Definición de sangre

Si queremos conocer a fondo el término sangre tenemos que comenzar partiendo de lo que es su origen etimológico. En este sentido, hay que establecer que el mismo procede del latín y en concreto de la palabra sanguis que puede definirse como “suave”. Y es que dicho significado viene a expresar la textura que tiene la sangre al tocarse.

A la sangre, el fluido que nuestra especie tiene en el interior de venas y arterias, se la describe como un líquido de tonalidad rojiza presente en el organismo de humanos y otros animales. Al analizarla es posible comprobar que una parte de ella se mantiene en estado líquido (identificado con el nombre de plasma) y por células en suspensión, entre las cuales aparecen las plaquetas, los leucocitos y los hematíes.

La principal función de la sangre es garantizar que el oxígeno y los nutrientes se distribuyan entre las células de cada organismo, aunque también se encarga de recoger los elementos de desecho que surgen de estas mismas células.

La sangre constituye alrededor del 7% del peso de la estructura corporal humana. Un hombre adulto cuenta, en promedio, con cerca de cinco litros de volumen de sangre. De esos cinco litros, casi tres corresponden al plasma sanguíneo.

Las células de la sangre se agrupan bajo la denominación de elementos formes y pueden dividirse en las categorías de células sanguíneas (los glóbulos blancos, también conocidos como leucocitos) y derivados celulares (los glóbulos rojos o eritrocitos, y las plaquetas).

Cabe resaltar que existen cuatro tipos de sangre: Grupo A, Grupo B, Grupo AB y Grupo 0. Cabe destacar que, si una persona tiene un cierto grupo de sangre y le realizan una transfusión con sangre de otro tipo, enfermará y hasta puede llegar a morir.

En este sentido, es muy importante dar a conocer la existencia de los llamados bancos de sangre que son aquellos centros que se encargan de conservar la sangre que, de manera voluntaria y desinteresada, donan los ciudadanos para ayudar a todas aquellas personas que en algún momento requieran recibir una transfusión para poder seguir viviendo.

Eso sí, no todo el mundo puede donar sangre. Es importante que quienes deseen hacerlo cumplan con una serie de requisitos básicos tales como gozar de una buena salud, tener una edad que se encuentre entre los 18 y los 65 años, y contar con un peso mínimo de aproximadamente unos 50 kilos.

Con respecto a lo que son las enfermedades de la sangre, que son estudiadas por la Hematología, se encuentran las que afectan a las células, a la médula ósea, a los elementos plasmáticos o al bazo y los ganglios linfáticos. De entre todas ellas, una de las más conocidas es la llamada leucemia.

Aquella se caracteriza, lamentablemente, por ser uno de los tipos de cáncer que más afecta a la población infantil y se define por estar marcada por el aumento de los leucocitos.

La noción de sangre también se aprovecha para hacer referencia al parentesco o linaje. Por ejemplo: “No puedes odiar a tu hermano: tiene tu misma sangre”, “Me va muy bien en este país, pero quiero volver a mi patria ya que la sangre me llama y extraño a mi familia”.

La idea de sangre, por otra parte, puede aparecer asociada al carácter o humor de un sujeto: “Me hago mala sangre por los problemas económicos”, “A ver si reaccionas de una vez, parece que no tienes sangre”.

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