Lengua y literatura

Hemistiquio: características, tipos y ejemplos


El hemistiquio es una técnica que se aplica en la poesía para dividir un verso en dos partes mediante una pausa llamada cesura. Se utiliza en versos de arte mayor (con más de nueve sílabas). Visto de otra manera, esta herramienta fragmenta el verso en dos mitades y le otorga un espacio en la entonación.

En cuanto al origen etimológico del vocablo hemistiquio, proviene de la palabra griega hëmistíchion que se traduce como mitad o división del verso. Sin embargo, el hemistiquio puede hacer que un verso se separe en tres o más partes y que las dos en que normalmente se divide no sean iguales.

Los fragmentos resultantes tienen autonomía, aunque forman parte de una misma métrica. El fenómeno del hemistiquio representa a la división y a la cesura a través de un guion (-) o dos barras paralelas (//).

En el siguiente verso de Amado Nervo se muestra un ejemplo: “El metro de doce// son cuatro donceles”. Tal como se observa, la frase está formada por dodecasílabos (12 sílabas) que a la vez se divide en dos hemistiquios hexasílabos.

Índice del artículo

Características del hemistiquio

El hemistiquio se caracteriza por los siguientes elementos:

Separar los versos

Tal como se describió al principio, el hemistiquio es utilizado para dividir un verso. Este se aplica por regla general a los versos que tienen una métrica amplia, es decir, a los que poseen más de nueve sílabas, conocidos como de arte mayor.

Por otro lado, el hemistiquio no siempre divide el verso en dos, se dan los casos en que lo hace en tres o más partes.

El uso de la cesura

Los hemistiquios en los versos están separados o divididos por una pausa conocida como cesura. Ahora bien, la cantidad de espacios en un verso puede variar de acuerdo al número de hemistiquios. Por lo tanto, un verso puede tener más de una cesura.

Autonomía de los fragmentos resultantes

Los hemistiquios gozan de independencia con respecto a los otros. Esto se debe a que no siempre tienen el mismo número de sílabas. En consecuencia cada una de las partes en que se divide el verso puede aplicar la ley del acento final para variar la métrica y jugar con el ritmo. Dentro de su autonomía está el hecho de que no admiten la sinalefa.

Ley del acento final

Los hemistiquios por separado poseen acento en la penúltima sílaba de la palabra que lo conforma y al mismo tiempo hacen valer la ley del acento final. Esto quiere decir que si la palabra es aguda, al verso se le suma una sílaba; mientras que si es grave, permanece igual.

En el poco habitual caso de que la palabra se clasifique como esdrújula se le resta al verso una sílaba.

Tipos de hemistiquios

Los hemistiquios se clasifican de la siguiente manera:

Isostiquio

Esta variedad de hemistiquio se caracteriza por poseer dos partes iguales en cuanto al número de sílabas. Por ejemplo:

“La princesa está triste… // ¿Qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan // de su boca de fresa…”.

Estos versos de Rubén Darío se separan en dos hemistiquios heptasílabos.

Heterostiquio

En esta clasificación entran los hemistiquios que no tienen igual número de sílabas. Ejemplo: los siguientes versos del poeta español Manuel Machado son dodecasílabos, pero divididos en dos hemistiquios de siete y cinco sílabas:

“Ve, que yo sé la pena // de tu alegría

y el rezo de amargura // que hay en tu boca”.

Puristiquio

En este caso, los versos se separan en más de dos hemistiquios. El siguiente verso lo demuestra:

“… amigo de guardar todo derecho,

áspero y // riguroso justiciero;

de cuerpo grande y // relevado pecho,

hábil, // diestro, // fortísimo, // ligero,

sabio, // astuto, // sagaz,// determinado…”.

(Alonso de Ercilla).

Braquistiquio

Se refiere a los hemistiquios en los que una sección del verso está contenida por pausas y no tiene más de cinco sílabas en su métrica. Ejemplo:

“Anoche, // cuando dormía,

soné, // ¡bendita ilusión!…”.

(Antonio Machado).

Ejemplos de hemistiquios

A continuación una serie de ejemplos de hemistiquio sacados del poemario Aslyl:

Gato en el tejado

Extrañarla // es ser un gato en el tejado
// bañado de luna, // esperando ver pasar // a los pájaros del olvido.

Su café

Su café era fuerte // como el olvido,
lo llevaba atrincherado // al borde de cada palabra.
Triturarle // requería dos cuerpos densos // y mucha noche,
un animal para cada hora // y una lengua consagrada // a las tan necesarias:
// malas costumbres…

Haremos falta

Haremos falta, // la noche lo sabe, // también el café
// que somos juntos.

Complemento de la nada

Estar con ella // no me deshabitaba.
Yo seguía igual de solo, // igual de mío,
quizá // por eso nos llevamos tan bien:
// no nos unimos // para complementar nada.

Dos olvidos

Éramos dos olvidos, // una jauría de barro
en una tierra pálida, // menguante, //hiriendo de orfandades las sombras;
// siniestros, // sí, // devoradores de las sales // en las puertas,
un rastro en la piel // que lleva a lo hondo, // a las esquinas de no descansar
// nunca.

Camíname por lo oscuro

Camíname por lo oscuro // con tus aguas,
por donde la gente no pisa // y el espino es el árbol que reina.
Ándame por allí, // por lo que soy cuando no me miran,
donde mi barro aguarda // por tus manos // para hacerse animal // y hombre.
Recorre el tramo que todos odian, // que nadie traga, // y si al llegar al final
aún quieres verme a los ojos, // sabré que me has sobrevivido, // y que podremos andar tranquilos // tomados de la mano.

Éramos una noche

Andar juntos // era una noche, // un querer ocultarse
// para poder estar vivos.
Algo lejano, // como la alegría; // una taza de café // que se miraba dentro
// y terminaba bebiéndonos // para despertarse del mundo.

Decir “amar”

Decir “amar” // levanta una casa // que flota a la intemperie.
Es mucho para la tierra, // como una cruz, // como las verdades,
por eso va de tregua en tregua // sobre las lenguas // en los aires.
Decir “amar” // conmueve los establos, // relinchando animales
// en las raíces del cuerpo.
Es más que la rama // sin llegar a ser árbol,
agua que llueve entre dos horizontes // y nada se inunda, // sino el corazón // del que extraña.
Cuando esa cima // me visitó la boca // y tú tocabas // la montaña de hojas en mi pecho,
// llevé mis labios a mis manos.
Desde entonces // pareciera que he olvidado como elevar la morada que somos
con un sonido, // pareciera, // pero donde te pongo la caricia // se apagan los ojos, // algo canta // y nos vemos dentro.

Referencias

  1. (2020). España: Diccionario de la Lengua Española. Recuperado de: dle.rae.es.
  2. (2019). España: Wikipedia. Recuperado de: es.wikipedia.org.
  3. Pérez, J. y Gardey, A. (2018). Definición de hemistiquio. (N/A): Definición. De. Recuperado de: definicion.de.
  4. Villoria, V. (2005). (N/A): Lengua y Literatura. Org. Recuperado de: lenguayliteratura.org.
  5. (S. f.). Cuba: EcuRed. Recuperado de: ecured.cu.