Definición de desgracia
Una desgracia es un acontecimiento que provoca sufrimiento o tristeza. El concepto también se refiere a la situación que padece aquel que atraviesa un momento doloroso. Por ejemplo: “El presidente español se solidarizó con la desgracia que sufre el pueblo haitiano”, “El cierre de la empresa fue una desgracia para cientos de vecinos”, “La desgracia se hizo presente en la familia cuando, en un accidente, murieron los dos hijos de la pareja”.
La idea de desgracia puede aludir a una adversidad. Supongamos que una ciudad resulta destruida por un terremoto. Esta catástrofe natural no solo derriba casas e infraestructuras, sino que también causa miles de víctimas fatales. Puede decirse, por lo tanto, que la localidad en cuestión sufrió una desgracia.
Otra posibilidad es vincular la desgracia a la mala suerte. En este contexto, un hecho desgraciado es desafortunado. Supongamos que una persona que está disfrutando sus vacaciones en una playa caribeña se resbala en el baño del hotel y se fractura una pierna. El sujeto puede definir lo sucedido como una desgracia.
Desgracia también es la circunstancia que envuelve a quien perdió una amistad, un favor, un privilegio o el reconocimiento: “Desde que el entrenador lo criticó públicamente, el joven delantero cayó en desgracia”, “No te preocupes, nunca permitiré que caigas en desgracia”.
Este término también puede ser usado en situaciones menos graves, incluso para describir cosas de poca importancia, con diferentes grados de exageración. En una conversación trivial, una persona puede decirle a otra que el coche que se ha comprado es «una desgracia», o «una desgracia de coche», para hacer referencia a la gran cantidad de problemas que le ha dado en los pocos días que lleva usándolo. No sería lo mismo si con él hubiera tenido un accidente importante: si bien podría usar las mismas expresiones, la entonación y el peso de las palabras serían completamente diferentes.
La semántica muchas veces abre las puertas al debate y la discusión, ya que el idioma no es algo rígido y exacto, sino un sistema muy complejo en el cual se combinan muchos elementos además de las palabras. El contexto es uno de los más definitorios: como se puede apreciar en el párrafo anterior, una misma expresión puede tener dos connotaciones muy diferentes según los hechos que la rodeen y evoquen, y esto se verá reflejado en gran parte en la entonación y la intensidad con la que el emisor la pronuncie.
En el habla cotidiana es posible describir cualquier cosa que nos moleste como «una desgracia», como se puede advertir en las siguientes oraciones de ejemplo: «Nos llama todos los días a la misma hora con nuevos problemas, es realmente una desgracia sin fin», «¡Qué desgracia, parece que te persiguiera la mala suerte!», «Estos vecinos son una desgracia, pero por el momento no tengo la posibilidad de mudarme, así que tendré que seguir aguantándolos por unos cuantos meses».
El escritor sudafricano J. M. Coetzee, por último, es el autor de una novela cuyo título original es “Disgrace” y que llegó a nuestro idioma como “Desgracia”. Este libro, publicado en 1999, le permitió a Coetzee ganar el Premio Booker.
A grandes rasgos, la trama del libro Desgracia nos pone en la piel de un profesor universitario llamado David Lurie, un hombre de cincuenta y dos años con una vida poco envidiable. Carga con dos divorcios y la vida no parece muy emocionante para él, aunque la mala decisión de mantener relaciones sexuales con una alumna le da un giro tan difícil como revelador a su historia. En el año 2008, el director australiano Steve Jacobs la llevó a la gran pantalla, con la actuación de John Malkovich en el papel principal.