Definición de virus
Virus es una palabra de origen latino, cuyo significado es veneno o toxina. Se trata de una entidad biológica que cuenta con la capacidad de autorreplicarse al utilizar la maquinaria celular.
Un virus está formado por una cápside de proteínas que envuelve al ácido nucleico (ADN o ARN). Esta estructura, por su parte, puede estar rodeada por la envoltura vírica (una capa lipídica con diferentes proteínas).
En concreto podemos establecer que a la hora de clasificar a los virus podemos realizar dos grandes grupos. Así, por un lado tendríamos los llamados virus ADN que se identifican por el hecho de que toman como escenario de su desarrollo lo que es el núcleo de la célula en cuestión. Dentro de esta categoría existen a su vez dos clases: el monocatenario, en el que toma protagonismo un ADN de cadena sencilla, y el bicatenario, que en su caso tiene ADN de cadena doble.
Por otro lado nos encontramos con los virus ARN, que se dan en llamar así por el motivo de que utilizan el ARN (el ácido ribonucleico) como material genético y porque además toman al citoplasma como lugar para proceder a la replicación. Dentro de esta modalidad existen cuatro grupos: el monocatenario positivo, el monocatenario retrotranscrito, el bicatenario y el monocatenario negativo.
El ciclo vital del virus, un agente potencialmente patógeno, requiere de la maquinaria metabólica de la célula invadida, para de esta forma poder replicar su material genético y producir muchas copias del virus original. Este proceso puede perjudicar a la célula hasta destruirla.
Este funcionamiento ha sido imitado por los denominados virus informáticos, que son programas que se copian en forma automática y que su objetivo es afectar el normal funcionamiento de una computadora, sin el consentimiento del usuario.
En el sentido estricto del término, los virus informáticos son programas que pueden replicarse y ejecutarse por sí mismo. En su accionar, suelen reemplazar archivos ejecutables del sistema por otros infectados con el código maligno. Los virus pueden simplemente molestar al usuario, bloquear las redes al generar tráfico inútil o, directamente, destruir los datos almacenados en el disco duro del ordenador.
A la hora de hablar de virus informáticos tenemos que nombrar a los más famosos o más frecuentes entre los que se encontrarían, por ejemplo, los troyanos. Estos son los que se pueden definir como aquellos que roban información, permiten que un usuario externo pueda controlar el ordenador o simplemente alteran el citado dispositivo.
No obstante, también hay que hablar de los conocidos como gusanos cuya principal seña de identidad es que se ocultan y se reproducen por sí mismo. Y todo ello sin olvidar tampoco las conocidas como bombas de tiempo que son aquellos virus que se activan en la fecha que se haya determinado o simplemente cuando se realiza una función concreta.
Existen dos grandes distinciones entre las clases de virus. Por un lado, se encuentran los virus que infectan archivos: éstos, a su vez, se dividen en virus de acción directa (la infección se produce en el momento en que se ejecutan) y virus residentes (se alojan en la memoria de la computadora e infectan al resto de los programas en la medida en que se accede a ellos). Por otra parte, aparecen los virus de boot o del sector de arranque.