Definición de serenidad
El vocablo latino serenĭtas llegó a nuestro idioma como serenidad. Se trata de la característica de aquel o aquello que está o que es sereno. Este término (sereno), por su parte, puede emplearse como adjetivo para calificar a quien se encuentra tranquilo, relajado o reposado.
Por ejemplo: “Es un entrenador que le transmite serenidad a sus jugadores, algo que es muy importante en este tipo de torneos”, “La serenidad del mar invitaba a navegar sin preocupaciones”, “Me sorprendió la serenidad de Raúl al enterarse las novedades”.
La serenidad se asocia a la relajación.
La serenidad y el ser humano
Aplicado al ser humano, el concepto de serenidad suele asociarse a la capacidad de una persona para actuar de manera racional y templada en todo momento. El sujeto que es sereno, de este modo, no se deja llevar por los impulsos ni por las emociones.
Supongamos se produce un incendio en una casa y una persona queda atrapada en el interior de una habitación, rodeada por las llamas que avanzan por el inmueble. Si el individuo mantiene la serenidad, intentará hallar la salida mientras protege su integridad. En cambio, un hombre que se desespera ante la situación posiblemente se limite a gritar y a realizar acciones que no facilitarán su huida del lugar.
Hay personas que tienen un carácter sereno, pero hay otras que, por culpa de determinadas circunstancias de la vida como el estrés o situaciones dramáticas, han perdido por completo la serenidad. Por eso, se establece que esas últimas deben tomar medidas para recuperarla en tanto en cuanto les ayudará a tener una vida mucho más tranquila.
La meditación contribuye a la serenidad.
Cómo recuperar la calma
En concreto, se determina que hay ciertas pautas y acciones que se pueden desarrollar en pro de lograr dicha serenidad. No obstante, entre las más significativas se encuentran las siguientes:
-Lo primero será intentar descubrir qué es lo que está provocando que se haya perdido la serenidad y que se tengan sentimientos de ansiedad, frustración o tristeza.
-De la misma manera, es fundamental comenzar a relativizar las cosas y a darle importancia únicamente a lo que la tiene, no crisparse por cualquier nimiedad.
-Es aconsejable proceder a realizar actividades que no sólo “despejen” y sirvan para alejarse de la rutina diaria sino también para encontrar esa relajación y la paz interior necesaria. En concreto, entre las más oportunas están el yoga o el pilates, por ejemplo.
-En muchas ocasiones, las personas que se ven aquejadas por una total y absoluta falta de serenidad es porque son muy exigentes, tanto con los demás como consigo mismas. De ahí que sea imprescindible que pongan remedio en ese sentido, ya que un nivel demasiado excesivo en este aspecto traerá consigo tristeza, frustración, rabia, sensación de fracaso…
-Disfrutar de los pequeños placeres de la vida es otra medida realmente importante al respecto.
La serenidad en la naturaleza
La idea de serenidad también puede aplicarse a la naturaleza. En este caso, se vincula a la ausencia de condiciones meteorológicas que agiten o alteren el ambiente.
Una playa está serena cuando no hay viento, por citar una posibilidad. Lo mismo puede decirse de un volcán que no entra en erupción desde hace mucho tiempo.