Definición de psicología científica

La palabra psicología deriva del griego psico- (“alma”, “actividad mental”) y -logía (“estudio”). Se trata de la ciencia que estudia los procesos mentales a través de tres dimensiones: cognitiva, afectiva y conductual.

Y mientras, por su parte, el segundo vocablo que da forma al término que nos ocupa, científica, podemos determinar que tiene su origen etimológico en el latín y más concretamente en la palabra scire que puede traducirse como “saber”.

La psicología científica, despojada de la especulación y la metafísica, nace en el siglo XIX. Con la psicofísica, que intenta medir lo mental de forma cuantitativa y busca establecer un vínculo entre lo físico y lo psicológico, la psicología pasa a formar parte de las ciencias objetivas.

El primer laboratorio de psicología científica fue establecido por Wilhelm Wundt en Leipzig (Alemania). Desde entonces, la psicología no dejó de lograr avances en el conocimiento empírico de los procesos mentales y la conducta.

Aquel fue un psicólogo y fisiólogo alemán que marcó un hito con la puesta en marcha del citado laboratorio, pero también adquirió gran fama por todo el conjunto de su obra y trabajo que han determinado que actualmente se le reconozca indudablemente como el padre del estructuralismo.

Un laboratorio aquel en el que fue pionero y en el que desarrolló sus múltiples estudios y teorías. Sin embargo, de ese espacio también se beneficiaron posteriormente otra serie de ilustres personajes que dejaron su huella en la psicología científica. Este sería el caso, por ejemplo, del psiquiatra alemán Emil Kraepelin que fundó la psiquiatría científica o el psicólogo inglés Charles Spearman, que es conocido fundamentalmente por sus aportaciones a la psicología y a la estadística a través de su teoría bifactorial.

No obstante, no podemos tampoco pasar por alto el papel que dentro de la ciencia que estamos abordando han jugado figuras como Pierre Janet, miembro de la conocida como Escuela de París, que, entre otras cosas, llevó a cabo la teoría del automatismo psicológico con la cual consiguió explicar los comportamientos amnésicos que se producían en las personas que sufren de desdoblamiento de personalidad.

Y todo ello sin olvidar el uso y estudio que realizó de la hipnosis para solucionar problemas de histeria.

En el siglo XX, la psicología conductiva estadounidense y la psicología soviética coinciden en los planteamientos experimentales y epistemológicos positivistas. De esta forma, la disciplina se enmarca dentro de las ciencias naturales y la conducta reemplaza a la mente como objeto de estudio.

Sin embargo, a mediados de siglo, la psicología cognitiva recupera el estudio de los procesos mentales, pero manteniendo los métodos experimentales del conductismo. La noción de que la ciencia se construye a partir de lo empírico y objetivo nunca se abandona.

La combinación de las teorías y prácticas conductuales y cognitivas ha posibilitado el surgimiento de técnicas para resolver problemas individuales y sociales, junto al desarrollo de terapias científicamente probadas.

Fuera de la psicología científica quedaron las psicologías alternativas o pseudopsicologías, que rechazan el método científico. Uno de estos casos sería la parapsicología, una disciplina criticada por muchos especialistas.

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