Definición de ebullición
Del latín ebullitĭo, el término ebullición hace referencia al proceso y las consecuencias de hervir. Este verbo, por su parte, refiere a la generación de burbujas debido al calor o la fermentación. Se trata, por lo tanto, de un sinónimo de hervor.
Puede definirse a la ebullición como el fenómeno físico mediante el cual un líquido modifica su estado y se vuelve gaseoso. Dicho traspaso se produce cuando la temperatura de todo el líquido alcanza el denominado punto de ebullición a una presión determinada. El punto de ebullición es la temperatura en la que la presión de vapor resulta igual a la presión del medio que está situado en torno al líquido.
El proceso que estamos abordando hay que dejar patente que ha sido muy importante a lo largo de la historia de la humanidad. Y es que desde tiempos inmemoriales se ha hecho uso del mismo para poder acometer la esterilización del agua. Así, la misma se sometía a este proceso de hervido para acabar con diversos microrganismos o bacterias que podían producir todo tipo de infecciones y virus.
Entre las utilidades más frecuentes de aquel citado proceso ha estado y está la esterilización de los diversos instrumentales quirúrgicos que se utilizan para acometer las operaciones de pacientes en hospitales, o en el ámbito alimentario para aumentar la vida útil de diversos productos.
De la misma forma tampoco hay que olvidar que también se ha hecho uso de la ebullición en el ámbito científico pues se requiere la esterilización de diversos objetos y herramientas que son empleados en los trabajos de investigación. De esta manera se consigue evitar que materiales o recipientes se vean contaminados y se echen a perder las tareas y análisis que se realizan.
La ebullición es el proceso inverso a la condensación (el paso de una sustancia gaseosa al estado líquido). Es importante tener en cuenta que ebullición y evaporación no son sinónimos: la evaporación es más lenta y no requiere del calentamiento de toda la masa.
El agua, por ejemplo, tiene su punto de ebullición en los 100ºC, siempre que se encuentre sometida a una presión semejante a la del nivel del mar. En mayor altura, la presión de la atmósfera se reduce y el agua requiere de menor temperatura para llegar a la ebullición. Cuando el agua comienza a hervir, la temperatura deja de incrementarse y se genera una rápida evaporación.
Además de lo expuesto también hay que dar a conocer que existe un instrumento que igualmente toma como parte de su nomenclatura a la palabra ebullición. Nos estamos refiriendo al reactor de agua en ebullición, también conocido como BWR (Boiling Water Reactor), que es un reactor nuclear de agua ligera. En concreto su funcionamiento se sustenta en un circuito donde se encuentra depositado el combustible nuclear pertinente. Este a su vez lo que hace es hervir el agua y producir el correspondiente vapor que será el que mueva una turbina y ponga en marcha un generador eléctrico.
En un sentido simbólico o metafórico, el concepto de ebullición se utiliza para nombrar a una conmoción o revuelta del ánimo. Por ejemplo: “Tras el partido, los ánimos en ebullición de los jugadores de ambos equipos terminaron por dar lugar a un gresca generalizada que finalizó con varios heridos”.