Crisis de ausencia: qué es, características, clasificación, tratamiento
¿Qué son las crisis de ausencia?
Las crisis de ausencia son un episodio en el que el niño pierde la consciencia, se queda con la mirada fija, como si mirara al horizonte y no responde ante ningún estímulo. Estos episodios duran unos 10 segundos y se inician y finalizan de forma abrupta.
Este tipo de crisis no es muy común, la sufren entre un 2% y un 8% de las personas con epilepsia, sobre todo en niños, aunque también puede darse en adultos. Aún no se conoce la causa de este tipo de crisis, no obstante el componente genético parece tener un peso importante en el desarrollo de esta afección.
El pronóstico es bastante favorable, en el 65% de los casos las crisis responden bien al tratamiento y desaparecen durante la adolescencia sin dejar secuelas neuropsicológicas.
Características de las crisis de ausencia
Las crisis de ausencia, anteriormente conocidas como pequeño mal (petit mal), son episodios en los que el niño pierde la consciencia, no responde ante los estímulos y deja la mirada perdida, como si no pudiera ver.
Por ejemplo, no se dan cuenta de que alguien les está hablando y no contestan, incluso puede ocurrirles mientras están hablando y que paren de hablar repentinamente. Cuando la crisis termina, la persona normalmente no recuerda que haya ocurrido nada y continúa haciendo lo mismo que estaba haciendo antes.
Los episodios suelen durar unos 10 segundos y finalizar de forma repentina, cuando el niño “se despierta”. Las crisis son bastante frecuentes y pueden ocurrir entre 1 y 50 veces al día, sobre todo si el niño está realizando algún ejercicio.
Las personas que tienen crisis de ausencia no suelen acompañarse de crisis con convulsiones tónico-clónicas (conocidas comúnmente como ataques epilépticos), aunque pueden haberlas sufrido previamente, o sufrirlas luego de desarrollar la epilepsia con crisis de ausencia.
Clasificación de las crisis de ausencia
Existen dos tipos de crisis de ausencia:
Crisis de ausencia simple
Estas crisis se caracterizan porque la persona se queda quieta sin responder ante ningún estímulo durante aproximadamente 10 segundos.
Estas crisis son tan rápidas que, a menudo, la persona ni siquiera se da cuenta de que han ocurrido, pudiendo confundirse con una falta de atención temporal.
Crisis de ausencia compleja
Las crisis de ausencia complejas se diferencian de las anteriores en que son más largas, duran unos 20 segundos, y la persona no se queda quieta, puede realizar movimientos o gestos como parpadear de forma repetida, mover la boca como si estuviera masticando o mover las manos.
Los síntomas pueden ser tan leves que la persona puede tener la enfermedad durante años sin darse cuenta. En niños suele confundirse con un déficit de atención y la primera señal de que algo va mal suele ser que van atrasados en el colegio.
Entre un 2% y un 8% de la población con epilepsia sufre este tipo de crisis. Las crisis de ausencia suelen comenzar entre los 4 y los 8 años de edad en niños que no poseen ninguna afección neurológica y que tienen unos niveles normales de inteligencia. También puede darse en adolescentes y jóvenes adultos, pero es bastante menos frecuente.
Todas las epilepsias se producen porque hay una actividad anormal en el cerebro del paciente.
Aunque la causa exacta de esta actividad anormal no se conoce, se sabe que el componente genético es muy importante, ya que 1/3 de los familiares de los niños con crisis de ausencia han sufrido también este tipo de crisis y se ha encontrado que un 10% de los hermanos de estos niños desarrolla también la enfermedad.
Los pacientes muestran una actividad anormal en el EEG con una descarga de pico-onda de 1,5 a 4 Hz (ciclos por segundo) en ambos hemisferios cerebrales. Con otras técnicas de neuroimagen, como la tomografía computarizada o la resonancia magnética, no se observa ninguna anormalidad cerebral.
Tratamiento
Actualmente, no existe ningún tratamiento para curar las crisis, aunque sí para controlarlas. A los pacientes suele recetárseles etosuximida (nombre comercial: Zarontin), ácido valproico (nombre comercial: Depakote) o lamotrigina (nombre comercial: Lamictal).
El ácido valproico tiene la ventaja de que también sirve para tratar las crisis con convulsiones tónico-clónicas, por lo que está especialmente indicado en los pacientes que tienen estos dos tipos de crisis.
Si las crisis de ausencia son graves y no pueden controlarse con un solo medicamento suele combinarse la administración de dos de ellos, normalmente etosuximida y ácido valproico.
Actualmente, se están realizando ensayos clínicos para comprobar la eficacia de otros medicamentos en el tratamiento de las crisis de ausencia. Los medicamentos en estudio son el levitaracetam (nombre comercial: Keppra), el topiramato (nombre comercial: Topamax) y la zonisamida (nombre comercial: Zonegram), entre otros.
Pronóstico
Las crisis de ausencia no tienen por qué dejar secuelas cognitivas, aunque los niños con este tipo de epilepsia suelen estar atrasados en la escuela y tener problemas sociales derivados de las crisis.
El pronóstico de los niños con crisis de ausencia es bastante favorable, el 65% de los pacientes con este tipo de epilepsia responden bien al tratamiento y las crisis suelen desaparecer en la adolescencia. Aunque en algunos casos, las crisis pueden prolongarse hasta la adultez.
Diagnóstico de las crisis de ausencia
Las crisis de ausencia son difíciles de identificar, sobre todo las simples, por lo que las personas suelen tener la enfermedad durante años antes de que esta sea diagnosticada.
En niños, el retraso en la escuela con respecto a sus compañeros suele ser el primer indicador, aunque es necesario descartar otros problemas, ya que este signo puede darse en múltiples enfermedades y trastornos.
En adultos es muy difícil darse cuenta, la propia persona suele pensar que ha tenido un lapsus atencional o que estaba soñando despierta. Es más fácil identificar las crisis de ausencia complejas, ya que se dan algunos de los siguientes signos:
- Parpadeos repetidos.
- Humedecimiento de labios.
- Mover la boca como si estuviera masticando.
- Chasquear los dedos.
- Mover las manos.
Una vez que la persona, o sus padres (en el caso de los niños), se da cuenta de que ocurre un problema, es importante que acuda el médico. Lo normal es que el médico sospeche de varios trastornos neurológicos y realice una electroencefalografía (EEG) para observar la actividad cerebral.
La EEG es una prueba indolora que consiste en la colocación de unos electrodos en el cuero cabelludo que registran la actividad eléctrica de las neuronas. Las personas con epilepsia tienen un patrón de activación típico, denominado pico-onda, que puede observarse con esta prueba.
Otra prueba, un poco más rudimentaria, para comprobar si la persona tiene epilepsia con crisis de ausencia es provocarle una crisis. Esto suele hacerse pidiéndole que respire rápido, como si estuviera haciendo ejercicio, ya que es más probable que se dé la crisis en esas condiciones.
Esta prueba no valdría para descartar la epilepsia, ya que puede que no ocurra la crisis en ese momento, pero sí que la persona sufra epilepsia.
Si notas en ti o en alguien cercano estos signos es muy importante que acudas al médico para diagnosticar este u otros trastornos.
Referencias
- Holmes, G. L., & Fisher, R. S. (2013). Childhood Absence Epilepsy. Obtenido de Epilepsy Foundation.
- Sirven, J. I., & Shafer, P. O. (2014). Absence Seizures. Obtenido de Epilepsy Foundation.