Neuropsicología

Plasticidad cerebral: tipos, factores, ejercicios


¿Qué es la plasticidad cerebral?

La plasticidad cerebral, también conocida como neuroplasticidad o neuroelasticidad, es la capacidad de nuestro cerebro de cambiar y modificarse a lo largo de la vida. Gracias a ella, algunas funciones cerebrales pueden ser llevadas a cabo por zonas que en un principio no se encargaban de ellas, se pueden crear y eliminar sinapsis entre neuronas, y la cantidad de materia gris presente en el cerebro se puede modificar.

Según las investigaciones al respecto, el principal objetivo de la neuroplasticidad es optimizar las redes neuronales existentes en el cerebro. Este proceso es especialmente importante durante momentos como la formación cerebral, el aprendizaje, la adquisición de nuevas actividades y después de sufrir una lesión encefálica.

Antiguamente se pensaba que la plasticidad cerebral desaparecía casi por completo durante la edad adulta. Sin embargo, hoy en día sabemos que aunque en la infancia el cerebro es más adaptable que en etapas posteriores, este órgano es capaz de modificarse, regenerarse e incluso crear nuevas neuronas a lo largo de toda nuestra vida.

El concepto de neuroplasticidad es muy amplio, y puede observarse en diferentes escalas. Por ejemplo, se puede ver desde en modificaciones microscópicas en una neurona concreta, hasta en el remapeado cortical que ocurre cuando una zona del cerebro queda dañada y otras tienen que encargarse de sus funciones.

Hoy en día, estudiar la plasticidad cerebral es uno de los principales objetivos de disciplinas como la neurociencia y la psiquiatría. Gracias a las modernas técnicas de neuroimagen, cada vez sabemos más sobre cómo funciona nuestro encéfalo y cómo se va desarrollando a lo largo de nuestra vida.

¿Qué es la plasticidad cerebral y cómo funciona?

La plasticidad cerebral se refiere a la capacidad que tiene nuestro encéfalo para modificarse, crear nuevas conexiones o incluso generar nuevas neuronas. Sin embargo, para entender este fenómeno es necesario comprender cómo funciona este proceso y por qué se produce cada uno de estos cambios.

Según las últimas investigaciones sobre este tema, nuestro cerebro va modificándose a nivel estructural en función de nuestra interacción con el entorno. De esta manera, al nacer tenemos una serie de conexiones neuronales ya formadas; pero a lo largo de nuestra vida estas se van modificando a la vez que se crean otras nuevas, en función de nuestras experiencias y aquello que vivimos.

Al contrario de lo que podría parecer, la neuroplasticidad es un proceso que se da constantemente. En todo momento recibimos información de nuestro entorno, y nuestro cerebro tiene que adaptarse a todos los nuevos datos que le llegan a través de los sentidos. Lo mismo ocurre cuando llevamos a cabo alguna acción o adquirimos una habilidad nueva.

Hoy en día no conocemos exactamente los límites que tiene la plasticidad cerebral, pero en los últimos años se ha descubierto que este fenómeno es mucho más extenso de lo que se pensaba en un principio. Así, mientras que antes se creía que solo podía darse durante la infancia, ahora sabemos que sigue funcionando a lo largo de todo nuestro ciclo vital.

Funcionamiento de la plasticidad cerebral

Pero, ¿cómo se produce exactamente la neuroplasticidad? Su mecanismo de acción fundamental es la creación y modificación de conexiones entre las diferentes neuronas de nuestro cerebro.

Tal y como descubrió Ramón y Cajal, el cerebro no está compuesto por una red compacta de células, sino que cada una de ellas funciona de manera separada y transmite información a otras a través de unas conexiones llamadas sinapsis.

Entender cómo funciona la sinapsis es fundamental para comprender el fenómeno de la plasticidad cerebral. Cada vez que dos neuronas se activan al mismo tiempo, su conexión se está fortaleciendo. Así, en función de nuestras experiencias y de aquello que vivamos, la estructura de nuestras sinapsis va cambiando con el tiempo. A continuación se puede ver la conexión de dos neuronas:

A nivel evolutivo, esto tiene una serie de ventajas muy claras. La principal es que esta manera de interactuar con el medio nos permite adaptarnos a todo tipo de cambios en el mismo, principalmente mediante el aprendizaje. Esta capacidad es más marcada durante la infancia, pero puede seguir produciéndose a lo largo de toda nuestra vida.

Tipos de plasticidad neuronal

La neuroplasticidad no funciona de la misma manera en todas las situaciones. Por el contrario, implica una gran cantidad de procesos diferentes, entre los que se encuentran la neurogénesis, el cambio de fuerza en las transmisiones, la generación de nuevas sinapsis o la modificación de la que ya existían, o la migración celular.

Al mismo tiempo, la plasticidad cerebral puede darse en una gran cantidad de niveles distintos, que van desde lo más pequeño (como la creación de nuevas neuronas) hasta cambios muy grandes, como la toma de control por parte de un área cerebral de una serie de funcionalidades que antes se encontraban en otra zona.

Debido a la complejidad de todo el proceso, existen diferentes clasificaciones que pueden utilizarse para estudiar los procesos de neuroplasticidad. A continuación veremos cuáles son los más importantes.

Plasticidad estructural vs. funcional

No todos los cambios en la manera de actuar del cerebro se producen de la misma manera. Mientras que algunos de ellos se basan simplemente en una diferencia en la forma de actuar de las estructuras ya existentes, otros provocan cambios en estas mismas estructuras. De esta forma, se puede hablar de plasticidad estructural y plasticidad funcional.

La plasticidad funcional sería aquella en la que los cambios en la manera de actuar del cerebro se producen sin que se modifique el número de neuronas, el lugar en que se encuentran, su distribución, su densidad, o el área total en la que se producen las sinapsis.

Por el contrario, la plasticidad estructural sí que implicaría la modificación de uno o varios de estos parámetros. Generalmente, los cambios producidos mediante plasticidad estructural son más amplios, pero esto no tiene por qué cumplirse siempre.

Plasticidad homeostática vs. hebbiana

La clasificación que acabamos de ver también puede encontrarse en algunas publicaciones científicas como la división entre plasticidad homeostática y plasticidad hebbiana. La primera implicaría el cambio de estructuras dentro del cerebro, mientras que la segunda estaría relacionada con las modificaciones en la eficacia de la transmisión de información entre neuronas.

Así, cuando se produce plasticidad hebbiana el principal cambio se da a nivel de la fuerza de la conexión sináptica entre dos células cerebrales. Esta puede incrementarse o disminuir, en función de cada caso. Los cambios que se producen en este tipo de plasticidad cerebral suelen ser a largo plazo, y en ocasiones solo tardan unos pocos segundos o minutos en aparecer.

Por otro lado, la plasticidad homeostática suele darse en un periodo de tiempo bastante más largo, que puede ir desde unas pocas horas hasta varios días. En este caso, los cambios normalmente aparecen como respuesta a un aumento de la actividad neuronal, disminuyendo la conectividad entre las células.

Aunque aún no se sabe mucho sobre los distintos tipos de plasticidad cerebral, se cree que las hebbianas y las homeostáticas cumplen papeles distintos dentro de la modificación del cerebro. Las hebbianas tienen que ver con cambios que duran mucho más tiempo, como por ejemplo el almacenamiento de nuevos recuerdos.

Por otro lado, la plasticidad homeostática parece tener la función de reorganizar las conexiones entre neuronas con el objetivo de evitar la inestabilidad dentro de la red. Para ello, también recurre a algunos procesos externos, como podría ser la regulación de la excitación de las células cerebrales o el recubrimiento de las dendritas con capas de mielina.

Factores que estimulan la plasticidad cerebral

Aunque la capacidad del cerebro de modificarse se mantiene a lo largo de toda la vida, diversos factores pueden hacer que esta disminuya o aumente. A continuación veremos algunos de los más importantes.

Estilo de vida saludable

Recientemente se ha descubierto que el ejercicio físico y la ingesta de alimentos con una gran densidad de nutrientes pueden fomentar no solo la creación de nuevas sinapsis, sino incluso la formación de neuronas en los adultos, algo que hasta hace poco se creía que era imposible.

Por otro lado, evitar el consumo de sustancias tóxicas como el alcohol, el tabaco o las drogas también puede fomentar la capacidad del cerebro para modificarse y crear nuevas conexiones.

Aprendizaje de nuevas habilidades

Tradicionalmente, se creía que la única manera de mantener la capacidad del cerebro de modificarse y adaptarse al medio era el aprendizaje de nuevas habilidades. Aunque hoy en día sabemos que este no es el único factor importante, lo cierto es que sigue siendo uno de los que más influyen en la neuroplasticidad.

Así, actividades como aprender a tocar un instrumento musical, dominar un nuevo idioma, practicar un deporte en el que nunca nos habíamos entrenado, o adquirir cualquier otra destreza nueva, no solo fomentará la salud de nuestro cerebro sino que entrenará la plasticidad del mismo, haciendo que nos sea más sencillo adaptarnos a nuevas situaciones.

Practicar la flexibilidad cognitiva

A nivel psicológico, también podemos realizar ciertas acciones que nos ayuden a mejorar nuestra neuroplasticidad. Aunque podríamos mencionar muchas distintas, una de las más importantes es la flexibilidad cognitiva; es decir, fomentar nuestra habilidad para adaptarnos a distintas situaciones y para controlar nuestras emociones de forma más efectiva.

Cuando trabajamos nuestra flexibilidad cognitiva, estamos enseñando a nuestro cerebro a mirar a situaciones cotidianas desde un nuevo punto de vista. De esta manera, no es necesario que realicemos acciones físicas diferentes para cambiar nuestras conexiones neuronales, sinio que podemos lograrlo a nivel puramente mental.

Plasticidad cerebral en niños

La neuroplasticidad está más activa en los niños debido al proceso normal del desarrollo humano. Normalmente se entiende que esta capacidad es fundamental para dotar a los más jóvenes de capacidad de adaptación y resiliencia, factores que a nivel evolutivo eran muy importantes para garantizar la supervivencia durante los primeros años de vida.

La presencia de una mayor plasticidad cerebral durante la infancia puede observarse en fenómenos como la facilidad con la que los niños adquieren un nuevo idioma, dominan habilidades complejas como la lectura y la escritura, o se adaptan a todo tipo de situaciones vitales sin que esto les suponga un trauma.

En adultos

Durante muchas décadas, se pensaba que la plasticidad cerebral desaparecía casi por completo una vez alcanzada la edad adulta. Así, las teorías educativas tradicionales sostenían que los adultos eran incapaces de aprender habilidades complejas, al menos no sin una gran dificultad.

Sin embargo, en las últimas décadas del siglo XX se descubrieron varios casos en los que el cerebro de una persona fue capaz de adaptarse tras un accidente, un traumatismo o un ictus, de tal manera que funciones que en un principio habían quedado dañadas empezaron a realizarse en zonas del encéfalo que todavía estaban intactas.

A partir de estos primeros estudios, la neurociencia fue descubriendo nuevas formas de plasticidad cerebral que pueden ocurrir durante la vida adulta. Probablemente la más importante es la neurogénesis, el proceso mediante el cual se crean nuevas neuronas a lo largo de toda la vida.

Ejercicios para estimular la plasticidad cerebral

Descubrir cómo mejorar la plasticidad cerebral en adultos ha sido uno de los objetivos más importantes en el campo de la neurociencia durante los últimos años. En esta sección veremos algunas de las acciones y ejercicios que podemos realizar para conseguir unos niveles de neuroplasticidad superiores.

Ayuno intermitente

El ayuno intermitente (la acción de limitar las horas del día en las que se pueden ingerir alimentos) ha demostrado ser muy efectivo para mejorar la plasticidad cerebral.

Según los últimos estudios al respecto, adoptar esta estrategia de alimentación aumenta la adaptación sináptica, disminuye el riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas y mejora las habilidades cognitivas.

Viajar

Viajar a un nuevo lugar, ya sea dentro del propio país o en el extranjero, expone a nuestro cerebro a nuevos estímulos y entornos. Esto obliga a nuestra mente a adaptarse y a crear nuevas conexiones neuronales.

Aprender a tocar un instrumento

La música ha demostrado ser una de las herramientas más eficaces a la hora de mejorar la neuroplasticidad. Así, dominar un instrumento musical en cualquier momento de la vida puede mejorar la flexibilidad cognitiva y activar la creación de nuevas neuronas y conexiones sinápticas.

Leer

La lectura, ya sea de ficción o de no ficción, puede ayudarnos a adquirir nuevos puntos de vista, utilizar nuestra imaginación y aprender algo nuevo. Todos estos factores son fundamentales para la mejora de la plasticidad cerebral.

Dormir

A pesar de que a primera vista pueda parecer algo poco importante, dormir un número adecuado de horas y hacerlo en un entorno que permita el descanso es fundamental para fomentar la neuroplasticidad.

Referencias

  1. “What is neuroplasticity?” en: Positive Psychology. Recuperado en: 05 Noviembre 2019 de Positive Psychology: positivepsychology.com.
  2. “What is neuroplasticity?” en: Brain Works. Recuperado en: 05 Noviembre 2019 de Brain Works: brainworksneurotherapy.com.
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  4. “Plasticidad cerebral (o neuroplasticidad): ¿qué es?” en: Psicología y Mente. Recuperado en: 05 Noviembre 2019 de Psicología y Mente: psicologiaymente.com.
  5. “Neuroplasticity” en: Wikipedia. Recuperado en: 05 Noviembre 2019 de Wikipedia: en.wikipedia.org.