estrés es una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo ante una demanda excesiva del entorno o a ante una situación con una alta carga emocional. Las situaciones estresantes pueden ser tanto negativas como positivas, por ejemplo pueden producirnos el mismo estrés presentarnos a un examen importante y casarnos.
Esta capacidad nos permite prepararnos para responder ante los estímulos estresantes. Para ello primero hace falta tomar conciencia de la situación. Si identificamos el estímulo como estresante se activará el sistema neuroendocrino y se emitirá una respuesta neurofisiológica, caracterizada por una subida de los niveles de activación.
Cuando se llega a niveles de estrés intermedios nuestro rendimiento ante la situación estresante será óptimo, pero si la situación estresante se sigue produciendo de forma prolongada, nuestro sistema neuroendocrino se agota, el estrés deja de ser adaptativo y aparece el estrés crónico (véase la Figura 1).
Los niveles de estrés necesarios para llegar al nivel óptimo y para llegar al estrés crónico dependen de muchas variables (contexto, personalidad, tipo de estímul); por lo tanto varía de persona a persona.
Índice del artículo
- 1 Características del estrés crónico
- 2 Sintomatología del estrés crónico
- 3 Curso y pronóstico
- 4 ¿Quién puede padecer estrés crónico?
- 5 Factores de riesgo o protección
- 6 Tratamiento
- 7 Referencias
Características del estrés crónico
La reacción emocional y conductual del estrés crónico debe producirse en un intervalo inferior a 3 meses tras haberse producido la situación estresante y deben ser de mucha intensidad.
Este trastorno comprende los siguientes síntomas (según el DSM-V):
- Un malestar mayor de lo esperable en respuesta ante el estímulo estresante.
- Un deterioro significativo de la actividad social y laboral (o académica).
Para hablar de estrés crónico los síntomas anteriores deben persistir más de 6 meses. Es importante aclarar que estos síntomas no deben responder a una reacción de duelo, ya que en ese caso sería una respuesta normal, no desadaptativa.
Sintomatología del estrés crónico
Las personas que sufren estrés crónico pueden sufrir los siguientes síntomas:
- Estado de ánimo depresivo, tristeza.
- Dificultades para respirar.
- Dolor en el pecho.
- Ansiedad o preocupación.
- Sentimiento de incapacidad para lidiar con los problemas.
- Dificultad para realizar sus rutinas diarias.
- Sentimiento de incapacidad para planear por adelantado.
Curso y pronóstico
La mayoría de los síntomas disminuyen y a menudo desaparecen a medida que pasa el tiempo y van eliminándose los estresores, sin necesidad de ningún tipo de tratamiento.
Sin embargo, cuando el estrés se cronifica es más difícil que ocurra esto, ya que puede facilitar la aparición de otros trastornos como depresión o ansiedad, o incluso promover el consumo de sustancia psicoactivas.
¿Quién puede padecer estrés crónico?
Se calcula que entre el 5-20% de la población que ha sido asistida por problemas psicológicos sufren un trastorno de adaptación (dentro de los cuales se incluye el estrés crónico). En los niños y adolescentes este porcentaje aumenta llegando a ser de entre 25-60%.
El estrés crónico puede padecerse a cualquier edad, aunque es especialmente frecuente en niños y adolescentes, y afecta de forma indiferente a mujeres y hombres.
Se dan casos de estrés crónico en todo el mundo, pero la manera en la que estos casos se manifiestan y el modo de estudiarlos varía notablemente dependiendo de la cultura.
Además, los casos de estrés crónico son más numerosos en culturas desfavorecidas o en países en vías de desarrollo. Asimismo suelen ser más frecuentes en poblaciones con niveles socioeconómicos bajos.
Factores de riesgo o protección
Hay muchos factores o variables que pueden aumentar o disminuir la probabilidad de padecer un trastorno de adaptación, aunque no se conoce ninguna variable que por sí misma determine la aparición de este trastorno.
Las variables pueden ser:
Individuales
Las variables individuales que pueden influir en la aparición de un trastorno de adaptación son las que influyen en el modo en el que la persona percibe y hace frente (coping) a las situaciones estresantes. Entre estas variables destacan:
- Determinantes genéticos. Determinados genotipos pueden hacer que el individuo tenga una mayor predisposición o vulnerabilidad ante las situaciones estresantes.
- Las destrezas sociales. Las personas con mejores destrezas sociales podrán buscar el apoyo necesario en su entorno.
- La inteligencia. Las personas más inteligentes desarrollarán estrategias más eficaces para hacer frente a la situación estresante.
- La flexibilidad cognitiva. Los individuos flexibles se adaptarán mejor a las situaciones y no las percibirán como estresantes.
Sociales
El entorno social es muy importante tanto como factor de riesgo como protector, ya que puede ser una herramienta más para afrontar el estrés pero también pueden propiciar la aparición de ciertos estresores (divorcios, maltrato, bullying). Las principales variables sociales son:
- La familia: puede ser una fuerte barrera protectora ante el estrés, si hay una buena relación familiar, pero también puede resultar estresante si es una familia desestructurada o con estilos educativos particularmente autoritarios. Hay que tener en cuenta que no es conveniente tampoco compartir todo el estrés con la familia ya que ello puede desestructurar el núcleo familiar.
- El grupo de iguales: los amigos (o compañeros) en la adolescencia y la pareja en la adultez constituyen factores muy influyentes durante nuestra vida. Al igual que pasaba con la familia pueden ser factores tanto de riesgo como protectores. Pero, a diferencia de lo que ocurría con la familia, a las personas de nuestro entorno podemos elegirlas, por lo tanto es importante reconocer cuando están constituyendo factores de riesgo y eliminarlas de nuestra vida si es necesario.
Tratamiento
El diseño del tratamiento va a depender de múltiples factores, entre los cuales cabe destacar:
- La edad de la persona.
- Su estado general y su historia médica.
- Los síntomas concretos que padece.
- Si padece algún subtipo del trastorno.
- La tolerancia o susceptibilidad de la persona ante determinados medicamentos o terapias.
Se recomienda usar tratamientos holísticos multimodales que incluyen los ámbitos importantes de la vida del paciente, por ejemplo podrían combinarse la psicoterapia, la terapia familiar, la modificación de conducta, la restructuración cognitiva y la terapia de grupo.
Todos los tratamientos persiguen los mismos objetivos:
- Aliviar los síntomas que ya se están produciendo, para lo cual las técnicas de relajación pueden ser muy útiles.
- Enseñar a la persona y ofrecerle un soporte para que maneje la situación estresante actual, y la posibles situaciones futuras lo mejor posible.
- Reforzar y, si es necesario, reestructurar el entorno social. Para ello se deben crear nuevos lazos y reforzar los ya existentes, empezando por formar una relación psicólogo-paciente sana.
- Identificar los factores individuales que puedan favorecer o dificultar el desarrollo del trastorno y la adhesión al tratamiento.
- Seguir un mantenimiento para evaluar la progresión del paciente.
En cuanto a la naturaleza del tratamiento, psicológico o psicofarmacológico, se recomienda empezar con psicoterapia y comenzar con los psicofármacos solo si es necesario, pero siempre continuando con la psicoterapia.
Tratamiento psicoterapéutico
Hay tratamientos muy diversos pero nos centraremos en la terapia cognitivo-conductual y la sistémica por ser las más usadas.
Terapia cognitivo-conductual
Este enfoque está orientado a enseñar al paciente a desarrollar sus propias herramientas para resolver problemas, para mejorar la comunicación y para manejar los impulsos, la ira y el estrés.
La intervención se focaliza en modificar los pensamientos y los comportamientos para poder mejorar las estrategias de adaptación. Este enfoque incluye a gran variedad de técnicas, como el biofeedback, la resolución de problemas, la reestructuración cognitiva, técnicas de relajación, entre otras.
Terapia sistémica
De las terapias sistémicas las más usuales son:
- Terapia familiar. Esta terapia está orientada a la modificación de los aspectos necesarios en la familia para convertirla en un factor protecto. Para ello se fomenta el conocimiento del problema del paciente, la comunicación e interacción entre los miembros de la familia y el apoyo mutuo.
- Terapia de grupo. Este tipo de terapia suele realizarse cuando el paciente va mejorando. Puede ser muy útil pero debe tenerse cuidado, pues puede hacer que el paciente no identifique su responsabilidad en el problema y por lo tanto no trabaje para recuperarse porque crea que no depende de él mismo.
Tratamiento psicofarmacológico
Los psicofármacos solo están indicados en casos particularmente resistentes a la psicoterapia y en casos graves (como los subtipos de trastorno de la adaptación con ansiedad o depresión), pero siempre deben acompañarse de psicoterapia.
Es importante tomar el fármaco solo cuando el médico lo recete y en las dosis que este nos indique, ya que la elección del psicofármaco a tomar depende de múltiples factores. Por ejemplo, no todos los antidepresivos tienen los mismos efectos, y puede resultar muy peligroso tomar el psicofármaco equivocado (o en la dosis equivocada) pudiendo llegar incluso a ocasionar otros trastornos.
En el caso del estrés crónico se suele preinscribir ansiolíticos o antidepresivos dependiendo de la sintomatología del paciente. Solo si la ansiedad es muy intensa puede indicarse la toma de antipsicóticos a dosis bajas. En casos concretos donde existe una inhibición o aislamiento importantes puede preinscribirse también psicoestimulantes (por ejemplo anfetaminas).
Referencias
- Batlle Vila, S. (2007-2009). Trastornos de Adaptación. Máster en Paidopsiquiatría. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona.
- Carlson, Neil (2013). Physiology of Behavior. Pearson. pp. 602-606. ISBN 9780205239399.
- González de Rivera y Revuelta, J. (2000). TRASTORNOS ADAPTATIVOS Y DE ESTRÉS. Congreso Virtual de Psiquiatría. Recuperado el 2 de Marzo de 2016, de psiquiatria.com.
- Holmes, T., & Rahe, R. (1967). The social readjustment rating scale. J. Psychoson. Res., 213-218.
- MedlinePlus. (3 de Octubre de 2014). Enciclopedia médica. Obtenido de Trastorno de adaptación.
- Perales, A., Rivera, F., & Valdivia, Ó. (1998). Trastornos de adaptación. En H. Rotondo, Manual de psiquiatría. Lima: UNMSM. Obtenido de sisbib.unmsm.edu.pe.
- psicomed. (s.f.). DSM-IV. Obtenido de Trastornos adaptativos psicomed.net.
- Rodríguez Testal, J. F., & Benítez Hernández, M. M. (s.f.). Trastornos Adaptativos. Psicopatología Clínica. Sevilla: Universidad de Sevilla.