Definición de probabilidad

El primer paso para descubrir y analizar el significado del término probabilidad es establecer su origen etimológico. En este caso hay que subrayar que el mismo se encuentra en el latín, y más exactamente en la palabra probabilitas, que está formada por la unión del verbo probare que puede traducirse como “comprobar”, el sufijo –bilis que equivale a “posibilidad” y el también sufijo –tat– que lo que viene a indicar es una “cualidad”.

Con origen en el latín probabilĭtas, probabilidad es una palabra que permite resaltar la característica de probable (es decir, de que algo pueda ocurrir o resultar verosímil). Se encarga de evaluar y permitir la medición de la frecuencia con la que es posible obtener un cierto resultado en el marco de un procedimiento de carácter aleatorio.

La probabilidad, por lo tanto, puede definirse como la razón entre la cantidad de casos prósperos y la cantidad de cuestiones posibles. La matemática, la física y la estadística son algunas de las áreas que permiten arribar a conclusiones respecto a la probabilidad de eventos potenciales.

En el último campo citado, el estadístico, tenemos que subrayar que la probabilidad se convierte en uno de sus pilares fundamentales. Eso da lugar a que surjan una serie de experimentos que giren entorno a la misma.

De esta manera nos encontramos con los llamados experimentos deterministas que son aquellos de los que se pueden predecir los resultados antes incluso de que se lleven a cabo. Un ejemplo de ello sería el que lancemos una piedra por la ventana pues ya podemos predecir el resultado: la misma bajará y caerá.

Asimismo están los experimentos aleatorios, en los que no se puede predecir el resultado pues este indudablemente depende del azar. Un claro ejemplo de esta clase de experimentos de probabilidad es el de lanzar un dado durante la partida de un juego pues no sabemos cuál será la puntuación que aquel mostrará.

Además de todo ello tampoco podemos pasar por alto que la Estadística cuando trabaja con la probabilidad utiliza como pilares fundamentales una serie de elementos llamados sucesos para poder desarrollarla y estudiarla. Estos son los elementales, compuestos, seguros, imposibles, compatibles, incompatibles, dependientes, independientes y contrarios.

El hombre siempre tuvo interés en cuantificar la probabilidad ya que dicha cuantificación contribuye a predecir acontecimientos a corto o largo plazo. Por ejemplo: si todos los días martes, desde hace tres meses, se corta la luz, existirá una gran probabilidad (aunque no por esto una certeza) de que el próximo martes también se produzca el corte.

Cabe resaltar también que se conoce como teoría de la probabilidad a aquella que enmarca a los fenómenos aleatorios (es decir, que no ofrecen un resultado único o previsible bajo condiciones determinadas). El lanzamiento de un dado es un fenómeno aleatorio, ya que puede arrojar diferentes resultados más allá de que se realice en las mismas condiciones.

En los juegos de azar, justamente, siempre existió un gran interés por conocer con precisión las condiciones de probabilidad. Al saber que hay mayores posibilidades de que salga X número o carta, se amplían las chances de ganar en las apuestas.

La teoría de la probabilidad se aplica en diversos ámbitos. Los bienes de consumo ofrecen un certificado de garantía de acuerdo a las probabilidades de avería o fallo. Si los estudios y experimentos reflejan que resulta poco probable que el producto se dañe los primeros meses de uso, las empresas ofrecerán una cobertura por dicho periodo.

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